Nagore BELASTEGI

Palmeras de colores en el cielo nocturno

Los fuegos artificiales tienen la capacidad de hacer callar a toda una ciudad por unos minutos. Aunque con sus colores impresionan a gente de todas las edades, el atractivo favorito de las fiestas tiene también sus detractores.

Palmeras sobre la bahía de la Concha. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)
Palmeras sobre la bahía de la Concha. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)

Dejan con la boca abierta a niños y mayores, aunque a los primeros, en ocasiones, les den miedo. Crean formas preciosas en el cielo, corazones, cajas, pero sobre todo brillantes palmeras de colores. Algunos suenan como cuando arde la leña, otros silban en su vuelo, casi todos terminan en un estruendo. Hablamos de los fuegos artificiales, imprescindibles en las fiestas de las capitales de Hego Euskal Herria y cada vez más presentes también en los pueblos.

La semana pasada la casa Hermanos Caballer ganó el concurso de fuegos artificiales de la Aste Nagusia donostiarra. Durante estos días otras siete pirotecnias se disputan el premio del concurso Villa de Bilbao; podrán optar al Premio del Público, concedido a votación popular mediante la aplicación móvil de las fiestas, o al Premio del Jurado, compuesto por representantes de diferentes sectores de la ciudad y que valorará la ocupación del espacio aéreo, la pureza, intensidad, brillo y duración de los colores, y la variedad cromática, luminosidad y variedad, entre otros aspectos.


Gorka RUBIO / FOKU)

Además, cabe destacar que la pirotecnia vasca Astondoa pondrá el broche de oro a las fiestas mañana en la ría, a las 22.230, con el espectáculo “Su dantza”, que combinará fuego, música y color. Recomiendan ver el espectáculo desde cualquiera de las dos márgenes de la ría, en el tramo comprendido entre los puentes Pedro Arrupe y el del Ayuntamiento.

Tanto en la capital guipuzcoana como en la vizcaina el evento diario de fuegos artificiales es uno de los favoritos del público y el que más gente atrae. No en vano son dos de los certámenes más importantes del Estado. Pero esto no es nuevo, pues los fuegos artificiales están directamente relacionados con la invención de la pólvora en China. Los estudios indican que su descubrimiento fue casual, cuando los taoístas trataban de crear una poción para la inmortalidad. Irónicamente, la pólvora pasó a manos de las fuerzas militares que la usaban para matar.

Los árabes llevaron la fórmula de Oriente a Europa, también con fines lúdicos. Aunque a menudo generalicemos con los términos petardo y cohete, según el efecto deseado lleva diferente nombre: buscapiés o carretillas, bombas o carcasas, tracas o masclets, bengalas, palmeras, palomitas...

Aunque en plenas fiestas, mirando al cielo con la boca abierta puedan parecer sencillos, los fuegos artificiales son química pura. Los colores son causados por las sales presentes al quemar la pólvora, que libera energía, y según la longitud de onda en el espectro electromagnético podemos ver un tono u otro. Así, si la mezcla lleva potasio resulta en lila, mientras que el hierro da al fuego un color anaranjado y el sodio amarillo. El cobre ofrece un verde intenso, y el verde pálido se consigue gracias al bario. Algo similar ocurre con el rojo, pues para lograr un rojo suave se usa litio y para un rojo intenso el estroncio. Para que la luz blanca brille más usan aluminio o magnesio.


(Idoia ZABALETA / FOKU)

Actualmente los particulares pueden comprar y lanzar sus propios artículos de pirotecnia, pero con ciertas restricciones. Aunque antes solo se permitía el uso de petardos y bengalas, actualmente se comercializan baterías de fuegos ya preparados, que funcionan prendiendo una sola mecha y estallan según están programados, de manera rítmica y segura (siempre que se manejen siguiendo las medidas de seguridad correctas).

Sus críticas

Así, los fuegos artificiales tienen sus seguidores, fieles espectadores que a diario esperan el momento del concurso pirotécnico de turno. También sus detractores, pues aunque nadie puede negar que se trata de un espectáculo precioso, casi mágico, causan ciertas molestias.

Por un lado están quienes se quejan del efecto ambiental que tienen, pues producen tres tipos de contaminantes: perclorato de sodio, metales pesados y aerosoles sólidos. Estos se liberan en el aire, pero son aún más dañinos si son detonados cerca de cuerpos de agua porque producen daños a los ecosistemas.

Por otro lado, los amantes de los animales sufren por sus mascotas. Seres como perros y gatos tienen un oído más sensible que el humano y se asustan severamente cuando se lanzan los fuegos (en el 40% de los casos). Se han dado casos de animales que han saltado del balcón tratando de escapar del estruendo, sin entender lo que pasa. Debemos ponernos en su piel: si a nosotras los petardos nos pueden llegar a asustar, y provocan que nos encojamos aun sabiendo lo que está pasando, imaginemos el susto no de un solo estruendo repentino, sino de unos largos quince minutos de explosiones, y además sin saber lo que es.

Un estudio de la Universidad de Oslo señalaba que los petardos y los fuegos artificiales son los principales causantes del terror, por delante de otros ruidos fuertes como los truenos de las tormentas y el ruido del tráfico. Además, apuntaba que los truenos y los petardos son los causantes del 20% de los casos de animales extraviados, tal es el terror que sienten que tratan de huir como sea.

Es por eso que las asociaciones animalistas alertan de esta situación cada vez que se acerca un evento festivo. Dado que de momento ni siquiera hay un debate abierto sobre este tema, los dueños de perros solo pueden ayudar a sus compañeros peludos a pasar el mal trago. ¿Cómo? lo primero de todo es que el animal esté acompañado cuando suenen los fuegos artificiales. Una vez con él, el mejor consejo es mostrar calma y tranquilizarle. Si el dueño está nervioso la mascota lo percibirá. Una de las medidas recomendadas es camuflar el ruido bajando las persianas o subiendo el volumen de la tele, por ejemplo, así como buscar las zonas más tranquilas del hogar. Entre los expertos hay discusión sobre si el uso de ropa o vendajes compresores surte efecto para reducir la ansiedad, pero el consenso general es que en la mayoría de los casos sí lo hace.

Cada vez existe más conciencia sobre el tema, hasta el punto que la ciudad italiana de Collechio fue pionera en programar «fuegos artificiales silenciosos». Pero también estos también tienen polémica, pues mientras que algunos los pintan como los espectáculos pirotécnicos del futuro, otros creen que traicionan el espíritu de los fuegos artificiales tradicionales. Sin embargo, no estamos hablando de un nuevo invento. Las empresas de pirotecnia los fabrican desde hace tiempo, y se llaman «silenciosos » porque hacen menos ruido, pero no son realmente silenciosos. Las palmeras o estrellas que dibujan en el cielo son también de menor tamaño. Para compensarlo, suelen tener una coreografía más pensada y más variedad de color.

A la espera de una solución real, este tipo de pirotecnia parece ser la mejor opción para seguir disfrutando de uno de los grandes espectáculos de la mayoría de las fiestas, pero evitar que nuestras mascotas sufran con cada explosión.