El presidente del Estado francés, François Hollande, ha asegurado que «no busca contener al Estado Islámico sino de destruirlo», y bajo esta premisa ha anunciado que intensificarán sus bombardeos sobre Siria. Hollande ha mantenido su discurso belicista y ha advertido de que el Estado francés «está en guerra» pero que antes ya «ha triunfado ante adversarios mucho más temibles que estos cobardes asesinos».
Asimismo, ha anunciado varias medidas con los que quiere hacer frente a los ataques del pasado viernes. Entre ellas ha dado a conocer que trabajan en una reforma constitucional «que mejore las medidas para luchar contra el terrorismo al tiempo que se protejan las libertades fundamentales». Igualmente, ha anticipado la presentación de una «batería de leyes». «La Constitución une a todos los ciudadanos, es una regla común», y ahora «debe dar respuestas a quienes atentan contra Francia».
En esta misma dirección, ha solicitado a diputados y senadores que prorroguen el estado de emergencia durante tres meses, así como la reforma de la ley que lo regula, que data de 1955.
Pese a que a cuatro de los siete atacantes identificados eran de nacionalidad francesa, Hollande ha señalado que las acciones fueron «planificados en Siria, organizados en Bélgica y perpetrados en nuestros suelo», limitando a «complicidades» las acciones de ciudadanos franceses.
Entre otras medidas, ha anunciado la creación de 10.000 plazas adicionales en la Policía y las Fuerzas Armadas, así como la congelación de cualquier recorte en materia militar «hasta 2019». Asimismo, ha confirmado 2.500 plazas para administraciones penitenciarias y servicios judiciales y otras 1.000 para aduanas, de tal forma que se pueda «garantizar el control fronterizo» si así se requiere.
Hollande ha reconocido que estas medidas supondrán un aumento del gasto, pero ha considerado que «en las circunstancias actuales, el pacto de seguridad se sobrepone al pacto de estabilidad presupuestaria».