Los Miura han puesto el punto final a los encierros de este año con una carrera de alta velocidad, ya que han cubierto el recorrido en tan solo 2,10 minutos. Los astados sevillanos venían precedidos por su fama de rápidos y han cumplido con el guion a la perfección, haciéndose con las riendas de la carrera desde los primeros metros de la cuesta de Santo Domingo.
A pesar de sus generoso peso, ya que la mayoría superaba los 600 kilos, dos morlacos se han puesto en primeras posiciones bien secundados por un manso. La manada ha subida compacta por Santo Domingo, con los morlacos aproximándose a las posiciones delanteras, de tal manera que una vez en Mercaderes, ya eran cuatro los bureles que dirigían el grupo.
Cuatro Miuras han tomado la curva sin problemas, seguidos de un quinto y un poco más rezagado el sexto. Con esta disposición se han cubierto los metros de Estafeta, con los morlacos formando un rombo, con un toro por delante, seguido de dos de sus hermanos y otro detrás, perseguidos por el resto de la torada.
Finalmente, los más rezagados han pisado el acelerador y se han agrupado para llegar a Telefónica, donde ha llegado el momento de peligro del día. Al tomar la curva, los astados se han pegado mucho al vallado y allí han arrollado a un grupo de cuatro corredores, a los que se han llevado por delante. Uno de los mozos ha terminado volando por encima de los toros y tras resbalar por el lomo de los morlacos, ha dado con sus huesos en el suelo
Los cinco toros no han hecho por los mozos caídos y han seguido su trayectoria, pero la caída de los corredores, ha provocado que el último toro, el colorado Hurón, también trastabillara, aunque, con la nobleza que ha caracterizado a los astados, ha seguido su carrera.
A continuación, han enfilado hacia la plaza, donde el colorado se ha sumado al resto de sus hermanos para entrar en los corrales dejando una espléndida marca de 2,10 minutos. Con su rápida carrera han puesto el broche de oro a los encierros de este año y con la que se despedían los pastores ‘Rastrojo’ y ‘Chichipán’ tras más de cuatro y tres décadas, respectivamente, de servicio en los encierros de Iruñea.