R.S.
BILBO

Tres recetas diferentes para hacer más eficaz el independentismo

‘‘Claves para un proyecto independentista eficaz’’ era el prometedor título de la penúltima mesa redonda de estas jornadas de EH Bildu. Para dotar de más objetividad al debate, se optó intencionadamente por tres contertulios que no viven en Euskal Herria ni están ligados a partidos vascos: Quim Arrufat, conocido por sus responsabilidades en la CUP, y los profesores universitarios vascos Joseba Gabilondo (que intervino a distancia desde Michigan) e Imanol Galfarsoro (de la Universidad de Leeds).

De los tres es Arrufat quien tiene ya no solo ideas y propuestas, sino también un recorrido práctico que contar. Explicó cómo el «nacionalismo de resistencia» catalán «ha mutado» en esta última década en algo que definió como «otra cosa formulada en términos de victoria, de hegemonía política». Situó la clave en la constatación general –desde el «cepillado» del Estatut a las victorias del PP en 2015 y 2016, sumado a la crisis económica– de que el Estado español ya no da más de sí y solo anuncia más autoritarismo. Aunque el 1 de Octubre es la gran referencia, matizó que eso no fue básicamente más que «una treta al Estado» y que donde realmente se visualizó «esa eclosión, esa sublevación popular» fue el 3 de Octubre, con la masiva huelga general. Aquel día Arrufat vio en la calle «un nuevo sujeto» que va mucho más allá del independentismo clásico y se formula en clave de democracia y derechos.

Desde Michigan, pensando básicamente en Euskal Herria, Gabilondo hizo una defensa muy encendida del populismo como vía de acción para lograr que el independentismo llegue al 60%. Cree imprescindible presentar un proyecto claramente alternativo al neoliberalismo y que se formule de modo «muy simple y entendible, con cuatro eslóganes básicos que se repitan de modo sistemático». Por ejemplo, propuso, sobre «sanidad universal, nacionalización de la banca, derecho a vivienda y jubilación garantizada». Yendo más allá, sugirió prometer que con la independencia el salario mínimo crecería a 1.500 ó 2.000 euros; por un lado lo entiende asumible económicamente y en cualquier caso cree que serviría para estimular el debate y ubicarlo en el marco que desea EH Bildu y no «el del PNV, que es el del oasis vasco».

Utopía o no

Viejos colegas ambos, Galfarsoro polemizó amistosamente con Gabilondo. «No caben utopías con la independencia –replicó–, eso se conseguirá en un contexto y seguramente será neoliberal porque Europa es neoliberal. Y es ahí donde hay que gestionar las cosas».

De paso, reivindicó la necesidad de diseñar la independencia: «Igual hay que hablar menos de movilización y más de gestión; para conseguirla, tenemos que empezar a hacer cosas aburridas». El profesor de la Universidad de Leeds insiste en huir de la utopía precisamente porque la independencia vasca le parece factible: «Con Catalunya todos hemos visualizado en el mapa lo que hace dos años nadie realmente preveía».