Francesc Salamé, alcalde de Copons, ha llegado envuelto en una bandera con los rostros de Jordi Cuixart y Jordi Sanchez y pidiendo su liberación. «Me han convocado y vengo por lealtad. Una lealtad institucional y una lealtad con mis vecinos. Hoy es un día histórico, vamos a hacer una cosa por la que llevamos años esperando», explicaba. «Nosotros somos los representantes del territorio y nos toca estar aquí para jugar ese papel». 

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Rosa Vestit, que porta la vara de San Quirze de Besora, se confesaba «muy emocionada» en este día. «Venimos a ver a al President proclamar la República». Vestit asegura que los alcaldes han jugado un papel esencial en todo el camino andado. «La mayoría de nosotros, más de 700, dimos el soporte para seguir adelante superando todos los obstáculos y lo hicimos porque ese era el mandato que habíamos recibido de nuestra población, de nuestros vecinos». 

Este soporte provocó que la Fiscalía le persiguiera y hoy todos son «investigados» por haber aprobado mociones en favor del 1 de octubre. «Es una situación que se vive con respeto –dice Vestit–, pero tengo la seguridad de que no hicimos nada ilegal. Y sobre todo, el convencimiento de que hice lo que tenía que hacer». 

Los alcaldes saben que, quizás, tengan que tomar la iniciativa después de hoy. Llega el 155 y su aplicación puede tumbar al Gobienro y vaciar de todo poder al Parlamento. «Tengo la gran suerte de que en mi municipio somos 11 regidores y todos formamos parte de la Asamblea de Cargos Electos. Ojalá no tengamos que tomar las riendas, porque eso significará que tenemos Parlamento», razona la alcaldesa. 

David Jare viene en representación de los vecinos de Rui Daura. Está «orgulloso» y para él supone un honor vivir la jornada desde dentro del Parlament, pues sus conciudadanos votaron en un 97% en favor de que Catalunya se despierte mañana siendo una República. «¿Conoces el ejercicio ese de que te lanzas de espaldas hacia atrás, sin ver nada, y tienes que confiar en que los demás te cogerán? Pues eso fue el 1 de octubre. Había que confiar en que la urna estaría en su lugar, en que todos iban a guardar el secreto. Y lo logramos», explica. Pero sobre todo, al igual que el resto de los alcaldes entrevistados, subraya que lo que se está viviendo hoy es el culmen de un proceso que se inició hace siete años, «aunque algunos hayan despertado a esta realidad este verano». 

Jare sostiene que este proceso viene de abajo arriba. «Yo recibo la presión de los vecinos. Luego traslado esa presión a nivel comarcal. Y de ahí le llegan las presiones a los partidos y a Puigdemont, por eso le era imposible al President rendirse ayer y convocar unas elecciones a cambio de nada».