Beñat ZALDUA
BARCELONA

La Diada devuelve la iniciativa al soberanismo en la carrera hacia el 27S

El innegable éxito de la Diada, reconocido por el propio candidato del PP para el 27 de setiembre, dejó ayer desorientado al unionismo, que tan pronto intenta seducir a los catalanes como califica de «vergonzosa» la movilización del viernes. Dentro del soberanismo, la resaca del 11S deja la pugna por la patrimonialización de la Via Lliure.

El unionismo ha quedado momentáneamente noqueado. La masiva movilización independentista del viernes consiguió dar la vuelta a una agenda marcada hasta esta semana desde el Estado con la operación contra la supuesta financiación ilegal de CDC o la propuesta de reforma del Tribunal Constitucional. Los síntomas de desorientación son numerosos. Un nimio detalle a modo de ejemplo: mientras que la Guardia Urbana rebajó la participación en la Diada de los 1,8 millones de personas en 2014 a 1,4 millones el viernes pasado, la Delegación del Gobierno español en Barcelona aseguró que fueron 550.000, frente a las 470.000 del año pasado. Más allá de los particularísimos métodos de conteo de la Delegación, no acaba de entenderse que aumentase la participación en una Diada en la que el propio independentismo, con toda normalidad, acepta que probablemente participó menos gente que en las anteriores ediciones.

Otro síntoma de desorientación: mientras la Diada ocupó ayer las portadas de influyentes periódicos como ‘The New York Times’, en España el ‘ABC’ optó por la estrategia del avestruz y prefirió no mencionar en portada ni una sola palabra sobre la movilización que desbordó las calles de la capital catalana.

Quien sí reconoció que el independentismo «llenó la Meridiana» fue el candidato del PP a las elecciones del 27S, Xavier García Albiol, que recurrió a la manida «mayoría silenciosa» para reclamar llenar las urnas «de hombres y mujeres que apuestan por la convivencia y por la concordia». En la primera jornada normal de una campaña electoral cualquier cosa menos normal, Albiol trató de ofrecer un perfil más moderado que en días anteriores, quién sabe si influenciado por la cura de humildad de la Diada. En cualquier caso, no pudo evitar exabruptos en un contexto futbolero previo al partido entre el Espanyol y el Real Madrid que se jugó ayer en Cornellà: «Si rompemos Catalunya, partidos de fútbol como este están en riesgo».

La desorientación del PP se pudo palpar también en el acto con el que los barones del partido obsequiaron a García Albiol. Por un lado, el manifiesto leído glorificaba la «realidad viva y plural» de España, y trataba de seducir a los catalanes asegurando que no son capaces de «imaginar el proyecto español sin la presencia y la contribución de Catalunya». Por otro, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, una voz supuestamente moderada dentro del partido, tildaba de «espectáculo vergonzoso» la manifestación del viernes. «Se ha representado lo que ha venido siendo el gobierno en sus últimos años: corrupto, sectario, que gobierna solo para unos pocos, no para esa mayoría silenciosa a la cual en muchas ocasiones amedrentan», añadió. Ahí es nada.

La reacción a las palabras de Cifuentes no solo llegó desde el flanco independentista. Hasta el candidato de Catalunya Sí que Es Pot, Lluís Rabell, señaló que el viernes «hubo más democracia en las calles de Barcelona que en boca de la señora Cifuentes. «Lo vergonzoso es hacer declaraciones de este tipo, cuando lo que hubo fue una manifestación de la ciudadanía, que no es la primera y que demuestra que hay una aspiración democrática», añadió. También la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, reivindicó ayer que fue un «orgullo» acoger en la ciudad una manifestación como la de la Diada.

Junts pel Sí y CUP

Enzarzado el unionismo en sus contradictorias lecturas de lo que sucedió el viernes en Barcelona, el independentismo siguió ayer a lo suyo, si bien la polémica llegó también al seno del soberanismo. La utilización de una foto de la Meridiana llena de gente en un cartel electoral con el logo de Junts pel Sí encendió los ánimos de la CUP, cuya candidata a diputada Gabriela Serra denunció el intento de patrimonialización de la Diada por parte de la candidatura conjunta: «Nadie se puede apropiar de este impulso y esta fuerza».

Al margen de la leve polémica, ambas listas celebraron sus primeros actos dentro de la campaña oficial. Por la mañana, el president, Artur Mas, lanzó una alerta al recordar que sería «un error monumental» pensar que la independencia está asegurada. Por su parte, el líder de ERC y número cinco de Junts pel Sí, Oriol Junqueras, aseguró que «sin independencia, los derechos de los catalanes pueden quedar en nada». Por último, el diputado saliente de la CUP David Fernández reivindicó, en respuesta a Pablo Iglesias, que en Catalunya «no hay ninguna fractura de origen ni apellidos».

 

La ANC, dispuesta a ejercer y encabezar actos de desobediencia civil si fuera necesario

«La ANC deberá canalizar la movilización también en momentos en los que haya que dar cobertura a la ciudadanía en procesos que seguro que viviremos, por ejemplo de desobediencia civil». Protagonista en la resaca de la Diada del viernes, el presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sánchez, marcó ayer nuevos horizontes en la acción de la entidad soberanista. Con esas palabras se refirió, por ejemplo, a procesos como el de la desconexión tributaria respecto al Estado español, que los catalanes deberían realizar de forma desobediente en caso de que el proceso independentista avanzase sin acuerdo alguno con el Estado español. «No hay movimiento social grande que haya planteado un desafío importante al estatu quo y que haya ganado sin plantear la desobediencia», añadió en una entrevista radiofónica Sánchez, que remató el alegato pidiendo que «nadie dude de que la ANC sabrá estar en el lugar que le corresponde, al lado de las instituciones y, si es necesario, en las plazas y las calles».

En la misma entrevista, Sánchez, que el viernes disfrutó de su primera Diada al frente de la Assemblea, rechazó «terceras vías, acuerdos con nocturnidad y pactos en pasillos» que consideró que forman parte «de la historia que queremos borrar». «La ciudadanía se ha ganado el derecho a ser protagonista y dar un mandato claro», añadió el líder independentista, para quien, a día de hoy, «la única vía de diálogo claro son las urnas».

Previamente, y en otra entrevista radiofónica, el presidente de Òmnium Cultural, Quim Torra, auguró «un cambio en el enfoque de las movilizaciones» si el 27S gana el independentismo. Sin especificar formatos ni temáticas, el líder de la entidad soberanista que el viernes volvió a hacer el tándem con la ANC añadió que «da la sensación de que, llegados al punto al que hemos llegado, lo que quizás haga falta a partir de ahora serán otro tipo de manifestaciones». Unas declaraciones sin concretar que, sin embargo, abonan la idea de la desobediencia como estrategia necesaria.B.Z.

 

Dudas sobre la fiabilidad de la encuesta publicada por el CIS

Que las encuestas responden a los intereses de quien las publica no es nada nuevo. Sí lo es, sin embargo, que el CIS cocine los datos demoscópicos y rebaje hasta en cuatro puntos el porcentaje de apoyo al independentismo. Según ‘Público’, que citó un estudio de Jaime Miquel y Asociados, el ente público utilizó «estimaciones poco defendibles» para rebajar el apoyo a Junts pel Sí y la CUP. El estudio, basado en las tablas publicadas por el propio CIS, indica que ambas listas conseguirían el 48,8% de los votos y no un 44%, que es lo que se publicó.B.Z.