La fallecida trabajaba como enfermera en la prisión de Amberes (Bélgica). La mujer detenida, de 33 años, cumplía condena en ese centro penitenciario, aunque permanecía fugada después de no reincorporarse tras un permiso penitenciario.

Al parecer, la mujer y su pareja, un hombre de 44 años, secuestraron a la víctima en su propio domicilio. El cadáver fue abandonado en un camino a unos 35 kilómetros de Amberes y presentaba síntomas de estrangulamiento.

Además, la pareja detenida realizó diversas extracciones y transferencias con la tarjeta bancaria de la víctima, llegando incluso a adquirir los billetes de autobús por tal medio.

Días atrás, los agentes les localizaron en el interior de un autobús en Biriatu y comprobaron que ambos tenían en vigor una orden europea de detención emitida por las autoridades belgas. Por ello, procedieron a su arresto y, tras ser puestos a disposición judicial, se ha decretado su ingreso en prisión.