Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA
Elkarrizketa
FLORENCE LASSERRE-DAVID
CANDIDATA DE LA RÉPUBLIQUE EN MARCHE QUINTA CIRCUNSCRIPCIÓN

«Los presos y sus familias estarán presentes en mi diálogo con Bayrou»

La investidura de los candidatos de La République en Marche en Euskal Herria ha sido objeto de una polémica que no cesa. Con todo, la electa de Angelu se reivindica «cien por cien compatible con el proyecto de renovación» de Emmanuel Macron.

Su apellido remite a un político de larga trayectoria, ya que es hija del presidente departamental y senador centrista, Jean-Jacques Lasserre. Su experiencia política le conecta con las juventudes de la UDF y más tarde con la sigla de sustitución, MoDem, creada por el ahora ministro de Justicia galo, François Bayrou. Fue electa por primera vez en 2001, y en la actualidad ejerce de teniente de alcalde en Angelu. No ve su trayectoria como un hándicap para levantar la bandera de la renovación de la mano de La République en Marche (LREM) de Emmanuel Macron. «¡No llevo treinta años en el mismo puesto!», exclama. Para presentarse, a renglón seguido, como «una mujer que trabaja y que, además, asume una responsabilidad política».

Hasta la fecha se ha centrado en la labor municipal. ¿Qué le ha animado a ser candidata a la Asamblea Nacional?

En un contexto general que habla de transformar la vida de las personas y también de renovar la esfera pública, me convenció el estilo de trabajo que propone Emmanuel Macron, y que se ha expresado, primero, en el modo de abordar la elección presidencial y después en la conformación de sus equipos de trabajo y del propio gobierno.

Por lo tanto, su compromiso se sustenta, principalmente, en esa identificación con la evolución en el escenario estatal.

Solamente en parte. Me presento porque quiero que el País Vasco esté representado en la construcción de una nueva mayoría política, de esa nueva dinámica a la que se consagra hoy Macron. Porque esa dinámica de suma sólo puede ser exitosa si se mantiene a la escucha de los territorios para representar así mejor a su ciudadanía.

¿Considera que las investiduras en las circunscripciones vascas, y en particular la suya, responden a ese aire de renovación que defiende LREM?

No me corresponde a mi decir si soy la que encarna mejor ese modelo que preconiza Macron. Sí puedo decir que por trayectoria y compromiso personal y político encajo en esos criterios de pluralidad y renovación que han primado para la comisión de investidura. Soy mujer, no llevo más que tres años en la actual responsabilidad municipal, y no soy profesional de la política. Mantengo mi actividad profesional, como asalariada de empresa, con un contrato de 35 horas semanales.

En círculos locales de LREM parece haber malestado porque más que renovación ha habido reacomodo y hasta desembarco de gentes cercanas al MoDem.

Creo que dentro de esa lógica de renovación se habla expresamente de combinar experiencias distintas, trayectorias diversas. Una cosa no impide la otra. Yo misma llevo 20 años de compromiso político, estuve en UDF, luego en MoDem. No creo que ello implique un déficit en términos de recomposición de la vida política, sino todo lo contrario. Máxime cuando no llevo precisamente tres décadas en este o aquel puesto político. Como le decía, soy empleada en una empresa y además tengo un cargo político local. Me parece que mantener un pie en ambos mundos es un buen criterio para regenerar la vida política.

¿Cuáles son los valores o propuestas de Macron que le resultan más interesantes?

Podría destacar muchas, pero quizás porque coinciden con cuestiones que me preocupan o que ocupan actualmente parte de mi tiempo político puedo citar las iniciativas en materia social y de educación. Las propuestas de En Marche en estas áreas están en el origen mismo de mi respaldo a ese proyecto. Puede parecer reduccionista, pero ambas materias a mi modo de ver son esenciales. Por mi trabajo en la Aglomeración, también creo que es básica toda la cuestión relativa al transporte y a la movilidad, porque es una material básica en términos de cohesión territorial. Por la propia ubicación de este territorio, me parece esencial ligar esas cuestiones con ese espíritu europeísta que envuelve todo el proyecto político de La République en Marche.

¿Vamos a asistir al rescate del proyecto del TGV de la mano de Macron? ¿Usted lo apoya?

Me parece que, efectivamente, es tiempo de volver a hablar de esa cuestión, de poner el proyecto sobre la mesa.

¿Para poner en marcha esa nueva línea?

Para valorar donde estamos y trabajar, de nuevo, con otra óptica, el proyecto. Desde el respeto.

En su programa concede gran importancia a la formación y la orientación profesional.

Propongo una conferencia territorial para impulsar la formación y la orientación al empleo, en consonancia con el carácter principal que adquiere esta cuestión en el programa presidencial. En esa conferencia participarían agentes educativos, sociales y responsables de la actividad económica, para poner en valor precisamente las oportunidades de este territorio.

Sin embargo, en estos momentos los agentes sociales miran con recelo a la reforma laboral que prepara el nuevo gobierno francés. ¿Cuál es su opinión sobre ese proyecto?

