Alberto PRADILLA
MADRID

Rajoy será presidente el sábado y Bruselas le exige recortes inmediatos

Ya hay fecha para el fin de un año de bloqueo político en el Estado. El sábado Mariano Rajoy será investido presidente español en segunda votación con la abstención del PSOE. Está por ver si los partidos del turno mantienen su entente o si la legislatura se cierra en falso. Hoy el líder del PP dará algunas claves y mañana recibirá las réplicas de los grupos.

Como Hannibal Smith, uno de los protagonistas de ‘‘El Equipo A’’, a Mariano Rajoy le faltó ayer salir ante la prensa fumando un puro y afirmando, satisfecho, «me encanta que los planes salgan bien». Después de casi un año en funciones, dos comicios, dos investiduras frustradas y cinco rondas de contactos con Felipe de Borbón, el líder del PP volverá a ser nombrado presidente gracias a la abstención del PSOE. Todo según el calendario iniciado hace tres semanas con el golpe de Estado perpetrado en Ferraz que costó la cabeza al hasta entonces secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Según lo anunciado ayer por Ana Pastor, jefa del Congreso, la sesión comenzará hoy a las 18.00 horas con la intervención de Rajoy y se reanudará mañana a las 9.00. Esto hace previsible que la primera votación tenga lugar mañana por la tarde y la segunda, la que coronará al inquilino de la Moncloa, el sábado.

Con la certeza de que no habrá terceras elecciones, las incógnitas ahora tienen que ver con la gestión de este nuevo ciclo en el que, por primera vez en cuatro décadas en el Estado, el PP se hará con el poder con el aval del PSOE. Qué relación mantendrán los dos grandes partidos es la primera interrogante. En la rueda de prensa posterior a su encuentro con Felipe de Borbón, Rajoy mostró un talante de diálogo. Puso énfasis en lo que une a los dos grandes partidos españoles (y a Ciudadanos, a quien le concedió un puesto en la cúspide) y confió en lograr un Gobierno «capaz, estable y duradero».

Lo que comparten PP, PSOE y Ciudadanos es, según el inquilino de la Moncloa, el diagnóstico, basado en la «unidad de España», la adscripción al modelo europeo y la «lucha contra el terrorismo». También la prioridad de «crear empleo». Ahí es donde intentará arrastrar a Ferraz. Sin embargo, el presidente de la gestora, Javier Fernández, recordó que entre sus objetivos están derogar la reforma laboral o la «Ley Mordaza» y que no tienen previsto sacar adelante los presupuestos del PP. En pocos meses, si no aparecen unos votos salvadores (el PSOE apunta al PNV) nos encontraremos ante el mismo bucle: que Ferraz trague con el plato que ofrezca Rajoy o la amenaza de elecciones. A esto se le añaden las presiones de la Comisión Europea, que nada más conocerse que habrá presidente remitió una carta al Ejecutivo en la que le exige rehacer las cuentas enviadas a Bruselas hace dos semanas y añadir un recorte de 5.500 millones para cumplir con el 3,1% del déficit. Habrá que ver cómo gestiona el PSOE su responsabilidad en el recorte en el próximo debate urgente: la aprobación de las cuentas con hachazo incluido.

Según indicó Rajoy, la «hoja de ruta» para los próximos años son los 150 puntos acordados entre PP y Ciudadanos para la investidura fallida de agosto. Y ahí hay trampa para Ferraz. Albert Rivera, que quiere presentarse como la bisagra entre los grandes partidos del turnismo y el lubricante para sus acuerdos, recordó ayer que un centenar de esos puntos ya los selló él con Pedro Sánchez cuando este intentó ser presidente en marzo.

Otra de las incógnitas pendientes se halla en conocer los nombres de los ministros que acompañarán a Rajoy. Ayer, no dio pistas y llegó a asegurar que «no había pensado» en quién integrará su gabinete. Lo afirmó delante de María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y uno de los nombres que suenan para cartera. Otro interrogante, que afecta especialmente a Euskal Herria, es saber qué pasará con Jorge Fernández Díaz, ya que su gestión al frente de Interior ha sido muy cuestionada. La respuesta, previsiblemente, el domingo.

El resto de derivadas de la investidura tienen que ver con el PSOE. Por un lado, por saber cuántos de sus diputados se saltarán la disciplina de voto y rechazarán la investidura. Después de que el PSC anunciase que no acatará el mandato del Comité Federal, el gran interrogante está en saber qué hará Pedro Sánchez, quien ha amagado con dar batalla por la secretaría general después de su dimisión.

Por otro lado, está la pugna con Unidos Podemos. El jefe de la Gestora dijo que, a pesar de que entregarán el Gobierno al PP, ellos serán la oposición porque los de Pablo Iglesias «tomarán las calles». Su razón: el «Rodea el Congreso» que se ha convocado para el día de la investidura y que los representantes del partido morado han saludado con satisfacción. Que el día en el que se certifica un viraje histórico del PSOE se pusiese casi más énfasis en una protesta que en las consecuencias políticas evidencia que alguna ayuda tendrá a la hora de vender la moto a la opinión pública.

 

El PNV reitera su «no» al PP y EH Bildu llama a defender los derechos de los vascos

Cumpliendo con su costumbre, el portavoz del PNV en el Congreso español, Aitor Esteban, fue el único que no compareció ante la prensa tras su reunión del lunes con Felipe de Borbón. Sin embargo, ayer sí que habló en los micrófonos de Radio Euskadi para insistir en que mantiene el «no» a la investidura de Mariano Rajoy, aunque reiterando su «mano tendida». Para ello, no obstante, cree imprescindible que el PP cambie su actitud. «Si no, no hay nada que hacer», afirmó el jeltzale, que calificó de legislatura de «tierra quemada» los cuatro años de mayoría absoluta de Rajoy. Una de las claves, a juicio de Esteban, será ver qué gobierno nombra.

Por su parte, EH Bildu, que no tomó parte en la ronda de contactos con el jefe del Estado español, instó ayer a PNV y Elkarrekin Podemos a realizar un «marcaje exhaustivo» al Gobierno del PP. Marian Beitialarrangoitia y Oskar Matute reiteraron su «no» a Rajoy y calificaron de «mala noticia» que el inquilino de la Moncloa repita en el cargo. Llamaron a «no caer en la resignación» y a «defender los derechos de los vascos».A.P.