«En Catalunya están en juego la democracia y nuestros derechos»
El discurso de Zelai Nikolas discurre por dos canales simples y de fácil comprensión: «Es normal» que la ciudadanía pretenda ejercer sus derechos y decidir. «No es normal» que se les persiga por ello. Fundamentos de la democracia.
Gure Esku Dago ha convocado para mañana en Bilbo una manifestación con el lema «Demokrazia. Votar para decidir», que prevén que será «multitudinaria y plural». Además de miles de personas, allí se encontrarán burukides del EBB como Itxaso Atutxa, Joseba Egibar y José Antonio Suso; EH Bildu ha hecho un llamamiento expreso a su militancia para acudir; al igual que ELA y LAB, que estarán representados por sus máximo líderes Txiki Muñoz y Garbiñe Aranburu. La cita es a las 17.30 en La Casilla.
¿Por qué un vasco o una vasca tiene que manifestarse por el proceso de Catalunya?
Porque está en juego la democracia. Porque está en juego la posibilidad de votar como ciudadano vasco libremente sobre nuestro futuro. Por los derechos a veces hay que luchar. Todos los derechos civiles que hoy consideramos fundamentales, se conquistaron gracias a que hubo gente que dijo «esto es normal y forma parte de mi dignidad como persona». Y un Estado tiene que respetarlo.
¿Es una manifestación por el derecho a decidir o por la independencia de Catalunya?
Por el derecho a decidir. En este país hay diversos planteamientos y seguramente nos falta debatir sobre cuál es el objetivo final. Pero el derecho a decidir permite que distintas opciones legítimas puedan competir en igualdad de condiciones ante la ciudadanía, que es la que finalmente va a tomar la decisión.
El Estado lo que responde es que democracia es cumplir la ley y la Constitución...
Ese es un concepto de democracia no muy moderno y bastante obtuso. La democracia tiene que respetar la libertad y también la capacidad de decidir como ha hecho Catalunya a través de sus instituciones. Toda legalidad debe respetar las distintas legitimidades democráticas que se van configurando y tiene que ser capaz de darles cauce.
Para la convocatoria de la manifestación han conseguido adhesiones de personas de distinto perfil ideológico...
Y no solo desde el punto de vista ideológico, al derecho a decidir se han adherido personalidades de la cultura, del deporte, gente normal... porque aunque cada cual tenga su sentimiento de pertenencia, todos queremos lo que es normal en el siglo XXI, poder decidir.
¿Esperaban un mayor apoyo de los partidos?
Tenemos el suficiente. Tenemos una buena relación con ellos, pero esta es una reivindicación ciudadana, la del derecho a votar de cada uno de nosotros. Y en este siglo XXI la democracia necesita puentes entre las instituciones, los representantes políticos y la ciudadanía. Y eso lo están articulando en Catalunya. Es impresionante ver qué complicidades hay entre los distintos agentes que participamos en democracia.
Tienen mucho contacto en Catalunya con quienes impulsan el referéndum. ¿Cómo les ven?
Les vemos convencidos de que su lucha es democrática y de que está en juego su dignidad como persona y su libertad. Con una determinación que es admirable. Con profundas actitudes cívicas y democráticas, reales, que sienten y las trasmiten. Así consiguieron trasmitir la voluntad popular a sus representantes, y los representantes están consiguiendo conectar con sus ciudadanos. No les están fallando. Y eso es ejemplar.
¿La represión del Estado puede ser acicate para acudir a esta manifestación?
Seguramente estará enfadando a mucha gente. Pero la gente debería participar porque es lo normal. En Euskal Herria somos muy reactivos, pero una cultura democrática del siglo XXI exige que además de enfadarnos y actuar puntualmente, marquemos las líneas rojas de la democracia. Yo no estoy dispuesta a aceptar como normal que se actúe contra representantes municipales, que la policía que pagamos gaste el tiempo en perseguir papeletas. Lo que nos debe llevar a Bilbo es el trabajo en positivo por la democracia.
Las redes sociales canalizan mucho enfado y protesta, pero ¿es importante que se vean también en la calle?
Fundamental. Como me decía un bertsolari, «no podemos perder la plaza». Donde la ciudadanía es soberana es en la calle. Donde, además, se puede hablar y debatir con tranquilidad.