«La promesa del arte feminista, como la de todo arte, es la creación de nuevas realidades»
Triangulo, Sua, Nati, Azul, Bizkor…, son los nombres elegidos por las participantes del curso 'La Otra Historia', y que acompañan a Lololó, apodo escogido por la ponente, Blanca Ortiga, docente e investigadora. ¿Qué es el arte feminista? ¿Existe este arte? Ortiga buceó, junto a las participantes, en busca de respuestas a este y otros conceptos diferentes pero similares, como definir el feminismo, logrando así fomentar el debate y el feedback entre ella y el público. En esta TAZ, 'temporary autonomous zone' (zona temporalmente autónoma), Ortega quiere remarcar que no existe «una historia del arte unitaria, hay multiplicidad de historias del arte».
El arte feminista, término utilizado por primera vez por la artista estadounidense Judy Chicago, «fue y es el movimiento artístico más potente desde la segunda guerra mundial,- explica Ortiga,- que engloba artistas de diferentes partes del mundo». La docente acompañó su exposición con múltiples referentes, como el de la investigadora mexicana Marcela Lagarde, que define el feminismo como un movimiento político y social que se sitúa en contra de cualquier movimiento o manifestación desigualitaria. «Por lo que hay que pensar el feminismo como un síntoma histórico de la resistencia a las sociedades patriarcales y cultura palo-centristas.- defiende la investigadora- Promete un estudio de las numerosas historias del arte y sus diversas políticas».
Teresa Apolo, otra de las referentes que menciona Ortiga en su ponencia, afirma que la historia del arte se ha creado mediante el 'Patriarchivo'. «El archivo sería la ley que puede ser o no dicha y que produce el conocimiento.- explica la investigadora- La disciplina académica es una de las estructuras sexistas que ha adoptado la academia». Este análisis llevó al grupo a cuestionarse si las mujeres «están legitimadas o no fuera de la academia». Según la escritora Janet Wolff, «nosotras entregamos el poder o la legitimidad a estos textos culturales». Ortiga recuerda que el corpus académico produce conocimientos en los que las mujeres «no están legitimadas». Para acabar con ello, la docente propone deconstruir esos cánones. «La reivindicación no es construir un archivo de mujeres, sino construir una historia plural y multicéntrica- señala la investigadora- No solo queremos incluir a las mujeres dentro de lo establecido, sino que además queremos pensar de otra manera y construir otro imaginario».
Ortiga remarca que no se debe reconocer a las artistas no sólo como mujeres, si no como pionera, «se debe pensar en el arte feminista como un arte de vanguardia». Ya solo nos queda imaginar, como escribió la historiadora del arte Linda Nochlin, en qué habría pasado si Picasso hubiera nacido niña, «¿Su padre habría estimulado de la misma manera la ambición de alcanzar el éxito de la pequeña Paulita?»