Dabid LAZKANOITURBURU

Sigue la macabra rifa europea para acoger a barcos migrantes varados

Ante el drama de barcos cargados de refugiados y varados en alta mar, Italia ha vuelto a ganar por la mano a una UE indecisa –por no decir noqueada– y ha negociado el desembarco del Lifeline en Malta pero a cambio de que los inmigrantes sean distribuidos por países. Mientras tanto, Roma cierra el cerco sobre las ONG, a las que se impide atracar en Sicilia y que ven obstaculizada su labor de rescate por los guardacostas libios, a las órdenes de Roma.

El Gobierno italiano ganó por la mano al Ejecutivo francés en el macabro rifi-rafe europeo en torno al rescate de refugiados y migrantes que intentan llegar a las costas europeas.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, anunció que el barco de rescate de la ONG alemana Lifeline atracará en Malta y una parte de los 234 inmigrantes rescatados irán a Italia.

Conte explicó que el primer ministro maltés, Joseph Muscat, le confirmó que el barco, del mismo nombre que la ONG y que lleva cinco días esperando un puerto tras el rechazo de Italia, atracará en Malta y que «se investigará a la embarcación para averiguar su efectiva nacionalidad y si se han respetado las reglas de derecho internacional por parte de la tripulación».

«Italia hará su parte y acogerá una cuota de inmigrantes que están en el Lifeline con la esperanza de que otros países europeos hagan lo mismo», subrayó Conte, quien añadió que, «coherentemente» con el principio de la propuesta avanzada por Italiaen la pasada cumbre informal sobre inmigración, «quien desembarca en las costas italianas, españolas, griegas o maltesas, desembarca en Europa».

El vicepresidente italiano, Luigi Di Maio, ya había advertido de que Italia daría puerto a Lifeline «si España, Francia o Malta no lo hacen», pero el líder del antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5S), socio en el Gobierno con la ultraderechista Liga) subrayó que después requisarían el buque.

La ONG respira aliviada

El fundador de Lifeline, Axel Steier, aseguró que la ONG está «más que contenta» con esta solución, a pesar de que no han recibido «confirmación todavía» por parte del Gobierno de Malta.

El Gobierno de Malta confirmó que permitirá al desembarco, pero a condición de distribuir a sus rescatados entre otros países. Según las fuentes consultadas por “Times of Malta”, hasta el momento Italia, Malta, Francia y Portugal habrían confirmado su disposición a acoger a parte de los rescatados, mientras que otros tres –Alemania, Países Bajos y España-- estarían «evaluando» esta opción.

«Macron, peor que Orban»

El ministro de Interior italiano, el ultraderechista Matteo Salvini, celebró en Twitter que finalmente esta ONG vaya a desembarcar en Malta y no en Italia.

Salvini arremetió la víspera contra el presidente francés, Emmanuel Macron, a quien acusó de ser 15 veces más malvado que el primer ministro húngaro, Viktor Orban. «Dicen que Orban, el enemigo número uno para muchos, no cumple sus obligaciones para relocalizar a 300 personas, lo que quiere decir que Italia debería relocalizar a 300 personas en Hungría. Pero ocurre que la Francia del bueno de Macron no cumple su promesa sobre 9.000 personas. Luego si Orban es malvado, Macron es 15 veces más malvado», concluyó,

Una lógica, la suya, que aprovecha los distintos niveles de inacción –de insolidaridad– europea para sacar partido político de la situación. Y que, a la luz de los resultados de las locales del domingo –y de las encuestas, que auguran hasta un 30% de votos a la Lega y elevan a más del 70% el porcentaje de los italianos que defienden la política migratoria de su líder–, le está saliendo redonda a Salvini.

Por de pronto, el golpe de mano del Gobierno italiano dejó en mal lugar al Gobierno francés, cuyo portavoz, Benjamin Griveaux, había anunciado una «solución europea» al drama del Lifeline con su desembarco en Malta. Por contra, Salvini anunció que «este barco fuera de la ley será finalmente inmovilizado», después de atracar en la isla. El Gobierno maltés confirmó que se estaba evaluando esta posibilidad y anunció también que se estudiaría abrir una investigación respecto a la actuación del capital del barco, que «ignoró las instrucciones dadas, de acuerdo con las reglas internacionales, por las autoridades italianas», cuando estas les indicaron que no intervinieran en el salvamento porque lo haría la Guardia Costera de Libia.

A estas alturas, hay pocas dudas de que es Italia la que ha tomado las riendas en el drama que acaece en el Mediterráneo. Y que, reivindicando su papel en primera línea de la crisis, está marcando la agenda.

En un alarde de dosificación reñido con las más elementales reglas de la humanidad, el Gobierno italiano permitió el desembarco de los 113 inmigrantes del buque mercante danés Alexander Maersken el puerto siciliano de Pozzallo (sur), varado asimismo desde el jueves.

Con esta autorización de atracar en la localidad siciliana, el Ejecutivo romano confirma su estrategia para frenar el flujo migratorio y con la que se niega a aceptar los barcos de las ONG.

