Lesbianas, putas o bigotudas son algunos de los improperios que tuvieron que escuchar las mujeres que decidieron, hace ya más de dos décadas, participar de forma activa en el alarde de Irun. Ahora, desde la ironía y el humor, un colectivo que se hace llamar Betiko Bigotudak recuerda a ambos alardes y a la ciudadanía en general el objetivo de aquellas primeras mujeres soldado y que aún está por conquistar: una alarde único e igualitario.
Ha llovido mucho desde que en 1996, 57 mujeres intentaran entrar en el alarde que celebra las fiestas de San Marcial de Irun. La brutalidad que se vivió aquellos años ha menguado, sin embargo, cada 30 de junio, familias y cuadrillas de Irun se dividen para celebrar dos fiestas paralelas. La primera, el alarde igualitario, que poco poco se va abriendo paso sobre todo entre las generaciones más jóvenes. La segunda, el alarde discriminatorio, que pese a burlar todas las leyes de igualdad goza del amparo de las instituciones locales.
Este año coincidiendo con el 20 aniversario del primer alarde igualitario, un colectivo, que trabaja especialmente en las redes sociales, busca homenajear a aquellas primeras mujeres soldado e incidir en que aquella lucha aún no ha llegado a su fin.
Desde que se lanzara a las redes, Betiko Bigotudak ha repasado, mediante memes, imágenes y vídeos, la historia de esta lucha «para que no olvidemos ni quiénes somos, ni de dónde venimos y, sobre todo, a dónde vamos».
El primer vídeo recuerda la primera intentona. En 1996, 57 mujeres se incorporaron a las filas del alarde pero la muchedumbre concentrada lo evitó. El segundo vídeo recuerda como una año después, tras debates y votaciones, el tan tradicional alarde optó por cambiar el recorrido para evitar la participación de las mujeres.
Betiko Bigotudak trabaja además desde el humor, con memes y un concurso, algo insólito para hacer frente al tema de los alardes, problemática que ha sembrado la discordia en las sociedades de Irun y Hondarribia.
El sábado, día 30 de junio, Irun volverá a vivir una nueva jornada festiva y si nadie lo evita volverá a celebrar su día grande con una ciudadanía dividida.