Alberto PRADILLA

Huidas y extrañas alianzas dentro del PSOE

Es habitual que en los partidos se produzca un fenómeno de zancadillas y codazos en los instantes previos a la configuración de las listas. Suele ser frecuente que, ante la posibilidad de un bien escaso, como son los puestos de salida, los diferentes candidatos jueguen sus cartas para no quedarse sin escaño. A Pedro Sánchez, sin embargo, le está ocurriendo exactamente lo contrario.

Alberto Pradilla
Alberto Pradilla

Apenas un día después de anunciar su intención de mantener las mismas planchas que concurrieron por el PSOE el 20 de diciembre, ha comenzado una pequeña pero sintomática desbandada. Primero fue Carme Chacón, exministra con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. A renglón seguido, Irene Lozano, antigua diputada de UPyD y «fichaje estrella» para los anteriores comicios. Ninguna de ellas estará en las papeletas el próximo 26 de junio, lo que lleva a plantearse si hay un intento de reposicionamiento que da por hecho el batacazo de Sánchez y su posterior defenestración al frente de Ferraz.

«Hay motivos políticos pero no son relevantes». Con su misteriosa explicación, Chacón abría la veda para la rumorología. En principio, debía liderar la lista por Barcelona, pero deja su puesto en el Congreso sin abandonar la Ejecutiva del PSOE. Su posición no era fácil. Desde que disputó la secretaría general a Alfredo Pérez Rubalcaba y tras su derrota por 22 votos se ha mantenido en un discreto segundo plano. Además, había perdido fuerza en el PSC tras fulminar a Pere Navarro, antecesor de Miquel Iceta. ¿Guardará fuerzas de cara a una futura Ejecutiva que le sea más cercana?

Lo de Lozano sí que es un golpe directo a Sánchez. Llegó como número cuatro a la lista por Madrid y su fichaje generó un gran revuelo interno. Sus nuevo compañeros no le perdonaron las implacables palabras que, en las filas de UPyD y a las órdenes de Rosa Díez, había dedicado al PSOE cuando los magentas aspiraban a «regenerar» el sistema español. Sánchez, sin embargo, la impuso. Y la diputada, que llegó junto a la exmilitar Zaida Cantera, ha pasado sin pena ni gloria en estos cuatro meses de inútil legislatura. Queda pendiente saber qué ocurrirá con el futuro de la antigua uniformada. Además, deja un hueco en la plancha por la capital española que le genera un nuevo problema al secretario general. Si ella se marcha, lo lógico es que subiese de puesto Eduardo Madina, que se quedó fuera el 20D por ir como número siete. Sin embargo, el vizcaíno fue quien disputó a Sánchez el liderazgo del partido. Y este no está dispuesto a que recupere fuerzas y pueda plantarle cara.

En medio de las intrigas palaciegas no podía faltar Susana Díaz, que desde su tribuna andaluza lanzó otro dardo a su secretario general. «No se puede prescindir del talento y la capacidad de Madina», dijo. Ella fue la que le cerró el paso como jefe y ahora se ha convertido en su extraña aliada. A ver lo que dura.