La industria alemana ha comenzado a trabajar en nuevos procesos que permitan reutilizar gases contaminantes, para dar respuesta de este modo a las restricciones que se espera que se acuerden en la cumbre del COP21 que ha comenzado en la capital del Estado francés.
Una de las ideas es el filtrado de CO2 a través de baños de burbujas infestadas de microbios. Mientras los líderes mundiales se preparan para conversaciones sobre el clima en París, firmas como Thyssenkrupp y plásticos de Bayer unidad Covestro han visto en las consecuencias de la cumbre «tanto una amenaza como una oportunidad».
Alemania emite más CO2 que cualquier otro país europeo. Ante ello, desean «aprovechar la tecnología para convertir los gases residuales en materiales útiles», y convertir las empresas alemanas en pioneras en la protección del clima.
Thyssenkrupp, por ejemplo, ha formado un consorcio para procesar gas residual que contiene CO2 de fábricas de acero en productos como el amoniaco para fertilizantes nitrogenados o metanol.
Biotech, por su parte, está aprovechando el poder de la biología, que sopla los gases de combustión a través de un baño de burbujas llenas de bacterias. En otras partes de Europa, el grupo energético español Repsol y rival Shell también están tomando enfoques orgánicos en proyectos separados, tratando de impulsar el crecimiento de los cultivos energéticos para biocombustibles al canalizar el CO2 de los gases de refinería en invernaderos.