Al defensa se le colocó un clavo endomedular en el hueso tibial de su pierna derecha y pasó la noche de ayer en el centro hospitalario, a la espera de recibir el alta médica. Posteriormente, el jugador comenzará su periodo de recuperación en función de cómo evolucione su dolencia, si bien para él ya se ha acabado la temporada.
Ahora, está por ver si Osasuna dispone de permiso para poder fichar a otro futbolista, dada la gravedad de la lesión, y si la entidad navarra hace valer o no –aquí ya entra el factor económico– esa posibilidad para reforzar su zaga.
Pléyade de infortunios físicos
Precisamente esa línea, la más retrasada de la escuadra navarra, es la que más ha sufrido en forma de contratiempos por dolencias de considerable importancia. Comenzó la pléyade de infortunios físicos Javier Flaño, cuando en el derbi contra la Real, que se disputó a finales de agosto pasado, se rompió el ligamento cruzado anterior de su pierna izquierda. Deprisa y corriendo, el club fichó a Javi Álamo para sustituirle, una decisión que a posteriori se demostró errónea. Está previsto que en marzo pueda reaparecer el lateral de Noain.
Apenas dos meses después, en San Mamés, Digard, uno de los futbolistas llamado a ser líder sobre el césped, sufrió idéntica lesión, aunque en este caso en su articulación derecha. Adiós a la temporada. Finalmente, a mediados de diciembre, Miguel Flaño padeció, coincidiendo con la visita del Barce- lona, la misma dolencia que su hermano.