A.E.
OTTAWA

Urkullu se agarra a un fallo judicial para alabar el modelo quebequés

«Quizás lo importante no sea el llegar a acuerdos para poder votar, sino votar para poder llegar a acuerdos». Son declaraciones del lehendakari Urkullu, que se atiene a una sentencia del Tribunal Superior canadiense para seguir insistiendo en la idea falsa de que la relación política entre Quebec y Canadá se basa «en el diálogo y el acuerdo».

Parece que según llegamos al final de la visita oficial del lehendakari a Quebec, Iñigo Urkullu se está haciendo una idea más clara del proceso político quebequés, proceso que más de una vez ha sido señalado como modelo para Euskal Herria. Ya ayer, en la rueda de prensa de valoración del viaje, aclaró que cuando habla de que Canadá y Quebec son modelo «se interpreta como que es algo que se tenga que imitar, cuando lo que digo es que es una referencia».

Hecha la aclaración, Urkullu trata de insistir en una idea que no es fácil de sostener. Según el lehendakari, la relación entre Canadá y Quebec tiene como base «el diálogo y el acuerdo», cosa que la propia historia se encarga de desmentir. En los referéndums de Quebec no hubo proceso bilateral previo, ni pacto alguno con el Estado. Además, cuando la Asamblea Nacional de Quebec ha aprobado leyes en la materia han sido judicializados. Es el caso de la Ley 99, que establece que en caso de producirse un tercer referéndum la opción ganadora sería la que obtenga «una mayoría de votos válidos». Esta ley fue recurrida en 2013 por el Gobierno canadiense y a día de hoy el Tribunal Superior de Quebec no se ha pronunciado al respecto.

En lo que sí ha fallado es al respecto de la petición en 1996 del Gobierno canadiense, que le pidió que deliberara si Quebec tenía derecho a declarar su independencia de manera unilateral. En 1998, el Tribunal Supremo concluyó que la provincia no tiene el derecho a separarse unilateralmente según la legislación canadiense, pero que el Gobierno de Canadá tendría que entrar en negociaciones con el quebequés si estos expresan «una clara voluntad de separarse». Es a este fallo a lo que se agarra el lehendakari. Según él, «es esto lo que indica la inteligencia política. Sentencias incluso judiciales subrayan que las leyes se pueden ensanchar desde lo que es la voluntad política». La judicialización de la política, vamos.

La «vía vasca»

La visita a Quebec le ha servido al lehendakari para reafirmarse en «la vía vasca. La vía vasca en la voluntad de pacto y democracia, la vía vasca de lo que es la interpretación de la realidad y realismo, legalidad y legitimidad, de lo que es la profundización de la política». Una vía que, quizás, se pudiera recorrer en Canadá dada su «cultura democrática», algo que, según Urkullu, «nos falta en el conjunto del Estado español como consecuencia de la época del régimen fascista». También le ha servido para insistir en lo que es su método de trabajo: «Diálogo, negociación y acuerdo».