GARA
BILBO

El arte desenfadado de Vasconcelos conquista el Museo Guggenheim

El arte desenfadado, colorista y divertido, aunque no por ello exento de compromiso con la cultura popular de Portugal y los derechos de las mujeres, de Joana Vasconcelos, la primer artista lusa que tiene una muestra individual en el Museo Guggenheim de Bilbo, protagoniza desde hoy la programación estival del centro expositivo. La exposición, titulada «Joana Vasconcelos. I’ll be your mirror» (Seré tu espejo), es una selección de 30 obras.

Cuatro de las obras expuestas han sido realizadas específicamente para el centro bilbaino, que abarcan toda su trayectoria artística desde que comenzase en 1997 hasta la actualidad, aunque no se trata de una retrospectiva al uso.

La muestra, comisariada por Petra Joos, del Guggenheim Bilbao, y el escritor y gestor cultural Enrique Juncosa, expone al espectador algunos de los trabajos más icónicos de Joana Vasconcelos (París, 1971). Las obras de la artista portuguesa encierran divertidos guiños reivindicativos a la cultura popular de su país, con la utilización para sus obras de elementos de la misma como el bordado a ganchillo o el uso del azulejo, y de denuncia de la falta de igualdad en los derechos entre hombres y mujeres.

Este último es el caso de las obras tituladas “Burka” (2002), “Marilyn”, “La novia” (2001-2005) o “Solitario” (2018), que ironiza de forma amable sobre los contrapuestos sueños de las mujeres (el anillo de compromiso) y los hombres (las llantas de deportivo de alta gama que dan forma al aro de la joya). Sus obras son producto de un minucioso y complejo proceso artesanal en el que interviene un amplio equipo de 60 personas, desde ingenieros y arquitectos hasta bordadoras y planchadoras, que trabajan en su taller del barrio lisboeta de Belem.

Impacto

El resultado son espectaculares e impactantes instalaciones realizadas con objetos de la vida cotidiana como los 4.000 tenedores rojos que conforman el “Corazón independiente rojo”, los tampones que componen la lámpara de araña titulada “La novia” o las planchas de “A todo vapor”. La obra más espectacular de la exposición es la pieza de la serie “Valquirias” denominada “Egiria”, en honor a la figura de la primera mujer viajera y escritora hispanorromana del siglo IV d.C. de que se tiene noticia en la historia, que con su volumen ocupa todo el atrio de entrada del Museo y, con sus ocho brazos, invade todos los rincones y recovecos del recibidor ideado por Frank Gehry para el museo bilbaino.

Se trata de una pieza de 40 metros de alto que desciende desde el techo del atrio hasta casi rozar las cabezas de los visitantes, confeccionada en tela de vistosos y brillantes colores con remate de luces, bordada a mano durante dos años por 20 artesanos, y que tiene un peso cercano a las dos toneladas.

La estructura, una vez inflada con aire, adopta la forma del cuerpo de una mujer que invade con sus tentáculos y su figura todos los rincones del curvilíneo atrio diseñados por el arquitecto masculino, en otro guiño de reivindicación feminista de la ocupación de los espacios museísticos, hasta ahora mayoritariamente reservados para los artistas masculinos, por las mujeres creadoras.

Otra de las piezas más relevantes de la muestra, que permanecerá expuesta hasta el 11 de noviembre, cuando viajará a Oporto y Roterdam, es la que da título a la exposición, “Seré tu espejo”, una estructura con forma de máscara veneciana realizada tanto en su exterior como en su interior en espejos enmarcados en bronce, material con el que ha trabajado Vasconcelos por primera vez.

Esta obra, por la que el espectador deberá circular para captar toda su esencia, según ha explicado la artista en su presentación, es una metáfora de la cultura europea, donde la máscara era un elemento fundamental en las lujosas fiestas que disfrutaban las aristocracias en siglos pasados y de la imagen que de ella tienen los propios europeos.