Pese a la traición final del PSE, gana Gora Gasteiz y Maroto es desalojado
Gorka Urtaran y Javier Maroto presentaron sus candidaturas a la Alcaldía. Se repartieron papeletas para que cada cual escribiera el nombre de su elegido. El resultado: 14 a favor de Urtaran, 9 de Maroto y los 4 del PSE en blanco (al parecer algo avergonzados, pero con férrea disciplina de su partido).
A las 14.20, en el mismo instante en el que la secretaria del Pleno leía la votación que daba la Alcaldía al jeltzale Gorka Urtaran, a la sala de prensa del Ayuntamiento entraron con fuerza los cánticos de la Plaza Nueva celebrando el «Maroto kanpora». Para ese momento, y tras un chaparrón, las fuerzas de la Plaza de España habían mermado, aunque insistían en que «Esto es un atraco».
Para los no iniciados habrá que explicar que la plaza Nueva y la de España son el mismo lugar físico, pero evidentemente no el mismo espacio sentimental. Ayer la Plaza de España eran unas ciento cincuenta personas dolidas por la pérdida de la Alcaldía, a las que Javier Maroto salió a saludar y dejarse besar antes del pleno. La Plaza Nueva estaba en los bares y terrazas situados en los pórticos, en actitud festiva y victoriosa. Se les oía más, fundamentalmente porque realmente eran más.
Hubo un momento en el que llegó la Ertzaintza con sus furgonetas y estableció un cordón de separación entre ambas plazas. Y acabado el pleno y las declaraciones, acompañó a los de la Plaza de España mientras se marchaban y la Plaza Nueva se adueñaba de todo el espacio.
Una mañana de infarto
Cuando el viernes se conoció la decisión del PNV de presentar a Gorka Urtaran para la Alcaldía, de la mano del PSE y con el apoyo de EH Bildu, las redes sociales y personales de una parte importante de gasteiztarras se llenaron de expresiones de alegría. Había una ilusión compartida entre una mayoría de la ciudadanía.
Debido a la sucesión de bodas que había ayer en el Ayuntamiento, el pleno estaba convocado para las 14.00 y la mañana pasaba más o menos plácidamente, con algunas bromas circulando por whatsapp, anunciando la ruptura del frente contra Maroto, que finalmente se descubrían como una chanza.
Hasta que a las 12.43 un tuit de Idoia Mendia helaba la sonrisa al anunciar que «el PSE-EE votará en blanco en Vitoria tras incumplir el PNV el acuerdo en Andoain». En ese momento Javier Maroto volvía a ser alcalde de Gasteiz.
Para desbancar al candidato más votado en un ayuntamiento es necesario que su opositor logre la mayoría absoluta, que en este caso son 14 concejales. El PNV tiene 5, EH Bildu 6 y Hemen Gaude, que había decidido con dudas votar a Urtaran, tiene 2. En total sumaban 13, porque Irabazi (Equo-Ezker Anitza), antes de conocer la jugarreta del PSE, había decidido votarse a sí mismo, puesto que su apoyo no era todavía imprescindible.
Los móviles de los principales dirigentes gasteiztarras volvían a echar humo. Para garantizar el cambio era ahora indispensable convencer al concejal de Irabazi. Pero había otro temor añadido: que, abandonado por el PSE, Gorka Urtaran se echara atrás, porque ya no contaba con el apoyo expreso de nueve concejales para gobernar en coalición, sino solo de cinco.
Sin embargo, el espíritu de Gora Gasteiz, que había logrado levantar en los últimos meses un muro de resistencia popular al discurso demagógico y racista del PP, se impuso. Urtaran mantuvo su candidatura y garantizó a Irabazi unos mínimos que hicieron que su concejal, Oskar Fernández, anunciara minutos antes de comenzar el pleno que votaría al candidato del PNV. Tras los sobresaltos, objetivo cumplido: «#AgurMaroto».
14 Urtaran, 9 Maroto, 4 blancos
Comenzó el pleno, con toda la primera fila de público ocupada por Alfonso Alonso, Arantza Quiroga, Iñaki Oyarzábal y otros dirigentes del PP. Carlos Zapatero, del PSE, asumió la presidencia en su condición de edil más veterano –que no dijo ni «kaixo» o «eguerdi on» en euskara– y comenzó la toma de promesa o juramento. Los concejales de EH Bildu y PNV prometieron en euskara y por imperativo legal. Los de Hemen Gaude e Irabazi, en castellano y también por imperativo legal. Los de PP y PSE, a palo seco y en español.
Gorka Urtaran y Javier Maroto presentaron sus candidaturas a la Alcaldía. Se repartieron papeletas para que cada cual escribiera el nombre de su elegido. El resultado: 14 a favor de Urtaran, 9 de Maroto y los 4 del PSE en blanco (al parecer algo avergonzados, pero con férrea disciplina de su partido).
Gorka Urtaran debió de recibir la makila de mando y prometer su cargo de alcalde. No puedo asegurarlo porque la celebración de la Plaza Nueva se apoderó de la sala de prensa. Lo que sí sé es que el nuevo alcalde dijo saber los motivos por los que había sido elegido y anunció «firmeza y seguridad» a la hora de defender el bienestar de todas y todos los gasteiztarras sin excepción.
Javier Maroto ni siquiera miró a Urtaran mientras leía su discurso. Ningún edil del PP le aplaudió. Se fueron sin saludarlo. Maroto tampoco saludó a Miren Larrion. En cualquier caso, la portavoz de EH Bildu estaba exultante de felicidad, por el «ejemplo de dignidad» que había dado la ciudadanía. Porque sin su movilización, sin asociaciones como Gora Gasteiz, nada de lo ocurrido ayer hubiera sido posible.
Alonso dice que «es un alcalde legal, pero no es legítimo»
El enfado en las filas del Partido Popular seguía siendo ayer clamoroso. Acabado el pleno hablaron el ex alcalde Javier Maroto, la presidenta del PP de la CAV, Arantza Quiroga, y el ministro de Sanidad y presidente del PP alavés, Alfonso Alonso. Y cada uno fue subiendo el tono sobre su antecesor.
Maroto anunció que seguirá trabajando «por Vitoria» y «llamando a las cosas por su nombre». Señaló que su posible colaboración con Urtaran estará supeditada a que las propuestas coincidan con sus principios.
Arantza Quiroga habló de «triste victoria» de Urtaran, conseguida «en los despachos» y sin «respetar a la lista más votada». Dijo que esto no se puede comparar a cuando el PP se unió al PSE para derrocar a Juan José Ibarretxe, porque ellos habían avisado y el PNV lo había ocultado. Y llegó la amenaza: «Esto les pasará factura».
Pero el más duro fue el ministro Alfonso Alonso. Afirmó que Urtaran «es un alcalde legal, pero no es un alcalde legítimo», al haber sido elegido con los votos de EH Bildu. También dijo que es un «pacto de la vergüenza» y que «humilla a Vitoria». En cuanto al PSOE, no le bastó que ayer no votara, aseguró que la verdadera prueba estará en que no gobierne con el PNV.I.I.