La muestra forma parte del proyecto «Sin lugares, sin tiempo», incluido en el programa de DSS2016EU desde la fase de candidatura. Esta iniciativa invita a través del arte a reflexionar sobre la realidad de las personas en diferentes situaciones de reclusión (cárceles, centros psiquiátricos, centros de internamiento para menores, entre otros), y a profundizar en los mecanismos sociales y políticos de exclusión e inclusión que operan nuestras sociedades.
Para ello, uno de los principales objetivos es investigar cómo la expresión creativa supone «una forma de evasión de dicha realidad para sobrellevar la reclusión», o una vía para «generar un espacio de dignidad y reencontrarse como persona».
Con este objetivo, el proyecto consta de dos fases. La primera consistió en una serie de jornadas de trabajo en las que participaron organizaciones que trabajan con personas presas o que están de algún modo privadas de libertad en la comarca de Donostialdea. La segunda es esta exposición que alberga el Koldo Mitxelena hasta el próximo 19 de enero.
Uno de los comisarios de la exposición, Pablo Marte, ha explicado que algunos materiales que formaban parte de la muestra han sido «objeto de censura» por parte de la Fundación San Sebastián 2016, lo cual «no sólo supone un acto inadmisible y del todo contrario a cualquier código profesional de buenas prácticas», sino que «debilita y hace vulnerable el horizonte mismo de la exposición, cuyo discurso de base queda inevitablemente mermado, como un cuerpo al que se le extirpan diversos órganos».
Las miradas se han dirigido al director de Donostia 2016, Pablo Berástegui, quien también estaba en el estrado, junto al diputado de Cultura de Gipuzkoa, Denis Itxaso. El responsable de la Capitalidad Cultural ha explicado que las obras retiradas «no tienen en su contenido nada que pueda herir», pero que «podrían herir a las víctimas del terrorismo». Ha reconocido ser «plenamente consciente de que, en circunstancias complejas, diferentes valores entran en tensión, en contradicción, en colisión incluso».
«En este caso se ha encontrado frente a la libertad con la que deben obrar los comisarios y el respeto a las víctimas del terrorismo y DSS2016, en esta disyuntiva, ha decidido anteponer la sensibilidad de las víctimas», ha manifestado.
Preguntado sobre si la razón reside, por tanto, en la autoría de los mismos, Berástegui, al igual que los comisarios, ha eludido explicitar si las piezas habían sido elaboradas por presos o expresos políticos vascos. No obstante, fuentes de la Capitalidad Cultural sí han reconocido fuera de micrófono este extremo, según la agencia Efe. En concreto serían unos dibujos, un cuadro y un vídeo realizados por presos o expresos.
Donostia 2016 y los comisarios han decidido «visibilizar» las ausencias de estas obras mediante la colocación de recortes de papeles de estraza en el lugar donde estaba prevista su colocación.
Denis Itxaso ha «hecho suyas» las declaraciones de Berastegui, y ha afirmado que «con la exhibición de autores que pudiesen herir la sensibilidad de las víctimas del terrorismo, nos parecía que podríamos correr el riesgo de ir en el camino contrario al que se pretende cuando hablamos de curar heridas, de respetar la memoria y de respetar a las víctimas del terrorismo».
Ha señalado que esa es la reflexión que se ha hecho dentro de la Fundación, «sabiendo que es entrar en un terreno muy pantanoso, muy complejo, respetando todo y más la independencia de creación, de pensamiento y el libre derecho a la expresión, por supuesto, pero ese derecho se da un espacio público, y dentro de la programación de Capitalidad que tiene unos objetivos».