Pablo CABEZA
BILBO
Elkarrizketa
MARIO GÓMEZ,
GUITARRA Y VOZ DE LOS BLUES MORNING SINGERS

«Nos mostramos sin prejuicios, sin fronteras de compases y métrica»

Tras un disco de versiones alrededor de los grandes del blues, los bilbainos Blues Morning Singers despegan de nuevo con un disco de blues abierto estilísticamente y con diez canciones propias. Un esfuerzo notable y brillante. «Jump and shout» se presenta hoy en Kafe Antzokia, 21.00.

Un contrabajo y un toque de percusión inician «Jump and shout», podría ser el comienzo de una banda de jazz, pero una armónica reorienta la apreciación y lo que llegará, blues en dirección a cualquier punto caliente negro. «Jump and shout» es el segundo álbum de Los Blues Morning Singers. Atrás dejan un debut repleto de sobrias versiones de músicos vitales en al historia del blues. Ahora toca retarse y conformar diez canciones propias.

Crear no es sencillo, pero los experimentados bilbainos tienen la suficiente calidad y experiencia como para tener la obligación de crecer, y lo consiguen. «Jump and shout» posee unos cimientos de contrastada calidad: Fabián Acarregui y Aritza Castro, contrabajo y batería, que también se desenvuelven por aventuras jazzy. Solo resta que por encima de ellos –o en paralelo– la guitarra, la voz y la armónica, Carlos Jover, propongan estados de ánimo, locuciones atractivas, enganches. Y lo consiguen.

“Jump and shout” es otro disco más de blues, pero este no se queda en el turbio fondo. Es como pedir con sed otra caña, siempre agradecida si está fresca y posee buen sabor. Y es el caso. Vira el compacto de “I wrote you a letter” a “Let me see it!!”, “My favorite song”, “Ivan’s dream”, “Hit that jive” o “Mamma”, que señalan la amplia circunferencia de su blues. BMS son sobrios como el blanco y negro de su portada, además de elegantes y seductores título a título.

Los componentes del cuarteto cuentan con tanta historia que se “merendarían” la sección de Kultura, así que toca algo más que una simplificación, un tajo sin piedad. Mario Gómez a primeros del nuevo siglo es parte de Los Fastuosos de la Ribera. Un cambio de estilo de la banda le estimula para crear un grupo con el blues «viejuno» como espejo. Con la llegada de la presente década nace BMS, no sin algunos enredos de componentes. Lo curioso es que la banda es bilbaina, pero Mario lleva viviendo en Gasteiz desde 1995, así que le toca viajar. El sobresaliente guitarrista ha pasado por numerosos grupos y en paralelo está en The Sorry String Band, con versiones de CSN&Y, Eagles, America... ¡Qué buena pinta!

Tras la época de versiones, ¿les reivindica este disco?

El primer disco era obligado que fuese de versiones. Habíamos estado tocando tres años nuestras cover favoritas, incluso en el Festival de Hondarribia de 2014, así que ese mismo año nos metimos a grabar y editamos el disco homónimo, 2015. Originalmente ‘Jump and Shout’ viene de un fragmento de la letra de ‘I can’t be satisfied’, de Muddy Waters, pero en nuestro caso, lo tomo como un lema de vitalidad, de vivir la vida y aprovecharla. De tomar las oportunidades que se presentan, un carpe diem. Nos reivindica como lo que somos, lo que contamos y las influencias que tenemos. Además, tuvimos la necesidad de no quedarnos en un grupo de covers y dar un paso más, mostrarnos sin prejuicios, sin fronteras de compases y métrica tradicional que tanto marca el blues.

¿Ha sido duro el proceso de composición, de romper con la relativa comodidad de las versiones?

Ha sido llevadero, pero eso sí, con disciplina, porque nos comprometimos a presentar cada uno, una idea melódica, un riff o un tema confeccionado con una frecuencia de una al mes. Así , todas las semanas teníamos un nuevo trabajo que perfilar, arreglar o desechar. Luego estaban las letras, que las hemos escrito Carlos y yo, a veces partiendo de una idea asociada al tema y otras no.

