Ibai AZPARREN

Fiesta sin comida no es fiesta cumplida

El pulpo, el ajoarriero, el verdel o la morcilla son productos típicos que se consumen en las comidas populares, concurso y degustaciones que amenizan las fiestas de los diferentes rincones de Euskal Herria.

Concurso de paellas en Urduña. (Jaizki FONTANEDA / FOKU)
Concurso de paellas en Urduña. (Jaizki FONTANEDA / FOKU)

La gastronomía y la celebración son dos conceptos que van de la mano. Comidas populares, concursos y degustaciones de platos típicos amenizan las fiestas de los diferentes rincones de Euskal Herria. Los festejos son una excusa para comer y beber, pero también suele ser a la inversa, donde la comida suele ser motivo de fiesta. En Zumaia, el tercer sábado de setiembre se celebra el Olagarro eguna. Un día festivo en el que más de 500 personas se hartan de pulpo en la comida popular en la plaza Eusebio Gurrutxaga. Pulpo con patatas o paella de pulpo son platos típicos que se preparan con este octópodo. Pero eso no es todo. El año pasado, en el área de regatas y en las habituales cuatro txosnas de la calle Erribera y en la Plaza Amaia, se sirvieron 10.000 brochetas de pulpo, a un euro. Además, cada txosna suele preparar entre 50 y 75 litros de sopa de pulpo, que se reparte entre los asistentes por la mañana. Las regatas de trainerillas entre cuadrillas, la diana de txistularis, los grupos locales y las txarangas acompañan una jornada en la que se consumen más de 600 kilos de pulpo.


Gari GARAIALDE / FOKU

«Viene tanta gente que el pulpo se agota», explica Pedro Amundarain, camarero del bar Kalari, situado también en la calle Erribera. En este caso, en el bar elaboran pulpo a la gallega y a la vinagreta durante todo el año, pero en el Olagarro eguna las cantidades aumentan considerablemente. «Si los días normales se acaban todos los pintxos, imagínate ese día», apunta Amundarain. Para el tabernero, la clave es acompañar el manjar con «un buen txakoli».

Del molusco al pescado azul, cada año, a finales de marzo o a principios de abril, se celebra en Mutriku el Berdel Eguna. Esta especie se pescaba en abundancia y no tenía gran aceptación entre los consumidores. Tras un periodo de reflexión, nació, en el año 1993, el Berdel Eguna con el objetivo de impulsar el sector pesquero de las costas vascas. Desde entonces, cocineros locales preparan durante este día parrilladas, marmitako e infinidad de pintxos con este pescado que pertenece a la familia del atún. Se calcula que cada año se consumen más de 500 kilos de verdel, con el que se preparan alrededor de 25.000 raciones.

La degustación del verdel viene acompañada todos los años con la tradicional regata de velas, pasacalles con trikitilaris y conciertos que se celebran tanto en la Plaza Zabiel como en el Puerto de Mutriku, donde la fiesta se alarga hasta las altas horas de la noche.

Esporádicamente, la bebida es una fiel compañera en los días de gaupasa, pero también lo es la comida. En Donostialdea, ya sea en sociedades, txosnas o en la propia casa de alguno de la cuadrilla, es costumbre tomar sopa de ajo. Pan, aceite, ajos, agua y sal son los cinco elementos esenciales para preparar este modesto plato, perfecto para recuperar fuerzas pero con el que hay que tener especial atención si se quiere seguir con la parranda, teniendo en cuenta el fuerte sabor de boca que deja.

Justamente, en la Feria de Santo Tomás de Donostia, cada 21 de diciembre la ciudad se transforma en un mercado rural donde la protagonista es la txistorra. Este producto ha pasado a ser tradición y, según los expertos, una buena txistorra debe prepararse con papada, magro, ajo, sal y pimentón. No obstante, los comercios han empezado a ofrecer, desde el año pasado, una especie de «txistorra» vegana. Los productores y elaboradores de txistorra de toda Euskal Herria tienen la oportunidad de demostrar en ese escenario la calidad de sus recetas en el Concurso de Txistorra de Euskal Herria. En 2017 se celebró la XXIIª edición.


Concurso de txistorra en Santo Tomás en Donostia. (Jon URBE / FOKU)

Día de la morcilla en Laudio

En Gasteiz, cada 27 de abril comienzan las fiestas de San Prudentzio, en las cuales, tanto los caracoles como los perretxikos son platos característicos. Las tierras alavesas son propicias para este tipo de gastrópodos y, dada la gran cantidad de estos, los agricultores comenzaron a cocinarlos, pues dañaban las hortalizas. Esta es una de las teorías que explican la cantidad de platos de caracoles en salsa con perretxikos que se consumen en estas fiestas. De hecho, los devotos de los perretxikos encontrarán precios prohibitivos, ya que el kilo oscila entre 72 y 90 euros. Los caracoles, en cambio, suelen estar entre 9 o 20 euros el kilo.

En la misma capital alavesa, también se festejan las fiestas principales de La Blanca, desde el 4 hasta el 9 de agosto. A falta de recetas típicas, Blusas y Neskak organizan, entre otras actividades, un Concurso Gastronómico en el que usan productos de la tierra: alubias, patatas alavesas, vino de Rioja Alavesa y, por supuesto, sal del Valle Salado de Añana.


Comida popular en Hernani. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)

Cada sábado de las fiestas de Laudio, que comienzan el 15 de agosto, la morcilla reina por un día. En el Día de la Morcilla, tanto la cofradía del pueblo como los bares sirven este suculento embutido. Janire Pagazaurtundua, camarera del bar Iluntze, explica que la morcilla se ha hecho un hueco en las fiestas locales y que es tradición degustarla a la hora de cenar. «Tenemos la carta normal donde se ofrece el menú de fiestas, pero el sábado le sumamos el plato de morcilla con pimientos», detalla. Se sirve frita, asada, con cebolla o a la brasa y los carniceros locales precisan que se suelen devorar cerca de los 10.000 kilos de esta mezcla de sangre de cerdo y arroz.

Ajoarriero en Lizarra

Este año se celebró en Lizarra la XLVIIIª edición del Concurso de Ajoarriero en las fiestas patronales, que se celebraron entre el 3 y el 9 de agosto. 34 puestos compitieron por el primer premio en la Plaza de Santiago. La Sociedad Recreativa Benéfica Peñaguda es la encargada de organizar dicho certamen y, junto con el Ayuntamiento, de elegir los miembros del jurado.