Se acercan las 9.30 de la mañana, hora a la que debe comenzar un pleno en el Parlamento de Gasteiz cuyo primer punto es una votación para dilucidar un empate sobre la Ley de Actividad Comercial. Cada voto cuenta, así que los grupos han advertido a su parlamentarios de la importancia de la asistencia puntual. Sobre todo PNV y PP, a quienes beneficia ese empate para que la ley siga adelante. Corre el reloj y Arantza Quiroga no aparece. A la puerta le espera un nutrido grupo de cámaras de televisión y fotógrafos, interesados en captar la llegada de la presidenta del PP vasco al día siguiente de haberse visto obligada a retirar su iniciativa política más importante. Pero lo llamativo es que entre quienes se impacientan con su retraso hay personal de su propio grupo parlamentario. No saben nada de ella.
Al final, Arantza Quiroga no aparece. Como versión oficial se dice que está indispuesta. A partir de ahí, música de suspense y rumores sobre sus intenciones, incluida la dimisión.
Todo el mundo ha visto que su marcha atrás fue fruto de su desautorización desde Madrid. La treta de culpar a EH Bildu no ha colado, pese a los sonrojantes intentos de la secretaria general, Nerea Llanos, en su entrevista matinal en Radio Euskadi.
Al mediodía, el mismo periódico que la víspera se utilizó para echarla a los leones apunta que Arantza Quiroga ha anunciado a Madrid su intención de dejar su puesto y que están tratando de que se vuelva a echar atrás de sus decisiones, por segunda vez en tan pocas horas.
Desconectada
Tanto desde el PP de Madrid como desde su propio grupo parlamentario se intenta desmentir que Arantza Quiroga haya presentado su dimisión. Pero resultan llamativas las palabras que emplea Borja Sémper: «No sabemos nada. Por lo tanto, si no sabemos nada es que no se ha debido de producir. Si Arantza Quiroga tiene que tomar una decisión la comunicará. Mientras no comunique lo contrario sigue siendo presidenta del PP vasco y sigue siendo miembro de este Parlamento».
De estas palabras se deduce que Quiroga ha cortado las comunicaciones con sus compañeros. La versión oficial sigue siendo que está mal. Debe ser una enfermedad contagiosa, porque su jefe de prensa tampoco contesta y está «apagado o fuera de cobertura».
Quizá Arantza Quiroga esté reflexionando, pero no hace nada por cortar los rumores sobre su dimisión. La presidenta está cada vez más sola. Incluso quienes en su partido apoyaban el contenido de su moción, que podía haber llevado al PP a la centralidad política de la CAV, critican en privado la mala gestión que ha hecho de una cuestión de semejante trascendencia. La acusan de actuar en solitario y de no haber negociado con anticipación al menos un pacto de no agresión con el sector al que el miércoles por la mañana dio voz Alfonso Alonso desde los micrófonos de la COPE. Le culpan de no haber engrasado como es debido los mecanismos necesarios para que una iniciativa de esta importancia y en una materia tan delicada pueda llegar a buen puerto.
Buenas palabras de Maroto
Desactivada la moción y puesta en cuestión la autoridad de su firmante, ayer al PP de “Vitoria-Madrid” le tocaba dar árnica a la maltrecha Arantza Quiroga. Javier Maroto, lejos de Gasteiz, desde su nuevo púlpito de la madrileña calle Génova, alababa el acierto de su presidenta regional con su retractación. «Ha sido ágil y rápida», afirmó, para después recalcar que el «error» hubiese sido no retirar la propuesta «una vez constatado que iba a ser usada por EH Bildu para limpiarse».
No parece que la propia Quiroga esté satisfecha del papelón de estos últimos días. A la hora de cerrar esta página su continuidad seguía siendo futuro indefinido, también llamado futuro imperfecto o simple.
Arraiz ve el rastro de que algo ha cambiado en la política de la CAV
El presidente de Sortu y parlamentario de EH Bildu, Hasier Arraiz, considera que en la CAV se ha empezado a crear «un pequeño microclima político alejado del Estado español» a raíz de la propuesta del PP vasco de crear una Ponencia de Libertad y Convivencia, aunque finalmente fuera retirada. Según declaró en Euskadi Irratia, ese «pequeño movimiento» de Arantza Quiroga evidencia que «el inmovilismo del Gobierno de Madrid empieza a ser insostenible para el PP de aquí»,
Hasier Arraiz cree que tanto Arantza Quiroga como el PP vasco realizaron «una iniciativa sincera» por el diálogo, pero que «desde Madrid les dijeron que no, que retrocedieran y que no es el momento del diálogo». «Lo que sospecho es que, para el PP de España y el Gobierno de Madrid, nunca es el momento político adecuado para el diálogo», añadió.
En todo caso, de lo acontecido estos días, el portavoz de EH Bildu se queda con que «las cosas han cambiado y el pequeño movimiento realizado por el PP es muy positivo, porque se ha movido, y eso quiere decir que el inmovilismo del Gobierno de Madrid empieza a ser insostenible para el PP de aquí».
Para Arraiz, la retirada de la moción es «una pena», porque «en estos tiempos de parálisis política, sobre todo en el Parlamento, por fin ha habido un pequeño movimiento político, que, a pesar de ser pequeño, se ha representado como un terremoto político».GARA