¿Gestación subrogada o vientres de alquiler? Pros y contras
Existen dos grandes corrientes: la que habla de gestación subrogada como un derecho reproductivo asociado a la libertad individual y la que se inclina por el término vientres de alquiler para denominar la que consideran una explotación asociada a la desigualdad.
¿Gestación subrogada o vientres de alquiler? Los límites de la mercantilización de los cuerpos de las mujeres». Así se tituló el curso de verano de la UPV-EHU que se celebró este pasado jueves y viernes en el Palacio Miramar de Donostia. Un signo de interrogación y dos términos de denominación posibles, para poner sobre la mesa los argumentos tanto en favor como en contra de esta práctica que, según señalaron, aunque no tengamos datos, tenemos todos los indicios de que está creciendo. También indicaron que en contra de lo que podamos pensar no es algo nuevo, sino que estaba recogido ya en el código de Hammurabi, en el año 1800 a. C.
Ainara Canto Combarro, de la Fundación EDE, y Aida Ortega Sánchez, de Suspergintza Elkartea, presentaron un estudio de Emakunde. Explicaron que no existen fuentes suficientemente rigurosas para extraer datos que nos ayuden a dimensionar esta práctica, pero sí que mencionaron los lugares más frecuentes, EEUU, Ucrania e India. En cuanto a las encuestas para conocer la percepción de la sociedad, apuntaron que los resultados no coinciden entre las diferentes fuentes.
Desde la perspectiva ética y social es un tema que tiene muchas aristas y matices y que es «difícil de simplificar». Canto dividió dos grandes corrientes: la primera la de las personas que hablan de gestación subrogada como un derecho reproductivo asociado a la libertad individual. La segunda la de las personas que se inclinan por el término vientres de alquiler para denominar la que consideran una forma de explotación asociada a la desigualdad de género y de clase social. Estas hablan de los límites de la libertad individual. Los estados se dotan de normas para establecer los límites. Estos dependerán, por tanto, del modelo de estado. La primera corriente defiende «la emancipación y la autonomía de la mujer y el derecho a decidir sobre su cuerpo». En cambio, la segunda hace hincapié en que las relaciones de desigualdad ponen en cuestión «la libre elección» de las mujeres.
La responsable del servicio de investigación de la Fundación EDE lanzó muchas preguntas: ¿Por qué no reconocemos esta práctica como un servicio o un trabajo?¿Los derechos de la mujer están por encima de los derechos individuales? La gestación subrogada pone en cuestión también la afirmación de que los seres humanos no se venden ni se compran. ¿Y los derechos de las niñas y los niños? La experta dijo que desde la perspectiva ética y social se le presta poca atención a este interrogante. Ocurre justo lo contrario al analizar el tema desde el punto de vista jurídico, ya que, como explicó Ortega, las leyes y las recomendaciones se centran en el interés superior del menor.
Los riesgos
Ainara Canto mencionó algunos riesgos de la gestación subrogada. «En los derechos de las mujeres corremos el riesgo de instrumentalizar los cuerpos, tomándolos como máquinas reproductoras. Así podemos retroceder en los derechos conquistados por el feminismo. En cuanto a las niñas y los niños existe el riesgo de que nadie las tutele y de que no se cumpla su derecho de conocer sus orígenes». Además, puede afectar a la convivencia (libertad Vs. bien común).
Hay quien ve a la mujer gestante solo como portadora o cuidadora durante nueve meses, y hay quien la ve como madre, teniendo en cuenta que el proceso de gestación no es cualquier proceso (tiene implicaciones físicas y emocionales) y la gestante está vinculada a él. A menudo se fragmenta la gestación: por una parte los portadores del gameto, por otra la gestante... Según Canto, esto nos lleva a nuevas preguntas: ¿Se pueden subrogar los derechos humanos? ¿Quién sustituye a quién? ¿No estamos deshumanizando la capacidad de reproducción? ¿Qué importancia tienen los vínculos genéticos?
