Alberto PRADILLA

El «no» sale desarmado a la guerra mediática de campaña

La campaña mediática puede tener gran influencia en las votaciones que se desarrollan hoy en Grecia. Todos los canales privados han defendido el «Sí» e invisibilizado la opción por la que aboga Alexis Tsipras. Esto genera discusión sobre el uso de la reabierta ERT.

Si un espectador se guiase por la visión que las televisiones griegas están ofreciendo del referéndum de hoy podría caer en el error de considerar que el apoyo al «No» es casi anecdótico. Pese a que las previsiones hablan de un empate técnico entre quienes rechazan las medidas de austeridad y los que votarán «Sí» porque creen que lo contrario sería quedar fuera de Europa, las pantallas muestran un panorama desigual. Todos, absolutamente todos los canales privados, se han sumado a la campaña de Nueva Democracia y PASOK. La única excepción en la parrilla es ERT, televisión pública clausurada en 2013 por Antoni Samaras como uno de los trofeos exigidos por la Troika en forma de plan de ajuste y reabierta hace apenas un mes por el primer ministro, Alexis Tsipras. No es que en ERT se lance un machacón mensaje favorable a las tesis del Gobierno. La diferencia es que, al menos, los dos polos aparecen representados de forma equitativa. Una apuesta por la pluralidad que ha generado discusión dentro de Syriza. Algunos creen que Tsipras debería utilizar el medio para contrarrestar la propaganda que llega desde el resto de canales. Otros, con visión más estratégica, se aferran a mantener el carácter de servicio público. Ante la dura guerra mediática, el Ejecutivo está completamente desarmado. Un elemento que puede tener su importancia frente a las perspectivas de un resultado ajustado y con la «campaña del miedo» como gran recurso para la Troika y sus aliados internos.

La semana pasada hubo dos actos antagónicos y con una asistencia similar. El lunes, los partidarios del «No» reventaron Syntagma y, 24 horas más tarde, los que abogan por el «Sí» hicieron lo propio en el mismo escenario. No se reflejó así en televisión. Una comparación difundida por redes sociales dejó en evidencia el posicionamiento de los canales privados. La cadena Mega, por ejemplo, que es la más vista en Grecia, dedicó apenas 40 segundos a informar sobre el acto de los seguidores de Syriza y más de ocho minutos a dar cuenta de la réplica del establishment. Los porcentajes se repiten en otras emisoras como ANT o Skaï, el principal canal de noticias, que no se molestó en ofrecer ni un solo minuto del acto de la izquierda mientras que, desde su cuenta de Twitter, llamaba a manifestarse por el «Sí». La nota discordante la daba ERT: dio 4 minutos y 50 segundos al acto del lunes y otros 4 minutos y 39 segundos al del martes. En total, la primera marcha disfrutó de apenas ocho minutos en antena mientras que la segunda tuvo una exposición de casi tres cuartos de hora. Con estos datos no sorprende que el viernes, durante la intervención de Tsipras en Syntagma, uno de los cánticos más coreados fuesen los insultos contra la prensa.

Debate sobre la utilidad del canal ERT

«No estamos haciendo suficiente campaña por el “no” en ERT», se queja Errikos Finalis, miembro del Comité Central de Syriza y perteneciente a la Organización Comunista de Grecia (KOE), la línea más a la izquierda dentro de la formación que lidera Tsipras. En su opinión, mantener un perfil moderado debilita la posición del Gobierno y se queja de que personalidades con gran prestigio, como el profesor Costas Lapavitsas, que propugna la salida del euro, están vetados en el plató del canal público. «Solo aparece en pequeñas televisiones locales», dice. La europarlamentaria Anastasia Theodorakopulou, perteneciente a Synaspismós, la corriente mayoritaria en Syriza, no comparte esta visión. «Prometimos una televisión pública plural. No debe ser una tele de izquierdas ni de derechas, ni una tele del Gobierno, sino de todos los griegos», asegura.

María Kontaxi, responsable de Internacional de la recién reabierta cadena, insiste en que no hay injerencias por parte del Ejecutivo: «nadie nos marca el mensaje». La puesta en funcionamiento del canal y el regreso de 1.500 trabajadores a sus puestos ha sido uno de los símbolos de que las cosas han cambiado con Syriza. El problema está en si se acierta a la hora de transmitirlo a la gente.