El tira y afloja a cuenta de la reelección de Artur Mas como president, para lo cual necesita los votos que la CUP asegura que no le dará, ha ocultado en la resaca electoral catalana la principal consecuencia de la cita del domingo pasado: el mandato democrático para seguir adelante con el pro- ceso de independencia. Para hacer valer la holgada mayoría parlamentaria, sin embargo, Junts pel Sí y la CUP tendrán que acordar, antes que el nombre del President, la hoja de ruta con la cual hacer avanzar el proceso. Un vistazo a los programas de ambas candidaturas demuestra que, pese a la tensión de las últimas horas, el acuerdo para obedecer el mandato democrático de las urnas no debería ser muy difícil de alcanzar.
La hoja de ruta más definida, al menos sobre el papel, es la de Junts pel Sí, que la misma noche electoral anunció que tiene toda la intención de llevarla adelante. Se trata, básicamente, de la misma hoja de ruta que CDC, ERC y las entidades soberanistas acordaron ya en el mes de marzo, y que prevé arrancar la legislatura excepcional con una declaración institucional a modo de aviso, para notificar al Estado español, a la Unión Europea y a la comunidad internacional que arranca el proceso de secesión.
Con ese mandato del Parlament, la hoja de ruta sigue con la constitución de un «Gobierno de concentración» con una doble tarea: la construcción de las estructuras de Estado que posibiliten la desconexión respecto al Estado español –Hacienda, por ejemplo–, y la gestión del día a día, centrada en dar respuesta a la crisis económica. De forma paralela, arrancaría la primera fase del proceso constituyente, basado en la participación popular, gestionado por la sociedad civil y «todavía no regulada jurídicamente».
Realizadas estas tareas, el Parlament procedería a aprobar la Ley de Transitoriedad Jurídica, con la que se proclamaría la independencia y se haría efectiva la desconexión respecto al Estado español. Acto seguido se convocarían nuevas elecciones, esta vez con los partidos por separado, para dar forma al Parlament constituyente, encargado de recoger el trabajo de la primera fase y dar forma a una nueva Carta Magna, que deberá ser aprobada en referéndum. Punto final a un proceso que debería estar listo en 18 meses.
En el caso de la CUP, como apunte preliminar hay que precisar que su hoja de ruta estaba diseñada para aplicarse en caso de victoria independentista en número de votos, algo que, como ya se sabe, no ocurrió. De ahí que su candidato, Antonio Baños, señalase al día siguiente de las elecciones que el primer punto de su hoja de ruta, que era la Declaración Unilateral de Independencia (DUI), tendrá que esperar, por lo que el primer acuerdo entre las formaciones independentistas podría ser la declaración institucional propuesta por Junts pel Sí.
La CUP proponía a continuación un Gobierno de «ruptura nacional, social y democrática» que aplicase un programa de emergencia social, que impulsase el proceso de «desconexión nacional y popular con el Estado español y la Unión Europea», que garantizase el carácter «autoorganizado y popular» del proceso y que buscase el reconocimiento internacional. De forma paralela, la formación independentista defendía la apertura de un proceso constituyente «de base y participación popular» y de «carácter unilateral». Es decir, que no dependa de otros procesos constituyentes que «puedan iniciarse en el Estado español». El órgano encargado de la redacción de la nueva Constitución debería ser, según la CUP, una Asamblea Constituyente convocada por el nuevo Parlament, que debería incorporar al proceso «tanto representantes municipales como organismos de base». «La Consti- tución resultante deberá ser validada por vía de referéndum», concluye la CUP.
Quien quiera encontrar diferencias, obviamente, las encontrará. Por ejemplo, la CUP incide en que la independencia no solo debe ser respecto al Estado español, sino también respecto a la UE y la OTAN, pero son conscientes, y así lo ha dicho el propio Baños, de que no puede ser una imposición de entrada, sino una posición a defender durante el proceso constituyente. También es evidente que la CUP se refiere en todo momento a unos Països Catalans que en el programa de Junts pel Sí brillan por su ausencia o que, las medidas que proponen un su programa de emergencia social son bastante más drásticas que las propuestas por CDC y ERC. No parece, en cualquier caso, nada insalvable si se tiene en cuenta que el objetivo compartido es la independencia.
Más todavía teniendo en cuenta que la CUP ya había señalado (lo hizo Baños, sin ir más lejos, en estas páginas) que, si no se conseguía la mayoría en votos, la vía a seguir era la del proceso constituyente. El de Junts pel Sí y el de la CUP no son modelos iguales. Por ejemplo, los primeros plantean la convocatoria de nuevas elecciones, mientras que los segundos, cuya propuesta de proceso constituyente es más detallada que la de Junts pel Sí, defienden que el actual Parlament ya está capacitado para convocar la Asamblea Constituyente. Veremos. De entrada, al margen del debate sobre quién será el president, no parece que haya ninguna divergencia que no se pueda resolver con una negociación política serena, sobre todo si recordamos la imaginación, la inventiva y la inteligencia colectiva con las que el proceso catalán ha avanzado estos tres años.
Junts pel Sí: La independencia en 18 meses
Declaración parlamentaria
Junts pel Sí propone iniciar la legislatura con una «declaración de inicio del proceso de independencia».
Govern de concentración
El Ejecutivo deberá centrarse en la construcción de las estructuras de estado y en gestionar el día a día centrándose en «garantizar la máxima cohesión social».
Proceso constituyente
Inicio del proceso constituyente, centrado en la participación ciudadanía. Será una primera fase «gestionada por la sociedad civil y todavía no regulada jurídicamente».
Proclamación de Independencia
Tras esta fase, el Parlament aprobará la Ley de Transitoriedad Jurídica, tras la que se hará efectiva la desconexión del ordenamiento jurídico español.
Elecciones y referéndum
Proclamada la independencia, nueva convocatoria de elecciones, de la cual saldrá el Parlament encargado de redactar la Constitución, que deberá ser aprobada en referéndum.
CUP: Participación y desobediencia
Declaración unilateral
La CUP defendía la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) en caso de victoria en votos, algo descartado de momento después de la victoria solo en escaños.
Programa de emergencia
Formación de un gobierno de «ruptura» que ponga en marcha un programa de «emergencia social» para hacer frente a las consecuencias de las crisis y los recortes sociales.
Desconexión
Ese Govern debería impulsar un «proceso de desconexión nacional y popular con el Estado español y la Unión Europea»,
Proceso constituyente
La CUP defiende abrir un «proceso constituyente de base y participación popular, de carácter unilateral», y cuyo resultado debería ser aprobado por la ciudadanía en referéndum.
Reconocimiento exterior
La Esquerra Independentista remarca la importancia de buscar el reconocimiento internacional «más allá de los países del ámbito de la UE y la OTAN.