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Riad-Teherán

Siria y Yemen, víctimas de la tensión creciente entre Teherán y Riad

El incremento de las tensiones entre Irán y Arabia Saudí tras la ejecución del líder chií Nimr Baqer al-Nimr podría alimentar las guerras subsidiarias que libran ambas potencias, chií y suní, respectivamente, en países como Siria y Yemen, según varios expertos. Riad rompió relaciones diplomáticas con Teherán tras el asalto a su Embajada.

Desde el anuncio el sábado de la ejecución del destacado clérigo chií Nimr Baqer al-Nimr y de 46 personas más condenadas por «terrorismo», entre otros delitos, en Arabia Saudí, la indignación y la violencia, junto a la preocupación por sus posibles consecuencias, se extendieron por Oriente Próximo. Las principales críticas llegaron desde Irán, donde unos manifestantes indignados incendiaron la Embajada saudí, lo que provocó la ruptura de relaciones por parte de Riad. Bahrein fue escenario ayer de violentos enfrentamientos entre chiíes –comunidad mayoritaria en un reino gobernado por la minoría suní– y las fuerzas de seguridad.

Algunos expertos estiman que la decisión de Riad de ejecutar e Al-Nimr va a elevar aún más tensión entre el reino saudí y la República Islámica, que ya se enfrentan en Siria y Yemen.

Este hecho va a «contribuir a la polarización saudo-iraní», afirma Jane Kinninmont, del instituto Chatahm House de Londres, quien cree que «Irán intenta posicionarse como defensor de los intereses chiíes en el mundo» mientras «Riad ve en la respuesta iraní una confirmación de su percepción de que Irán se inmiscuye en sus asuntos internos».

Desde el ascenso al trono del rey Salman bin Adbulaziz, en enero de 2015, y con la creciente influencia de su hijo Mohamed, nombrado vicepríncipe heredero y ministro de Defensa, todos los expertos concuerdan en que Riad está impulsando una política exterior y militar más osada, como lo demuestra la coalición árabe-suní que lidera para combatir a los hutíes en Yemen.

Los saudíes «juegan con fuego, es evidente», considera François Heisbourg, de la Fundación para la Investigación Estratégica de París. «Mientras Riad considere que la confrontación con Irán es inevitable, preferirá provocarla mientras los estadounidenses siguen allí e Irán se encuentre en una situación económica y militar poco boyante», explica.

«Más provocadora»

Para Mahjub al-Zweiri, profesor de Estudios de Oriente Medio en la Universidad de Qatar, las cosas han cambiado entre ambos. «Irán había apostado en el pasado por una política exterior e interior saudí dubitativa, pero, en el último año, Riad ha adoptado una posición más provocadora frente a Teherán», sostiene.

Lo demuestra la reunión de facciones políticas y grupos armados que luchan contra Bashar al-Assad, apoyado por Irán, organizada por Riad y el anuncio del príncipe Mohamed ben Salman, días más tarde, de la formación de una «coalición antiterrorista» de 34 países de mayoría suní para acallar las críticas de que el mundo musulmán y Riad no han hecho nada para combatir al Estado Islámico.

Algunos consideran que «una política proactiva y determinada de Arabia Saudí le dará resultados con Irán y en la región», cree Al-Zweiri, que también opina que la tensión provocada por la ejecución de Al-Nimr «podría empujar a Teherán a coordinarse más con Moscú y complicar aún más la situación en Siria» y a «prolongar el conflicto en Yemen para agotar a Arabia Saudí, que se enfrenta al hundimiento del precio del petróleo».

El aumento de la tensión en Oriente Próximo recuerda a Occidente, que lejos de interpelar a Riad se limita a pedir «contención», que el mundo musulmán sigue sacudido por una guerra de influencias entre «saudíes e iraníes, árabes y persas, suníes y chiíes», cuyas luchas de poder son más importantes para ambas potencias que combatir al ISIS, resume Heisbourg. Para los dos principales actores «la lucha contra el ISIS es el menor de sus problemas», sostiene.

La indignación por la ejecución de Al-Nimr sacó a las calles de Teherán y Mashhad el sábado a cientos de manifestantes, que atacaron la Embajada y el consulado saudí. Cuarenta sospechosos fueron detenidos en Teherán y cuatro en Mashhad.

El líder supremo iraní, ayatollah Ali Jamenei, advirtió de que «los políticos saudíes se enfrentarán a un castigo divino», mientras en Irak, jeques, gobernantes y líderes chiíes condenaron la ejecución de Al Nimr, entre ellos, la máxima autoridad chií, Ali al-Sistani, que la calificó de «injusticia y agresión».

En Líbano, el líder de Hizbulah, Hassan Nasrallah, acusó a Riad de desvelar su «verdadera cara despótica, criminal, terrorista y takfirí (suní radical)» con esa ejecución, que el movimiento rebelde chií de los hutíes, en Yemen, tildó de «crimen atroz».

Por segundo día consecutivo, ayer cientos de chiíes se enfrentaron a las fuerzas de seguridad en Manama y otras ciudades bahreiníes, protestas que se saldaron con decenas de heridos.