Así, barcos humanitarios como el Aquarius y el Open Arms (Pro Activa) se encuentran sin posibilidad de intervenir en las costas libias por el bloqueo de los guardacostas del país norteafricano. Al punto de que el Aquarius se dirigía a Marsella tras serle negado el desembarco en La Valetta (Malta) para labores de reabastecimiento y cambio de tripulación.

Con el papa en el Vaticano

Mientras tanto, el papa Francisco recibió a Macron y ambos departieron sobre la cuestión migratoria y el papel que debe adoptar la Unión Europea (UE), en un encuentro en el Vaticano.

Macron, junto con su compañera Brigitte Trogneux, llegaron con retraso por su cita previa en Palacio Farnese con una delegación de la Comunidad de Sant Egidio, la organización católica que impulsó los corredores humanitarios para los refugiados y que ya ha traído a cerca de 1.100 sirios procedentes del Líbano.

Macron no fue recibido por ningún representante del Gobierno italiano.

 

Haftar se hace con todo el petróleo libio

Libia se hunde todavía más en la crisis con un nuevo enfrentamiento en torno al control de las terminales petroleras y la gestión de los beneficios del oro negro entre las autoridades políticas rivales, lejos del acuerdo vendido entre ambas hace un mes en París.

Desangrada por una encarnizada lucha de poder y sumergida en el caos tras el linchamiento de Muamar Gadafi en 2011, Libia está dirigida por dos entidades rivales: el Gobierno de Unidad Nacional (GNA), auspiciado por la ONU y reconocido por la en su día llamada «comunidad internacional», y un gabinete paralelo instalado en Tobruk (este), apoyado por Rusia, Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y, en la sombra, por el Estado francés. Este último, liderado por el «Ejército Nacional Libio», está dirigido por el exgadafista y mariscal Jalifa Haftar, quien aspira a controlar la gestión de los petrodólares, única fuente de riqueza del país tras casi cuatro décadas de gadafismo.

En abierto desafío, Haftar anunció que todas las instalaciones bajo su control pasarán a la compañía de petróleo del gobierno de Tobruk.

El GNA reaccionó urgiendo a la ONU a que bloquee «toda tentativa de venta ilegal de petróleo».

Haftar y su ejército controlan las cuatro terminales del Creciente Petrolero, además del puerto de Hariga, en Tobruk, cerca de la frontera egipcia y desde donde es exportada la mayoría del petróleo libio. las terminales eran hasta ahora gestionadas por la NOC, con base en Trípoli. En la misma línea, los beneficios del petróleo eran gestionados hasta ahora por el Banco Central de Trípoli, controlado por el GNA, «que distribuía el dinero a todas las regiones e instituciones», señaló el viceprimer ministro, Ahmed Meitig.

Para justificar el acaparamiento por parte de Tobruk, el portavoz del mariscal Haftar, Ahmed al-Mesmari, aseguró que grupos «terroristas son financiados por el petróleo», en alusión a las milicias de Ibrahim Jadhran y sus aliados, que a mediados de este mes atacaron y se hicieron con el control de las terminales de Ras lanuf y Al-Sedra. Estas instalaciones fueron recuperadas por Haftar días después. GARA

 

El Supremo avala la islamofobia de Trump

El Tribunal Supremo de EEUU respaldó con una fuerte división el veto migratorio del presidente del país, Donald Trump, pese a las alegaciones de que apuntaba especialmente a países de mayoría musulmana.

La corte falló así a favor de la tercera prohibición de viaje promulgada por el mandatario desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017 y que afecta a Libia, Irán, Somalia, Siria y el Yemen e impone restricciones a los venezolanos y los norcoreanos desde setiembre.

La sentencia fue respaldada por la mayoría conservadora del tribunal y salió adelante por cinco votos a favor y cuatro, progresistas, en contra.

En ella, se considera que Trump ejerció «legalmente» su poder para «suspender la entrada» de extranjeros al país. «¡Ouah!», reaccionó Trump en un tweet lapidario.

La primera prohibición había sido aprobada en enero de 2017, justo después de su toma de posesión.

Dicha orden fue bloqueada por tribunales federales y el Ejecutivo preparó una segunda versión, tramitada en marzo, que eliminaba de la lista a Irak y suprimía las excepciones recogidas en el programa de admisión de refugiados, pero las cortes nacionales se opusieron de nuevo e impidieron su puesta en marcha. Tras varios reveses judiciales, ese veto pudo entrar en vigor gracias precisamente al Tribunal Supremo, que permitió al Gobierno restringir el ingreso de aquellos que no tenían familia cercana en EEUU.

Las restricciones eran temporales y cuando expiraron, en setiembre, Trump proclamó su tercer veto, que incluyó por primera vez a dos países sin mayoría musulmana, Corea del Norte y Venezuela, en los que las restricciones solo afectaron a algunos funcionarios y su «familia inmediata».

La inclusión de dos países que no albergan una mayoría musulmana fue una jugada maestra, pues debilitó la argumentación de que estaba basada en un prejuicio antimusulmán, en lo que coincidían los jueces progresistas y la Unión Americana por las Libertades Civiles, que aportó pruebas como la promesa de Trump en campaña de que prohibiría la entrada de musulmanes o su retuiteo de vídeos islamófobos neofascistas británicos.. GARA