«En la cancha somos once contra once. Los de afuera son de palo». La mítica frase la pronunció Obdulio Varela, brazalete y caudillo de la selección uruguaya artífice del ‘Maracanazo’ ante la favorita Brasil, sobreponiéndose al hostil público local, el fútbol preciosista de los anfitriones e incluso un gol en contra. La ‘cuadrilla’ del Athletic se presenta esta noche ante el Barcelona de los Messi, Neymar, Iniesta y compañía con las mismas ganas que aquella legendaria garra charrúa de sumir «en el silencio más estruendoso», parafraseando al mítico Alcides Gigghia, al Camp Nou. «No tenemos ningún miedo al partido, el ruido de fuera no nos descentra de lo importante», fue contundente Ernesto Valverde.
Será hoy o, quizá, nunca. Porque el Athletic puede no solo dejar en la cuneta a un soberbio Barça en la acepción menos loable del término, sino dar la puntilla a una deriva futbolística en la que está sumido este proyecto azulgrana, más ‘Messidependiente’ que nunca y con su dedo acusador no dejándole ver la luna. Como atinó Eneko Bóveda ayer en la cadena Cope, «cuando las cosas no te van del todo bien, aparece lo que realmente eres». Eso sí, el Barcelona es el Barcelona, máxime en su feudo, y Txingurri no pudo sino esbozar una amplia risa cuando fue preguntado ayer por si este Barça es más asequible. «En el Camp Nou 90 minutos son siempre como 300», respondió.
Un terreno de juego con dimensiones que facilitan el estilo local y un encuentro que se hará muy largo para aquel que llegue a los minutos finales con urgencias. Habrá que ver si Valverde opta de nuevo por esa descarada presión alta de inicio, quizá en busca de un gol inicial que obligue a los anfitriones a hacer tres o si los bilbainos salen más respestuosos sin facilitar peligrosos espacios a los locales. Un apunte a este respecto es que el porcentaje de acierto del Barça en sus pases en largo hacia el ataque desde su defensa es del 43%, el mismo que si se ve obligado a enviar balones arriba desde su zona de 3/4; en cambio, se eleva hasta un 85% de acierto cuando los hace en terreno rival.
Entrenadores que lo tienen claro
Luis Enrique no alberga dudas: «No me creo a Valverde. Sigo todas sus conferencias de prensa previas a los partidos que juegan contra nosotros y siempre le gusta caer en la ambigüedad de que igual hacen otra cosa, pero nos van a apretar seguro, porque lo han hecho siempre contra nosotros y porque es una de sus cualidades». Su homólogo en el banquillo rojiblanco tampoco: «Van a salir a por todas. Espero que de entrada ellos salgan fuertes y tenemos que estar preparados». Y es que Txingurri no cree que ninguno vaya a cambiar mucho su propuesta futbolística. No obstante, en su caso sí que puede verse mediatizada por el carrusel de bajas que arrastrará, a las que se une la duda de un Williams que ayer no se entrenó por un proceso febril y se verá hoy si entra en una convocatoria en la que también podría ir Villalibre, además del portero del filial Unai Simón. Dos críos para «un partido de alto voltaje», definió.
Sin ánimo alguno de ponerse la tirita antes de la herida, el de Viandar de la Vera asumió que viajan justos de efectivos. A las sabidas ausencias de De Marcos, Yeray o Lekue se une las de Raúl García e Iturraspe, a la espera de lo que suceda con Williams. «Nosotros tenemos bajas importantes y estamos en desventaja. Ellos va a tener a todas sus estrellas disponibles, juegan en su campo, no les vamos a coger desprevenidos, pero lo afrontamos con lo que tenemos... ya me gustaría que Neymar estuviera más en crisis de lo que dicen», puso en valor a los suyos. A ello, añadir los horarios tan calamitosos que le están tocando en suerte al Athletic, en estos cuatro partidos en nueve días.
En la Ciudad Condal la maquinaria mediática funciona a todo tren, el vestuario blaugrana se muestra conjurado para lograr la remontada, Ernesto Valverde si algo tiene claro es que «ellos le dan mucha importancia al partido, casi tanta como nosotros». Sobre el resto,, «mantenernos al margen y disfrutar del espectáculo, y esperar hacer buen partido, porque ellos son un gran equipo y nosotros queremos ser un gran equipo». A partir de ahí, «no miren para arriba, el partido se juega abajo», que diría El Negro Varela.
Luis Enrique: «Lo fácil sería quejarse y llorar. ¿Lo de Piqué? Ya es mayorcito»
«Lo fácil sería quejarse y llorar. Lo difícil es la posición que ha adoptado el club, en primer lugar, y también su entrenador, que es proteger al equipo. Es una postura intachable», se sinceró ayer Luis Enrique, que, no obstante, fue salomónico porque sobre «¿lo de Piqué? No creo que le pase factura a él ni al equipo. Ya es mayorcito. Y yo estoy encantado con el Piqué futbolista, con el Piqué profesional, un jugador que es vital para nosotros», remarcó, antes de dirigirse con sorna a los periodistas: «Debéis estar encantados, porque con él tenéis un filón inagotable». Imposible abtraerse a lo que rodea al partido y las quejas del jugador o la prensa culé, en lo deportivo el técnico dijo convencido que «el Camp Nou debe ser un factor determinante. Considero vital el apoyo de la afición y espero que venga un gran número de aficionados para tener el refuerzo que necesitaremos. Habrá una tensión en el ambiente necesaria, que lo marca el resultado de la ida».J.V.