Este colectivo ha explicado que en los últimos meses el preso de Ondarroa «ha recibido ya varios partes», bien «por provocaciones cuando no invenciones de los propios funcionarios», bien «derivados de su propia enfermedad neurológica, que hace que no pueda tener la celda ordenada tal y como exigen las normas penitenciarias, pues entre otros síntomas, prácticamente no ve».
Como consecuencia de estos partes, prosigue la nota de Iparra Galdu Baik, «deberían meterlo en el módulo de aislamiento», pero no lo hacen porque «eso le permitiría estar con el resto de presos políticos vascos que permanecen o transitan por ese módulo».
La plataforma recuerda que Iparragirre «ha sido agredido físicamente cinco veces en los últimos 30 meses, y que ha pasado más de un año desde que le hicieron la última resonancia magnética, a pesar de que el plazo regular es cada seis meses. En consecuencia, ahora mismo no se puede saber cual es la evolución que ha sufrido la encefalopatía multifocal progresiva que, entre otras cosas, tiene diagnosticada».
Iparra Galdu Baik insiste en la gravedad de su situación y exige nuevamente que «regrese a casa cuanto antes para recibir la atención, seguimiento y tratamiento médicos que precisa».