Se estima que alrededor de un 29% de la población suiza, más de 2 millones de habitantes, son de origen inmigrante. Alrededor de una quinta parte de los mismos es procedente de la antigua Yugoslavia, siendo especialmente significativo el porcentaje de kosovares. A tenor de los datos del Departamento Federal de Asuntos Exteriores suizo, se cifra en 170.000 personas la comunidad kosovar residente en el país helvético, registrándose 40.000 nacionalizaciones en los últimos años. La leyenda popular dice que Kosovo es el vigésimo séptimo cantón suizo, ya que alrededor de un 10% de su población reside en el país centroeuropeo. No obstante, no es sencillo precisar una cifra exacta, ya que muchos de ellos disponían también de nacionalidad serbia. En cualquier caso, se estima que más de 200.000 suizos son de etnia albanesa. Elementos demográficos que se hacen notar en la delegación del conjunto helvético presente en el Mundial, comenzando por el propio entrenador.
Vladimir Petrovic es un bosnio-croata que desarrolló buena parte de su trayectoria en el fútbol yugoslavo, ganando la Liga de 1985 con el Sarajevo. Dos años después se trasladó a Suiza, donde militó en las filas de Martigny, Bellinzona, Locarno, Chur 97 o Buochs. Como entrenador, dirigió a Lugano, Bellinzona o Young Boys, conjunto con el que se midió al Athletic en la Europa League de 2009. Tres temporadas más tarde firmó con el Lazio, conquistando la Copa italiana de 2013. Un éxito que le llevó a ser reclamado por la federación suiza.
Entre los 23 futbolistas convocados por el conjunto relojero, 7 son de ascendencia balcánica y otros 8 proceden de otros lugares del mundo, especialmente de África. El encuentro de hoy tendrá significado especial para Xhaka, Shaqiri y Behrami. Y es que tras 10 años de independencia, Serbia todavía no ha reconocido a Kosovo como un Estado y la cuestión aún genera tensión.
Cabe recordar, por ejemplo, «el partido del dron», disputado el 7 de setiembre de 2014 en Belgrado. Choque en el que un vehículo aéreo no tripulado sobrevoló el césped del Pequeño Maracaná de Belgrado con una bandera de la Gran Albania. Reclamación histórica que reclama como territorios propios a Kosovo y diversas partes de Macedonia, Grecia y Montenegro. La escena derivó en una bronca monumental, invasión de campo y agresiones a varios futbolistas albaneses.
El padre de Granit Xhaka fue uno de los estudiantes de la Universidad de Pristina que se movilizó contra el gobierno yugoslavo en 1986. Cuatro años más tarde se marchó a Suiza, donde nacieron sus hijos Granit y Taulant. Ambos son futbolistas, ambos se formaron en el Basilea, los dos se enfrentaron en la Eurocopa de 2016. Granit juega con Suiza, Taulant con Albania, el país del que es originario su familia.
La llegada de Petkovic al banquillo supuso diversos cambios en el combinado helvético, uno de ellos la no designación de Xherdan Shaqiri como capitán, lo que provocó un gran enfado en la estrella del equipo. Tanto, que durante la pasada Euro amenazó con dejar la selección suiza para jugar con Kosovo. Finalmente, siguió defendiendo los colores del conjunto relojero. No obstante, estaba en disposición de solicitar el cambio de de federación, ya que el extremo es natural de Gjilan, una pequeña localidad kosovar de la que su familia emigró al inicio de la Guerra de los Balcanes. Cuenta con tres pasaportes, incluido el albanés, y durante la celebraciones tras ganar la Champions con el Bayern de Múnich en 2013, no dudó en enarbolar las banderas de Suiza y Kosovo. Durante las últimas semanas, diversas informaciones le han vinculado a la Real.
El lateral Valon Behrami nació en Mitrovica en 1985, aunque a los 5 años se mudó junto a su familia al cantón suizo de Ticino, parte de la zona italiana de la república. Tiene con una gran experiencia internacional y que actualmente juega en el Udinese y al igual que Shaqiri, también optó por seguir defendiendo la elástica suiza y rechazar los cantos de sirena kosovares.
La cita también será especial para el centrocampista Blerim Dzemaili, otro de los futbolistas suizos nacido en la antigua Yugoslavia. En su caso, procede de Macedonia y es hijo de unos albaneses que en 1989 emigraron a Zúrich. En la delantera, el acento balcánico también está muy presente, ya que los padres de Gavranovic y Drmic son croatas, mientras que los del exrealista Seferovic son bosnios.
A la inversa, aunque en menor medida, también se puede apreciar la presencia suiza en el combinado serbio. Es el caso del defensa Milos Veljkovic, nacido en Basilea y que jugó con el combinado helvético en categoría sub-16. Por su parte, el ariete Aleksandr Prijovic alternó ambas camisetas en edad formativa. Jugó con Serbia en la sub-17 y sub-19, mientras que optó por Suiza en la sub-20 y sub-21. En febrero de 2017, tras hablar con el entonces seleccionador Slavoljub Muslin –el técnico al que quiso contratar Fernando Lamikiz durante su candidatura a la presidencia del Athletic en 2001–, decidió dar el salto a la absoluta de Serbia.
Un flujo constante
Veljkovic y Prijovic no son los únicos futbolistas serbios que han nacido fuera del país, ya que Rodic y Jovic llegaron al mundo en Bosnia, mientras que Milinkovic-Savic lo hizo en Catalunya durante la etapa en la que su padre jugó en el Lleida entrenado por Mané y Ondarru. Su caso es tremendamente especial, un futbolista de calidad indiscutible que no era del agrado de Muslin, lo que provocó que la federación decidiese prescindir del entrenador pocos meses antes del Mundial. Mladen Krstajic ocupó su puesto.
El flujo entre futbolistas nacidos o criados en Suiza con las selecciones de la antigua Yugoslavia es constante. Así, poco antes de la Eurocopa de 2008, las decisiones de Ivan Rakitic y Zlatko Kuzmanovic de renunciar a jugar con el equipo relojero, con el que habían disputado partidos sub-21, para incorporarse a los combinados de Croacia y Serbia supusieron un auténtico terremoto mediático. Ivan Rakitic, natural de Mohlin, está disputando el Mundial con los vatreni.
Fuera del Mundial, la presencia de futbolistas helvéticos en el conjunto albanés es masiva, con los casos de Ajeti, Djimsiti, Veseli, Aliji, Taulant Xhaka, Abrashi o Brasha, muchos de ellos internacionales relojeros en categorías inferiores. Junto a ellos, hay varios futbolistas nacidos en la antigua Yugoslavia como Ramadani, Grezda, Kukeli, Llullaku, Lenjani o Lika. Los dos últimos nacieron en Kosovo pero crecieron en Suiza. Por su parte, en la selección macedonia también está el suizo Gjorjiev, mientras que en el combinado kosovar asoman Alili, Krasniqi, Xhenajli, Kryeziu, Pnishi, Kololli o Voca, todos ellos procedentes del país helvético. Un flujo que probablemente aumentará durante los próximos años.