Felipe González irrumpió en la campaña catalana el domingo como aquel que insiste en dar un discurso pese a no estar ni siquiera invitado a la fiesta. En un artículo publicado en ‘‘El País’’ con el título «A los catalanes», el expresidente tiró de manual y pidió a las autoridades resolver el proceso a través del diálogo. Eso sí, la invitación a la negociación no fue sino el colofón a una retahíla de insultos, nuevas equiparaciones del independentismo con el nazismo y el fascismo, y amenazas en forma de una Catalunya aislada al estilo albanés.
El artículo de González, destinado en primer lugar a alinear al PSOE en el mismo carril nacional que el PP (ayer se lo agradeció la propia vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría), tuvo la virtud de cohesionar en Catalunya a todas las fuerzas democráticas a favor del derecho a decidir, dejando en un segundo plano la operación del viernes contra la presunta financiación ilegal de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). De hecho, las críticas llegaron de derecha e izquierda.
El secretario general de los convergentes, Josep Rull, tildó las palabras de González de «exabruptos e insultos impresentables», mientras que la alcaldesa de Barcelona, poco sospechosa de independentista, consideró razonable que los catalanes «se sientan insultados».
Frente a las pocas voces que salieron en defensa de González (básicamente el unionismo representado por PP, PSC, Ciutadans y Unió), fueron un reguero las personalidades que reprocharon el insultante tono del expresidente. Fue el caso del cabeza de lista de Junts pel Sí, Raül Romeva, que no dudó en considerar «casi un delito comparar los 2,3 millones de votantes del 9N con el nazismo y el fascismo». La misma línea argumental siguió el diputado de la CUP David Fernández, para quien «lo más vergonzoso, mediocre, miserable, mezquino y ruin es, de nuevo, la banalización del fascismo y el nazismo».
Una de las respuestas más contundentes la protagonizó el cantautor Lluís Llach, cabeza de lista de Junts pel Sí en Girona. En una serie de mensajes en las redes sociales, el músico recordó nombramientos de González como los de Luis Roldán al frente de la Guardia Civil o Mariano Rubio en el Banco de España (los dos condenados), así como los casos de tortura y terrorismo de Estado en Euskal Herria. «Y pese a ello, González no es un nazi», remató Llach.
Novedades policiales
De esta forma, Felipe González consiguió, probablemente de forma involuntaria, volver a centrar el debate en el carácter plebiscitario del 27S, después de unos días en los que las renovadas sospechas de corrupción sobre Convergència enrarecieran el ambiente en el campo soberanista. De hecho, las informaciones publicadas ayer sobre la operación jurídico-policial pasaron bastante desapercibidas.
Según estas nuevas filtraciones a medios madrileños, la Guardia Civil habría encontrado nuevas pruebas documentales en la caja fuerte y en la trituradora del despacho del tesorero de Convergència, Andreu Viloca, con los cuales podría acreditarse, siempre según estas fuentes policiales, el pago de comisiones ilegales de la empresa Teyco (de la familia Sumarroca) a cambio de adjudicaciones de obra pública en ayuntamientos controlados por el partido.
Desde Convergència, Rull negó ayer tajantemente esta nueva información y aseguró que los agentes de la Guardia Civil llenaron las cajas con documentos «políticos e ideológicos» que pidió poder «recuperar».
En cualquier caso, pese al favor involuntario de González, la operación del viernes seguirá dando qué hablar y seguirá marcando la campaña de forma irremediable. Sin ir más lejos, el president en funciones, Artur Mas, tendrá que responder a preguntas sobre el registro de su sede mañana en el Parlament, en una comparecencia inicialmente pensada para dar cuenta del adelanto electoral.
El PNV evita mojarse sobre el 27S al recibir al «catalanismo no independentista» de Unió
A menos de un mes de las elecciones del 27 de setiembre, claves para avanzar hacia la independencia catalana, Sabin Etxea abrió sus puertas ayer a una delegación de Unió, encabezada por el candidato a la presidencia de la Generalitat, Ramon Espadaler. Nadie del PNV compareció posteriormente junto a Espadaler, con lo que los jelkides evitaron posicionarse sobre los citados comicios. Su posición hasta ahora es la que manifestó Iñigo Urkullu el viernes en Donostia: limitarse a respetar lo que salga de las urnas, como no podía ser de otra forma.
El PNV matizó que también piensa reunirse próximamente con Convergencia, el partido de Artur Mas, al igual que con las formaciones Compromiso por Galicia y Coalición Canaria. Se sitúa en una posición equidistante entre ambos partidos catalanes tras la ruptura de la coalición, recalcando que el PNV «tiene vocación de mantener las mismísimas buenas relaciones» de antes.
En la rueda de prensa, Espalader subrayó que en UDC «no somos independentistas, no nos instalamos en la ruptura», contrariamente a lo que hace CDC. Se reivindican como «catalanistas» y, si bien aceptan que la situación actual ha sido provocada por «la actitud cerrada del PP», creen que el independentismo es una receta equivocada.
En ausencia de comparecencia pública, fuentes del PNV se limitaron a indicar a Europa Press que la reunión fue «normal y cordial» y que en ella se analizó «la nueva realidad» creada por la ruptura de la coalición CiU. El PNV reivindicó su opción en Euskal Herria, que pasa «primero por un acuerdo entre vascos y luego con el Estado y con Europa»; es decir, la línea fijada en la ponencia de autogobierno de Gasteiz. En la cita estuvo el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, junto a Koldo Mediavilla, Joseba Aurrekoetxea e Iñaki Goikoetxeta.R.S.
Colau no acudirá a la Diada porque ve tinte «electoralista»
Tras afirmar durante semanas una cosa y la contraria, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunció ayer que finalmente no acudirá a la manifestación independentista de la Diada del 11 de setiembre. Colau se escudó en el mismo argumento institucional que Mas para no acudir a la movilización: «Con mi rol como alcaldesa entiendo que tenemos que separar las cosas». Aunque Colau destacó que el principal responsable de la situación actual es el PP, consideró que los comicios del 27S hacen que la Diada tenga «una connotación electoral», ya que servirá para «llamar al voto». No opinó igual la alcaldesa de Badalona, Dolors Sabater, que confirmó su presencia en la manifestación de la Diada.
Ayer se supo también que el Ayuntamiento de Barcelona votará el 7 de setiembre la adhesión de la ciudad a la Associació de Municipis per la Independència (AMI), en una votación promovida por CDC, ERC y CUP. Los concejales independentistas, sin embargo, no cuentan con la mayoría en el consistorio, por lo que si los concejales de Colau se mantienen en la abstención anunciada, la capital catalana rechazará unirse a la AMI. Todo un gol en propia puerta a tan solo cuatro días de la Diada.B.Z.