Este año se cumplen doce desde que el Ayuntamiento comenzara a aplicar este producto para favorecer la adherencia de las pezuñas de los toros, evitar resbalones y caídas de los astados y contribuir a comportamientos más seguros en las manadas, minimizando los riesgos del encierro para corredores y pastores.

La mecánica de la aplicación consiste en extender el líquido que produce la reacción desde el final de la cuesta de Santo Domingo con la plaza Consistorial hasta la curva de Mercaderes con Estafeta. Una vez cumplida la tarea, la reacción química se rebaja con agua. Según los cálculos estadísticos que maneja el Consistorio los encierros son una media de 40 segundos más cortos desde que se aplica el antideslizante, batiéndose las marcas de corta duración y reduciendo la peligrosidad de la carrera.

Desde 2016, además, se aplica el mismo tratamiento en el remozado pavimento de los corrales de Santo Domingo para evitar los resbalones de las reses que puedan dañarles antes de la carrera y la lidia. Este año, tras aplicar el antideslizante en el recorrido del encierro, de nuevo se aplicará en ese otro espacio.

El líquido antideslizante produce una reacción en la parte silícea del pavimento que libera, los microporos que a lo largo del año se ven embozados por la suciedad o el pulido de las máquinas de limpieza. Esos poros, una vez libres, son los que producen el llamado ‘efecto ventosa’ que permite el mejor agarre de las pezuñas del animal y que funciona especialmente bien en el caso de que el pavimento esté mojado.