Agus Hernán ha apuntado en un momento de esta mesa redonda que «somos de memoria corta y nos olvidamos de los periodos de bloqueo y frustración de estos años». Efectivamente, las perspectivas actuales de solucionar consecuencias del conflicto hasta ahora encalladas han avanzado notablemente y todo parece empezar a dibujarse como factible en el escenario post-ETA. La señal más notoria, aunque no única, es el nuevo discurso del Gobierno español sobre los presos, si bien Hernán ha matizado que no es solo cosa del PSOE: el PP también se iba preparando para un cambio de escenario («hay datos objetivos») y en el fondo todo tiene que ver con la gran unidad de acción ya consolidada en Euskal Herria (con mayoría de 92% en el Parlamento de Gasteiz y 66% en el de Iruñea).
«El nudo se va soltando», ha resumido el representante del Foro Social Permanente. Ha considerado importante y necesario que las víctimas sean informadas y escuchadas en este proceso, aunque sin concederles derecho a determinar las políticas públicas. También aprecia avances claros Agus Hernán en este ámbito: «Hoy las diferentes víctimas se reconocen entre ellas, empatizan». Por estas puertas abiertas, considera que llegará el día en que puedan abordarse también problemas más enquistados, como la ley 7/2003 o las sentencias basadas en torturas. Y prevé que se avanzará igualmente en un tercer espacio: el de la «memoria inclusiva», porque «si son posibles acuerdos en presos y víctimas, ¿por qué no lo van a ser también en el relato?»
El reconocimiento de la tortura es otro asunto que ha dado un enorme paso adelante este año con el informe encargado por Lakua, que ha desgranado Laura Pego, principal responsable del mismo junto a Paco Etxeberria. Aunque persisten muchas dificultades para lograr la justicia y la reparación, ha saludado novedades como la disposición del PSOE a levantar el veto del PP a la ley de víctimas de violencia policial de Lakua. Y ha citado que la resolución europea sobre el caso Portu-Sarasola ha supuesto un salto cualitativo al pasar a señalar al Estado español por «trato inhumano» y no solo por no investigar torturas.
Junto a ambos, el profesor Massias ha entrado también con pincel fino en la cuestión, destacando por ejemplo las opciones de avanzar hacia la verdad pese a la distorsión que provoca tantas veces .la llamada «verdad judicial».
Dicho todo esto y visto el nuevo cuadro de expectativas, ¿para cuándo la Justicia Transicional a la que aludía el título de esta mesa redonda? Los intervinientes han matizado la cuestión. Si se mira en profundidad, algunas de las cosas que empiezan a pasar tienen ese sentido, sea cual sea la terminología que se les da. Hernán prevé que la Justicia Transicional aquí básicamente tomará la forma de aplicación de la legalidad eliminando las excepcionalidades que han regido hasta ahora y Pego comparte que la idea de que ya estamos en ese contexto «aunque no se hable de Justicia Transicional».