Joseba VIVANCO

Un once arriesgado

Valverde justificó los cambios ante lo «baqueteado» del equipo pero sorprende la falta de pretensión inicial ante un limitado Espanyol.

Ernesto Valverde sabía tras el pitido final en Cornellá-El Prat que le iban a llover críticas, vamos, como cada vez que sucede que el equipo no alcanza ese «listón muy alto» del que habló hace una semana después del empate ante Osasuna. A lo mejor por eso deslizó en su rueda de prensa un argumento que al menos contara a su favor y mitigara en parte las crónicas negativas que, a la postre, fueron generalizadas. Fue cuando le preguntaron por el chaval Mikel Vesga y su titularidad, alabó al gasteiztarra y despachó su respuesta con un «el entrenador ha arriesgado para ponerle», tras completar 90 minutos.

No le falta razón al técnico. Fue una jugada arriesgada la suya, como lo fue igualmente la apuesta futbolística que propuso frente a un Espanyol tanto o más rácano. Como lo fue cuando colocó a Saborit de inicio en el Bernabéu. Esta vez se justificó Txingurri diciendo que el equipo llegaba bastante «baqueteado» de este último mes y tuvo que tirar de oxígeno, vistas las sustanciales ausencias que arrastraba. Lo que no explica para nada el porqué de las bajas de un descansadísimo Susaeta o de Lekue, incluso la de Iturraspe en el once. Cabe la duda de qué once hubiera alineado si enfrente no hubiese estado un equipo que no sabía lo que era ganar en casa y sigue en busca de una identidad futbolística. Y aún así, estuvo a punto de aguar el punto a los leones en ese último cabezazo que atrapó Kepa.

Valverde arriesgó con su propuesta y si lo que buscaba era no perder, no perdió. Pero resulta llamativo que alguien salga de inicio con ese objetivo en mente. Es verdad que de paso dio minutos a algunos de los menos habituales, lo que viene bien para ‘contentar’ al vestuario, y los cachorros siguen progresando adecuadamente, que no es poco y sí tiene un enorme valor. Hasta aquí, todo correcto. Ahora bien, habida cuenta de que por delante había dos semanas de parón, resultó extraño que dejara en el banco a Raúl García, Muniain, Iturraspe o De Marcos, amén de en casa a Susaeta o Lekue. ¿Baqueteo mental más que físico? Quizá. Con respecto al día del Genk introdujo nada menos que siete modificaciones; antes del anterior parón, en La Rosaleda, solo cambió tres en referencia a los que salieron ante el Rapid entre semana y uno era Iago. Queda la impresión de que el Espanyol era un rival propicio para haber sumado algo más que un punto, pero que el empate contentó a Txingurri. Cinco puntos de los quince últimos en juego no es desde luego para estar satisfecho. Demasiado arriesgado si se quiere no perder comba ahí arriba.

 

«Las hostias a Valverde son desmedidas»

El periodista Beñat Zarrabeitia salió ayer al paso de las críticas hacia Valverde por el once que dispuso. Fue tajante: «Sinceramente, las hostias que le están dando a Valverde por el empate y once de ayer me parecen muy desmedidas y diría que desmemoriadas». Sus argumentos pasan porque «se sacó un punto en un campo en el que lo habitual es perder, así ocurría desde 2012 y en los últimos 18 años es constante. Sumar, más aún fuera de casa, siempre es positivo para un equipo que viene de jugar en Europa y tiene tres bajas de titularísimos». Además, añade que «en noviembre de 2014, Kepa, Yeray, Vesga, Sabin y Williams jugaban en Segunda B, Eraso en Segunda A y Eneko Bóveda en el Eibar. Y el partido deja varias constataciones como que Kepa seguramente debería ser titular en Liga, el poso de Yeray y el aplomo de Vesga». Otro conocido periodista, Juan Carlos Latxaga, en su blog Fuera de Juego, alababa el «valor» de Valverde para «entregar la manija del equipo a Vesga», también a los «chavales y meritorios» que «respondieron con nota en el capítulo de carácter», consideraba que «muy desgastados tiene que ver el técnico a sus hombres para montar semejante revolución» y rechazaba que Txingurri tuviera «falta de ambición» aunque «con otro rival les hubiera caído la del pulpo».J.V.