Isabel Pozueta, madre de Adur Ramírez de Alda, uno de los ocho jóvenes de Altsasu juzgados desde hoy en la Audiencia Nacional, ha subryado que tras la primera sesión del juicio, las familias de los acusados están «de alguna manera más tranquilas». «Es la primera vez que se escucha nuestro relato en un año y cuatro meses, pues siempre se nos ha impedido poder mostrar qué es lo que había ocurrido ese día», ha añadido.
En ese sentido, ha señalado que la declaración de los ocho jóvenes ha servido para mostrar que «lo que ocurrió allí fue una trifulca de bar». «Ha quedado evidente que nuestros hijos no son terroristas, que eran unos chavales normales como cualquier hijo de cualquier persona de cualquier padre y madre que ha salido un día de juerga», ha manifestado a los periodistas ante la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares.
Está previsto que el juicio se alargue dos semanas y los familiares de los encausados lo seguirán desde allí: «Vamos a estar todos los días aquí como madres y padres para ayudar a nuestros hijos, que es lo que nos corresponde en este momento».
Altsasu, unido
Por otra parte, Pozueta ha comentado que «el clima de convivencia en Altsasu desde hace un año y medio, si antes era bueno, ahora es mucho más». «Se ha conseguido que se genere una piña porque generalmente, cuando ocurre una injusticia, lo que tendemos es a juntarnos, a acercarnos, y esa es la muestra también que se vio el sábado en la manifestación de Iruñea», ha apostillado.
«Estamos buscando la convivencia, vivir en paz y lo que queremos es mirar hacia adelante y que no haya sufrimiento en Euskal Herria para nadie», ha apuntado.