Iñaki TELLERIA

La Catedral vive la resurrección de los suyos (0-0)

Un Athletic sobrio y competitivo empata con el Real Madrid y recibe el voto de confianza de la grada.

ATHLETIC 0

REAL MADRID 0

 

Ver para creer en San Mamés. El mismo equipo que ha dicho adiós a la Copa y que vaga con más pena que gloria en Liga y Europa League tuteó al Real Madrid y terminó encerrándole en su propia, hasta el punto que el 0-0 final se quedó corto en la fiesta de la reconciliación entre aficionados y jugadores.

El Athletic ofreció ayer la sobriedad defensiva y la autoridad en el juego que parecía haber olvidado y eso que cuando mejor lo estaba haciendo se quedó sin Iturraspe que, junto a Rico y Susaeta, estaba abanderando el golpe sobre la mesa. Por detrás de ellos, Etxeita y Núñez, veteranía y juventud, fueron los reyes del área y, más atrás todavía, Kepa ofreció una estampa de tranquilidad poco común a esa edad. El resto de los protagonistas también rayaron a gran nivel, lo que no hace más que justificar el enfado que acumulan los seguidores que saben lo que estos mismos jugadores pueden dar de sí y que, inexplicablemente, parece que han olvidado. Al margen de la responsabilidad de Ziganda en la trayectoria del equipo, los futbolistas quedan retratados porque su calidad no se puede reservar solo para las grandes ocasiones. Este gran partido ya es pasado, porque lo hecho ayer no sirve para ganar los dos decisivos compromisos que vienen esta semana.

San Mamés, aunque no llegó a llenarse, respondió con bullicio porque este rival les pone a los aficionados. El partido comenzó con el Madrid presionando arriba y dificultando la salida del balón del Athletic. Así, tras una recuperación en el centro de campo, llegó en el minuto 7 el primer susto con un disparo al palo de Benzema. No se arrugaron los rojiblancos y un cabezazo de Aduriz obligó a estrenarse a Navas. Respondieron los merengues con otro par de llegadas que fueron atajadas por Kepa.

Si no fuera por la incertidumbre en el marcador, era un tostón de encuentro con un Real Madrid que mandaba en el centro de campo y un Athletic dedicado a correr detrás del balón y despejar lo más lejos posible. Sin embargo, las mejores ocasiones de la primera parte las tuvieron los rojiblancos por mediación de Williams en el minuto 27, en un remate raso que Navas despejó a corner ,y de Aduriz en el 29, que no llegó a tocar un remate de Raúl García que se paseó por la portería.

Fueron momentos, llegada la media hora, en los que el Athletic se empezó a gustar. Equilibró el dominio del juego con Susaeta arropando a Iturraspe y Rico. Precisamente entonces se produjo la lesión del “Flaco” de Abadiño, que se fue al suelo cuando sintió la posible rotura de fibras. Entró a sustituirle San José en un momento en el que se trataba de llegar al descanso, al menos, con el 0-0 para refrescar ideas y mantener la tensión.

Así concluyó la primera parte, con el objetivo cumplido con nota teniendo en cuenta de dónde venimos. El Athletic se mostró como un equipo muy sólido atrás y con capacidad para llegar a la portería del Real Madrid, incluso con momentos de brillantez en contragolpes al primer toque. La parroquia llegó al momento del bocadillo satisfecha, aunque incrédula ante la respuesta de un grupo que en los últimos compromisos había saltado al campo totalmente descosido y dando la sensación de no tener un patrón de juego al que agarrarse. Ver para creer y, además, con Kepa alardeando de profesionalidad, con su habitual sobriedad y pegándole bien al balón con las dos piernas. A esto hay que sumar que el dominio del Madrid no se traducía en un peligro alarmante. Sus delanteros no tienen fina la puntería. La noche cogía buen color, aunque con este rival el roto o el descosido pueden llegar en cualquier momento.

Esperanzados para el final

Y con buenas vibraciones llegó la reanudación, con muchas precauciones por ambas parte en la medular y con un zapatazo de Aduriz desde fuera del área que atajó Navas y un cabezazo de Etxeita, después. Llegamos así a cumplir una hora de partido y la incertidumbre en el marcador trajo los primeros nervios para ambas partes. El partido se volvió un correcalles, sin pausa en el centro de campo. Empezaba el intercambio de tortazos, un terreno peligroso en el que los jugadores del Real Madrid se desenvuelven mejor que nadie.

El paso de los minutos hizo más grande la ausencia de Iturraspe ya que el Athletic perdió criterio para sacar el balón desde atrás y lo perdía demasiado pronto. El 0-0, aunque el Madrid tampoco llegaba con claridad, hacía temer lo peor.

El final parecía que iba a ser la enésima agonía. El Athletic le regaló el balón al Madrid y se dedicó a echar balones fuera. Menos mal que Ramos, ayer Hannibal Lecter –por la máscara y por sus malas artes–, cortó el ritmo a los blancos con su expulsión y dio aire a los de casa. Jaleados por una afición, que olió sangre, cambiaron las tornas. La tropa rojiblanca se echó sobre la portería y, quién lo iba a decir, la grada terminó disfrutando, lamentó el final y aplaudió al mismo equipo al que abucheó tres días antes. Fue el fin de una semana negra en el que, tras dejarse empatar en Riazor y ser humillado en la Copa, los jugadores recibieron el voto de confianza de sus aficionados.

 

Kepa, tranquilo en el campo y con el tema de su renovación

Kepa Arrizabalaga fue uno de los protegonistas de la jornada de ayer. Había sido duda hasta el final pero afrontó el compromiso con su temple habitual. Así lo hizo también en su comparecencia posterior en la que, tras calificar el partido de «los de toda la vida, muy intenso, con lluvia y en el que hemos sabido sufrir y hemos terminado en su área», echó balones fuera sobre su renovación señalando que lleva la situación «con traquilidad porque son cosas del fútbol. Cada año ocurre con algún jugador por lo que me mantengo tranquilo, jugando y disfrutando con mis compañeros»

Por su parte, antes del partido, el presidente, Josu Urrutia, se refirió a la renovación de Kepa diciendo que están «haciendo todo lo posible para que se quede, para que apueste por nosotros». Sobre la continuidad de Ziganda recordó que el entrenador navarro ha sido «una apuesta como lo fueron antes Marcelo y Ernesto, que por distintas razones ya no están. Queremos que continúe pero es lo marca el día a día».

En relación al partido, el técnico alabó especialmente «el trabajo defensivo« de los jugadores y añadió que tiene «una confianza ciega en el equipo porque sé que puede mejorar». En la misma línea, Markel Susaeta dijo que «este año no está siendo bueno, pero este equipo nunca se rinde y sabe levantarse». GARA