El proceso de construcción de la paz en Euskal Herria es una empresa marcada por los contrastes. La tarde-noche con tiempo desapacible que se vivió ayer en Baiona volvió a atestiguarlo. A las 18.30, decenas de personas se congregaban ante el Consulado español para denunciar la muerte de Xabier Rey Urmeneta, en una cárcel situada a más de mil kilómetros de su Iruñea natal. Hora y media después, en el Museo Vasco, el acto de presentación del libro editado por GARA, Txalaparta y Mediabask, servía para rememorar la histórica fecha del 8 de abril de 2017.
Muchos rostros conocidos
Dos de los protagonistas, el alcalde de Baiona, Jean-René Etchegaray, y el «artesano» Txetx Etxeberri destacaron la eficacia del compromiso asumido por la sociedad civil para desatar el nudo del desarme. Etxeberri subrayó que «con Luhuso buscamos acelerar el curso histórico, y eso se logró el 8 de abril, pero como evidencia la muerte de un preso esta semana, seguimos en la urgencia de avanzar». Etchegaray afirmó que la inacción de los estados «se nos hacía insoportable» y aseveró que la determinación de la sociedad «nos permitió llegar al final del desarme, con marco legal y aval internacional».
Sus palabras dieron paso a un animado coloquio. En la sala, muchos rostros conocidos como Max Brisson (senador LR), Vincent Bru (diputado MoDem-LREM) Marie-Christine Aragon (ex PS) o un vicepresidente de la Mancomunidad Vasca, Daniel Oltzomendi (EH Bai), que acudieron a la presentación del trabajo periodístico sobre un hito histórico que ha dejado honda huella en la sociedad de Ipar Euskal Herria.