El Estado francés ha vivido este jueves una nueva jornada de protestas y huelga contra la conocida como «ley El Khomri», encarnada por la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, y criticada por sindicatos, asociaciones estudiantiles y partidos de izquierda.
En total, unas 30 personas han sido detenidas en todo el Estado, después de que varias movilizaciones hayan derivado en incidentes y cargas policiales con gases lacrimógenos.
El paro en numerosos servicios públicos y en los transportes han contribuido a ofrecer una imagen de éxito a los convocantes, que han asegurado que 1,2 millones de personas han salido a las calles pese a la desapacible jornada de lluvia, más del doble que el 9 de marzo.
Casi 200 institutos han permanecido cerrados o bloqueados por los estudiantes, se anularon un 20 % de los vuelos del aeropuerto de Orly, además de retrasos medios de hasta 70 minutos en los vuelos que se mantuvieron.
También se ha suprimido el funcionamiento de una cuarta parte de los trenes del metro de París y la mitad de los regionales, de cercanías o de alta velocidad, aunque se han mantenido los internacionales.
En las carreteras se han acumulado casi 500 kilómetros de atascos, el doble que en una jornada normal.
Simbólico ha sido también el cierre de algunos monumentos, como la Torre Eiffel, el de pago más visitado del mundo, que se ha visto sin personal suficiente para garantizar la seguridad.
Ha sido una jornada de paros masivos contra la «ley El Khomri» y, según diversos responsables sindicales, no la última, si el Gobierno no retira un proyecto que debe ser aprobado a principios de mayo.
Se baraja ya la fecha del 5 o el 9 de abril para incrementar el pulso contra el Ejecutivo, al que piden que dé marcha atrás, como ayer hizo Hollande con su también controvertido proyecto de reforma constitucional para «luchar contra el terrorismo».
A poco más de un año para las elecciones, debilitado en los sondeos, el presidente retiró esa medida al no contar con el suficiente respaldo parlamentario, lo que ha avivado la esperanza de los detractores de la «ley El Khomri» para que esta sufra la misma suerte.
Así lo han hecho saber los principales líderes sindicales del país, pero también responsables políticos como Jean-Luc Mélenchon u Olivier Besancenot.
Eso, sin contar a diversos diputados del partido de Hollande, que también se oponen a una ley que consideran que beneficia a los patronos en detrimento de los trabajadores.
En el punto de mira de los manifestantes, disposiciones como la que da primacía a las negociaciones en el seno de las empresas sobre los convenios colectivos.
Para los sindicatos, esa medida debilita la posición de los obreros, que de forma individual tendrían menos fuerza para negociar con la empresa que amparados por su gremio.
El Gobierno se mantiene por el momento firme en sus planes con el argumento de que es necesario reformar el mercado laboral.
El Khomri sostiene que su ley favorecerá la contratación, en particular la indefinida, y rechaza que ataque los derechos de los trabajadores, sobre todo de los más jóvenes, protegidos según ella por la llamada «garantía juvenil», que les asegura un subsidio.
La ministra ha recordado que, en concertación con algunos sindicatos, a mediados de mes se suprimieron algunas disposiciones del proyecto inicial, como la limitación de las indemnizaciones por ruptura de contrato o la definición de las causas de despido improcedente.