«A Josu Urrutia le quiero mucho y la historia le juzgará y dirá lo que ha sido, que creo que es un gran presidente. Eso se verá con el tiempo. Pero yo no soy Josu Urrutia. Somos una Junta que se nos tacha de continuista, pero lo somos solo para los avales, solo para la responsabilidad económica y eso es una gran ventaja», dijo el economista bilbaino en la presentación del local abierto en el centro de Bilbo para recoger apoyos para su plancha.
En ese sentido, adelantó que para él «no hay líneas rojas» de ningún tipo y no ha «descartado nada», ni la posibilidad de entendimiento con el otro candidato, el cocinero Aitor Elizegi, al que mostró su «máximo respeto» por concurrir a las elecciones, ni la de fichar jugadores que hayan estado anteriormente en el club y se marcharon.
«Tenemos la ventana de enero abierta y no descarto nada. No hay líneas rojas. Es un nueve etapa y no hay cosas del pasado que nos puedan condicionar. Tomaremos las decisiones que creamos que son mejores para el Athletic», apuntó en un acto en el que estuvo arropado por el resto de componente de su plancha, los expresidentes José Julián Lertxundi y José María Arrate, el director del Museo de Bellas Artes de Bilbo y exdirector del Museo de El Prado Miguel Zugaza, entre otros.
En lo que reparó especialmente Uribe-Echevarria fue en «la mochila de 300 millones de euros» de su gestión en los dos mandatos de Urrutia que cuentan para beneficio del club vasco.
«Tenemos una mochila de aproximadamente 300 millones de euros y los demás no la tienen. Eso es una ventaja para el Athletic y ha contribuido para dar un paso con responsabilidad», dijo, recordando que es: «la Ley del Deporte, que es de 1990, la que nos da esa ventaja, no es que quiera hacer yo gala de ello.
«Que yo dé el paso en esta junta algo querrá decir de la situación económica del Athletic, que a veces ha sido vilipendiada no sé si por un interés raro o por desconocimiento. Quiero dar tranquilidad en ese sentido. La situación económica del Athletic es muy potente, muy fuerte», añadió.
Uribe-Echevarria admitió encontrarse en un momento de «vorágine», de «dormir poco» y con «la adrenalina a tope» por haber presentado su candidatura. En todo caso, tiene mucha confianza en el «equipo de mucha valía, mucho conocimiento y mucha experiencia» que tiene junto a él, y en el que se encuentran otros nueve directivos de la era Urrutia.
En todo caso, avanzó que quiere «una campaña lo más elegante posible» y sin «división» ni «crispación» entre la masa social rojiblanca.
«Si yo quisiera hacer una campaña dura, tengo toda la información que os podáis imaginar para poner en valor estos años, pero creo que no es bueno para el Athletic. Quiero tener un perfil bajo, hacer las cosas de una manera sencilla y amable», aseguró avanzando novedades en los próximos días a una plancha ahora de 13 miembros y que quiere al final con no menos de 17.
«No me considero continuista de nadie, tengo mi forma de ser y de pensar. He estado durante 35 años liderando equipos de alto rendimiento, sé lo que son los egos, lo que son las expectativas de cada uno, los agravios comparativos y se me da bien liderar personas y grupos. Tengo un talante normal y conciliador, incluso me gustan las críticas y las valoro», resumió al virtudes que entiende le capacitan para ser el nuevo presidente del Athletic.