Hay riesgos relacionados con la salud física de la gestante puesto que el embarazo supone una transformación importante para el cuerpo de la mujer. El parto también conlleva sus peligros y se puede reducir la posibilidad de ser madre en el futuro. Además, «no conviene obviar la huella corporal que se genera de la simbiosis niña-madre. No hay estudios rigurosos que hayan tratado sobre las consecuencias y riesgos para madres y hijas. No quiere decir que no las haya, solo que no las conocemos».
Desde la mirada de la ética existe el peligro de que «las madres y padres intencionales se conviertan en compradores que pueden elegir el mejor producto. ¿No se estará seleccionando genéticamente? La gestación subrogada puede ser una antesala para que con los avances científicos se pueda gestar de forma extrauterina. ¿Es el lugar a donde queremos ir?».
Desde la perspectiva sociológica, es un fenómeno relacionado con la baja natalidad que, según Canto, puede deberse al estrés, el hecho de que las mujeres sean madres más tarde y los problemas de conciliación. Apuntó que influye el discurso de que la maternidad o la paternidad son el culmen de la felicidad y que existe una presión sobre las personas que no son madres o padres.
Es «un negocio lucrativo para las agencias intermediarias que ejercen de lobby» y esto también condiciona el debate. Por otra parte, indicó que el colectivo LGTBIQ pone el acento en favor de la gestación subrogada como una forma de transgredir el heteropatriarcado y reconocer la diversidad de las familias. No obstante, esta práctica conlleva una visión de la reproducción como propiedad (“nuestros” hijos), por lo que se preguntó si en realidad no perpetúa un modelo. Esta idea nos lleva a la adopción. Un elemento que suele aparecer en los debates son las dificultades que existen para estos procesos.
Ainara Canto hizo hincapié en la importancia de pasar de la visión individual a la colectiva y de reflexionar sobre las consecuencias, como el riesgo de desigualdad en la medida en que unas personas tienen más acceso a medios económicos y consiguen sus deseos (o derechos, en opinión de algunas corrientes) frente a otras que no pueden hacerlo. Así, de los países ricos se acude a realizar la gestación subrogada a países en vías de desarrollo donde los derechos de las mujeres están menos garantizados.
Era honetara guraso izan nahi duten gehienak bikote heterosexualak dira
Beatriz San Roman Psikologia Sozialeko irakaslea eta doktorea da Bartzelonako Unibertsitate Autonomoan. AFIN ikerketa taldeko kidea ere bada. Bertan, diziplina desberdinetako pertsonek lan egiten dute, besteak beste haurduntza subrogatuaren inguruan. Modu honetara guraso izan nahi duten gurasoen inguruan dakiena agertu zuen udako ikastaroan. «%70-80 bikote heterosexualak dira. Bikoterik gabeko gizon eta emakumeak ere badira».
Agertu zuenez, arazoak dituzte era «naturalean» guraso izateko eta haurduntza subrogatua baimendua dagoen edo hutsune legalek horretarako aukera ematen duten herrialdeetara jotzen dute. «Esker onaren eta diruaz aparteko beste hartu-emanik ez izatearen arteko tentsioa bizi dute». San Romanek ezagutu dituen haurdunei dagokienez, Erresuma Batukoak ama dira lehendik eta «zaintzako langile» gisa ikusten dute beren burua. «Batzuek gaizki pasatzen dute erditzearen ondotik, baina urtebete geroago ongi egoten dira eta hamar urtera diote ez direla damutzen eta egin duten gauzarik onenetakoa dela. Indian abusu eta indarkeria egoerak bizi dituzte eta familiekin zuzenean negoziatzea eskatzen dute. Ukrainakoen beldurra umea jaiotzean guraso izan nahi dutenak ez agertzea da». Haurren garapen psikologikoan ez du eraginik ikusi.