El espejismo de un acuerdo próximo entre partidos independentistas para desbloquear la legislatura duró lo que aguantó el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, en acercarse a un micrófono. Retirado Carles Puigdemont, desde Esquerra se alega ahora que, si el objetivo es restituir al legítimo Govern tumbado por el 155, el siguiente en la lista, en calidad de vicepresidente, es Oriol Junqueras. No tardaron en recordar, desde las filas de JxCat, que Puigdemont no será siquiera investido por la negativa de ERC a chocar de nuevo ante el Tribunal Constitucional y que el acuerdo entre ambos partidos es claro: la presidencia del Parlament para Esquerra y la de la Generalitat para JxCat.
Las palabras textuales de Sabrià fueron «Jordi Sànchez es la propuesta de JxCat», «con la propuesta se rompe una línea muy defendida», que es la de la restitución del Govern anterior al 155, y que, siguiendo con esa línea, el candidato «debería ser Oriol Junqueras».
El movimiento de Esquerra tiene dos posibles interpretaciones. La primera pasa por recordar, como hizo el propio Sabrià, que el acuerdo entre JxCat y ERC para formar gobierno no está todavía cerrado. Es decir, Esquerra podría estar intentando encarecer el apoyo a la –por otro lado improbable– investidura de Sànchez para mejorar su posición negociadora y arrancar mayores concesiones a los emisarios de Puigdemont.
La segunda opción es que Sabrià no vaya de farol y esté presentando realmente la candidatura de Junqueras como una opción real. El vuelco en el desarrollo de los acontecimientos entonces sería completo, ya que difícilmente JxCat apoyaría a Junqueras. La perspectiva de unas nuevas elecciones volvería a ganar enteros entonces.
En cualquier caso, para ser mínimamente viable, ERC debería sumar a sus 32 diputados los 4 de la CUP, para superar, en el seno del independentismo, los 34 de JxCat. De momento, la diputada cupera Natàlia Sànchez emplazó a oficializar en el Parlament la candidatura de Junqueras. Es decir, a aclarar cuál de las dos interpretaciones es la buena. Los cuperos celebran hoy un Consell Polític en el que solo abordarán la investidura de Sànchez, una candidatura que no gusta en este sector, dada la cercanía del expresidente de la ANC a los postulados de Artur Mas y del PDeCAT, que ayer se apresuró a apoyarlo como hipotético president. Es conocido ya, y en la CUP está muy presente, que Sànchez fue una pieza clave en la decisión de postergar la proclamación de la República el 10 de octubre y que, de hecho, se opuso a la DUI del 27-O.
El «error» del 10 de octubre
A esas fechas se refirió también ayer Puigdemont. En el mismo momento en el que Sabrià hablaba en Catalunya Ràdio, el dirigente exiliado hablaba en la emisora Rac1 del «error» cometido el 10 de octubre, día en el que decidió postergar la DUI haciendo caso a las voces que sugerían que así podría abrirse un diálogo con el Estado. Ocurrió lo contrario: seis días después la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela encarceló a Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.
Puigdemont reiteró que quiere volver a ser president y advirtió: «No queremos una repetición electoral, porque si no ya la habríamos forzado. Eso sí, si el Estado nos fuerza a ir a unas elecciones y no dejan que el Parlament escoja al president de la Generalitat, habrá un colapso institucional».
Una pugna partidista deplorable, según la ANC
La paciencia en la Assemblea Nacional Catalana (ANC) respecto a las negociaciones entre JxCat y ERC se está acabando. El pasado domingo anunciaron una manifestación para el 11 de marzo en el caso de que los partidos no hayan sido capaces antes de alcanzar un acuerdo que desencalle el inicio de la legislatura. Como no parece que lo vayan a hacer, la Assemblea confirmó ayer la convocatoria y dio las primeras informaciones al respecto: será a las 17.00 en el paseo Colón de Barcelona, al final de las Ramblas, una ubicación novedosa para la ANC.
El anuncio vino acompañado de un breve pero contundente comunicado en el que la entidad «deplora el espectáculo de las últimas semanas entre los partidos». «Mantenemos la misma posición desde el 31 de octubre: es necesario restituir el Govern legítimo y hacer valer la Declaración de Independencia. Por eso la ANC considera que la renuncia de Carles Puigdemont a la investidura no era lo que miles de catalanes esperaban», se lee en el comunicado, en el que se añade que «pese a todo, la ANC se mantendrá siempre fiel a toda acción política que haga avanzar la República». El 11 de marzo se podrá medir, por tanto y por vez primera, el hartazgo de las bases soberanistas con sus formaciones políticas. B. Z.