En general me parece que la mayoría de la ciudadanía ve necesaria una reforma laboral en la línea de ganar en flexibilidad. Creo que hay más recelo con respecto al método, si se hace por decreto o dando prioridad al debate y a la vía parlamentaria.

Como aspira a sentarse en el nuevo Parlamento, usted preferirá la segunda, supongo.

Creo que, de una forma u otra, se va ir a una fórmula mixta. Es cierto que Macron ha hablado de los decretos, pero también abriendo puerta al diálogo y a la búsqueda de concertación.

En su programa, Macron hace una mención más bien genérica sobre las llamadas lenguas regionales. ¿Tiene usted propuestas más concretas en relación a la lengua vasca?

El anterior presidente hizo una promesa sobre la ratificación de la Carta Europea de las Lenguas Minorizadas que no fue capaz de cumplir. Me siento especialmente implicada en la promoción de las lenguas regionales. La legislatura que se cierra llevó a perder la oportunidad en cuanto a la ley. En este tema defiendo un enfoque nuevo. Sería partidaria de crear una fundación, que implique a poderes públicos pero también a partenaires privados. Todos sabemos que los fondos públicos son hoy limitados, y creo que hay que poner a los actores privados también ante la obligación de impulsar la lengua. Llamaré a los empresarios y buscaré que se vinculen a esta fundación de la lengua vasca. En una situación de penuria de financiación pública, hay que ser imaginativos. Tenemos empresas, dirigidas por gente que ama este país y su cultura, y estoy segura de tener éxito en esta iniciativa.

La política lingüística es una de las materias a desarrollar por la nueva Mancomunidad Vasca. ¿Piensa usted que hay que elevar cuanto antes su volumen competencial?

No adelantemos etapas. Acaba que conformarse la Mancomunidad. Se ha aprobado el presupuesto. Toca empezar a trabajar y a partir de ahí explorar posibilidades. Creo que, si abrimos a cada paso debates de cuestionamiento, invertiremos una energía enorme en esos discusiones políticas, que suelen ser complejas, y correremos el riesgo de hurtar tiempo a la gestión de los intereses de los habitantes de este territorio. Creo que no es el momento. Mi mensaje es claro: vayamos con calma.

¿Tampoco conviene pasar a la elección directa de los representantes de esa institución?

No de inmediato. Indudablemente, se irá en esa dirección. En la medida que la ciudadanía quiere implicarse cada vez más en la vida política, esa exigencia va a llegar tarde o temprano.

La diputada saliente en su circunscripción, la socialista Colette Capdevielle, ha apoyado el proceso de paz. Tras el desarme de ETA, en Baiona, ¿Macron tiene las manos más libres para actuar de forma diferente con los presos y sus familias?

Cuando hablamos de prisioneros, hablamos de aplicación de penas y de marcos legales que, en este caso, no son uno, puesto que hay que contar con la evolucion de esta cuestión en la parte española.

¿Ve margen para avanzar en dosieres particularmente sensibles, pongamos en el caso de las largas penas o de los prisioneros enfermos?

Evidentemente que debe ser posible avanzar en ese sentido. Hay que ir caso a caso, pero hay que hacer evolucionar las cosas.

¿Su visión de esta cuestión, clave como la de las víctimas en términos de paz y convivencia, es más bien humanitaria?

Podemos situar el tema así. Es la primera vez que evoco publicamente esta cuestión, y no he hablado todavía con él desde que asumió el cargo, pero considero que el hecho de que François Bayrou sea ministro de Justicia debe ayudarnos a avanzar.

¿Estaría dispuesta, si los electores le dan su confianza, a seguir el trabajo de otros electos vascos en estas materias?

Estoy totalmente dispuesta. Tengo, por descontado, una gran sintonía y también una buena relación con el nuevo ministro de Justicia. Y, desde luego, si soy diputada, en la primera oportunidad que tenga de dialogar oficialmente con él la cuestión de los prisioneros y sus familias estará encima de la mesa. La respuesta es sí, se puede y se debe avanzar en estas materias.

 

Una campaña enmarañada para el eje centro-derecha

La irrupción de La République en Marche (LREM) ha provocado un revolcón en el espacio político hexagonal, con especificidades en el caso vasco. Las investiduras de la propia Florence Lasserre-David y, particularmente, la del kanboarra Vicent Bru (sexta circunscripción) han causado malestar en la rama vasca del joven partido. Por si fuera poco, otra fuerza centrista, UDI, que no irá con Les Républicains –la derecha vasca hace campaña bajo síndrome de abandono– ha cuestionado esas investiduras y hasta presentado a dos de sus candidatos, Yves Ugalde y Stéphane Alvarez, como asimilables a la «mayoría presidencial», haciéndose apadrinar para la ocasión por Etienne Boutonnet, portavoz local de LREM y por el alcalde de Baiona (UDI), Jean-René Etchegaray. Ello, entre denuncias de «OPA hostil» del MoDem hacia la formación de Macron. El cielo anuncia tormenta. M.U.