Blues de aspecto rural, «Ivan’s dream», excelente, muy motivada, y un rock-blues muy directo: «I wrote you a letter». Dos canciones con mucho coro de aire gospel y con una buena voz de apoyo, Ainara Ziskar.

Ainara es una colaboradora muy cercana, amiga, con una voz espectacular. La canción ‘Ivan’s dream’ puede engañar, porque es una composición mía que cuenta una historia trágica, que me afectó de manera profunda. Soy padre de dos hijos de 17 y 14 años y cuando me enteré de lo que le pasó a Ivan, que murió un lunes por la mañana atropellado en la marquesina que esperaba al autobús escolar, por un sujeto que iba puesto hasta arriba e invadió la parada. La canción acaba clamando al cielo por cómo puede haber ocurrido algo así y en clave góspel. ‘I wrote you a letter’ es un tema de Carlos Jover [armonicista, voz] y explica lo doloroso que es soportar el acoso de alguien que no quiere acabar una relación y se convierte en algo obsesivo.

Muy notable suena «My favorite song», muy ácida, desconsolada, con mucha alma. Aquí Gorka Iraundegi os echa una buena mano al Hammond.

Gorka es colaborador junto a Elsa Lizundia [colabora con saxo en el disco] de Fabián, suelen tocar juntos en el Guggenheim, pero, además, es un batería de lujo. ‘My favourite son’ es composición de Aritza y letra mía. La canta Aritza y de qué manera. Cuenta lo estupefacto que se queda un padre cuando su hijo, el favorito, un día coge una pistola, sale a la calle y busca respuestas apretando el gatillo: Vamos a hacer un video a lo Frank Miller [guionista de cómics y cineasta] en blanco y negro contando esta historia novelada. Se me ocurrió a consecuencia de todos estos actos de tiroteos en escuelas de EEUU.

En realidad, con este segundo disco recorren los diferentes colores del blues.

Es producto del trabajo de composición espontáneo, pero, con todo, sí hemos querido ir buscando y seleccionando los temas por tipos de ritmo: slow delta, shuffle, swing-jump, Texas, balada 50’s, rock& roll… en los bolos el setlist va de menos a mas, intentamos acabar muy arriba siempre. [Y lo demostrarán hoy en Kutxa Beltza de Kafe Antzokia a partir de las 21.00]

En el disco colabora un guitarrista veterano como Francisco Simón, quien ha tocado con Duncan Dhu o Miguel Ríos, aunque lo suyo es el blues de Red House.

Le conocimos hace dos años en el Festival de Blues de Hondarribia. Le regalé un disco. Cuando nos dispusimos a decidir dónde grabar y con quién, surgió la idea de encargar la producción a Paco Simón. Le llamé para ver que le parecía, y muy afable y cercano se prestó encantado. Finalmente no pudo ser, pero le pedimos que colaborara en uno de los temas, cosa que hizo muy solícito. Le estamos muy agradecidos, es una persona muy honesta. Toca en ‘Sitting here & thinking’.

Han grabado con Saúl Santolaria en Sweet Saul Music, que de sonido estadounidense conoce mucho, pero ¿a quién le ha tocado tomar la responsabilidad de producir?

Entre él y nosotros. A Saúl le dimos carta blanca para que propusiera. Aun a sabiendas de que el sonido del disco es mucho más contemporáneo del que se suele trabajar en discos de blues, estamos contentos con el resultado porque también aporta personalidad al proyecto.

Parece que el blues, a pesar de ser un estilo marginal, resiste el paso del tiempo.

El blues sigue teniendo su publico, pero es minoritario. Hay varios casos de asociaciones de blues como la de Burlada, que gracias a la pasión de una persona contagia y mantiene viva una afición compartida entre amigos. Hay festivales con un presupuesto moderado, pero gestionados con muchas ganas.