En presencia de la viuda de Erignac, que volvía a Corsica por vez primera desde el fallecimiento de su marido, Macron se ha comprometido a proseguir el trabajo de «reconciliar la isla» y «dirigir su futuro» dentro del Estado franés, al tiempo que ha descartado cualquier tipo de «indulgencia, olvido o amnistía» para los condenados por el atentado.
Macron ha subrayado que Corsica fue la primera región del Estado francés liberada en la Segunda Guerra Mundial y que sus habitantes «han luchado por una independencia, la de Francia, para ponerla entre las naciones libres».
Macron, que ha inaugurado una plaza en memoria de Erignac en el mismo lugar en que fue abatido por tres disparos, ha pronunciado su discurso en presencia de Gilles Simeoni, presidente del Ejecutivo corso y que fue uno de los abogados defensores de Yvan Colonna, condenado como líder del comando que llevó a cabo el atentado.
Al frente del Ejecutivo y con una amplia mayoría en la Asamblea Territorial, las formaciones soberanistas reclaman que la especificidad de la isla sea inscrita en la Constitución francesa, que se reconozca su lengua como cooficial y que se acerque a Corsica a los presos dispersados por cárceles del continente.
El jefe del Estado francés se entrevistará esta tarde con Simeoni y con el presidente de la Asamblea corsa, Jean-Guy Talamoni.