Amaia U. LASAGABASTER

Un reto doblemente complicado

El Athletic tratará de acabar con su mala racha como visitante tras cuatro derrotas consecutivas ante un Villarreal que busca la clasificación europea.

Con poco que decir ya en la clasificación, aunque los más optimistas puedan seguir aferrándose a las matemáticas, al Athletic le toca fijarse en objetivos menores en esta recta final de la temporada. O no tanto. Porque ya se ve que lo de convencer con su juego es bastante más complicado de lo deseable. Tras una imagen mejorada, con sus peros, frente al Celta, le toca dar pasos adelante. Y, de paso, mejorar unos resultados que han estado a la misma altura.

En ese sentido, la visita al Villarreal plantea una doble complicación. La que atañe al rival, con una trayectoria mucho más fiable pero tampoco tan regular como le gustaría –no hay mejor ejemplo que su último tropiezo en Málaga–. Y quizá por eso más peligroso: necesita puntos para asegurar la clasificación europea, por la que todavía pelean muchos equipos. La que atañe al propio Athletic es aún más evidente. Han sido rivales complicados, sí (Barcelona, Sevilla, Atlético y Girona), pero el resultado no ha podido ser peor: cuatro derrotas consecutivas en los cuatro últimos desplazamientos. De hecho, hay que remontarse casi cuatro meses para recordar la última victoria –y tercera, porque no ha habido más– de los rojiblancos lejos de San Mamés esta temporada en Liga: fue el 22 de diciembre en el Villamarín, en la 17ª jornada.

José Ángel Ziganda ha viajado con la esperanza de voltear esa dinámica, sobre todo después de que ante el Celta se viera que «somos un equipo con energía, que es identificable y que quiere hacer cosas y transmitir», un partido en el que «quitando los quince últimos minutos, pocos equipos han sido capaces de someter así al Celta, con entrega, capacidad, actitud y juego». El problema es que «los partidos duran noventa minutos y no fuimos capaces de sujetarlo. Fue una pena pero se dio así». Y es que «a veces las cosas no salen». En cualquier caso, el técnico asegura que «en ningún momento nos vamos a rendir ni a dejar ir. Todavía tenemos opciones de pelear por algo y de jugar bien».

En el Estadio de la Cerámica lo intentará, previsiblemente, con el mismo once que actuó de inicio hace una semana contra el Celta, después de que Balenziaga haya superado una sobrecarga en el gemelo. Aduriz, en principio, volverá a comenzar el encuentro en el banquillo.

Junto a él se sentará Mikel Rico, la gran novedad de la convocatoria tras dos semanas de ausencia. También Iker Muniain, que puede tener minutos.

Enfrente, un Villarreal con confianza pese a su último tropiezo y que espera, en palabras de su entrenador, a un rival «muy competitivo, muy intenso y que hace mucho daño a balón parado». «Saben manejar los tiempos, son peligrosos con Williams, manejan bien las segundas jugadas y los balones al área. No está bien este año pero siempre es un equipo peligroso», añadió Javier Calleja.

Un equipo que todavía no tiene claro quién se sentará en el banquillo el próximo año. En este sentido, y después de que Josu Urrutia asegurara la víspera que los contratos no dan garantías en el fútbol, el navarro afirmó que «casi siempre estoy de acuerdo en lo que dice y vamos de la mano en todo lo que significa el club. Tengo claro que Josu quiere lo mejor para el club y que lo más importante es el club. Josu va a mirar por los intereses del club igual que yo mientras esté aquí».