Algo muy básico falla en este país cuando el relato inflado sobre los actos de despedida a Xabier Rey acaba pesando más que la cruda realidad de que ha muerto por violencia política: la política carcelaria que lo tenía alejado a mil kilómetros y aislado gran parte del tiempo. Una escala de valores muy fundamental se ha derrumbado cuando en la rueda de prensa de ayer el portavoz de Lakua fue más tajante en emplazar a la izquierda abertzale sobre ongi etorris que en denunciar una redada que tenía a cuatro ciudadanos vascos en Intxaurrondo, por un acto tan legal que un ayuntamiento del PNV cedió el frontón para su celebración. Vienen semanas claves para el tránsito a un país mejor, pero cuando el dedo apunta a la luna siempre hay quien se queda mirando al dedo. En este caso, quien prefiere recrear aquellos 90 de lazo azul versus ‘‘Euskal Herria askatu’’ pese a que el calendario marca 2018, sin vuelta atrás posible.