Errenteria fue la primera localidad en elaborar una memoria compartida del conflicto, le siguieron Lasarte y Elgoibar, y ahora se suma Andoain. Esta tarde se ha presentado un informe lanzado por el Ayuntamiento con apoyo de todos sus grupos y elaborado por Argituz, que en realidad ha remarcado que «este es un trabajo de todos» por la participación alcanzada. El objetivo, ha dicho la alcaldesa Ana Carrere (EH Bildu), «avanzar también compartidamente».
Aunque no se basten para reflejar el dolor producido por las distintas violencias, los números de este informe son muy significativos de cómo el conflicto ha golpeado a una localidad como Andoain, de menos de 15.000 habitantes. Se cuentan once víctimas mortales, cinco de ellas producidas por ETA, tres por el BVE o la Triple A y otros tres con diferentes catalogación o aún por esclarecer del todo. Ha habido 24 personas heridas de consideración, de ellas 18 por fuerzas policiales. También 78 torturadas, 8 secuestradas, 30 con escolta... Y pudo ser bastante más doloroso dado que se añaden los 13 atentados de ETA o los Comandos Autónomos Anticapitalistas sin provocar daños físicos, 21 parapoliciales también sin consecuencias de este tipo, 126 sabotajes o acciones de kale borroka... Todo ello en un periodo acotado desde 1956 a 2018.
Cinco personas referenciales del sufrimiento acumulado en Andoain han puesto cara y voz a esa realidad a través de un vídeo. Sobresale entre ellas la apelación de Mari Paz Artolazabal, viuda de López de Lacalle, a «poner cada uno de nuestro parte», y la paralela de los hermanos de Joxe Ramon Ansa –muerto en atentado de guerra sucia– a «ponernos en la piel del otro». Nerea Amutxastegi, hija del exconcejal del PSOE, ha propuesto que «cada uno lo lea en su casa y haga una pequeña reflexión». Especialmente «los menores de 40 años que apenas saben de esto», sugieren los Ansa (aunque ciertamente entre los cientos de asistentes a esta presentación predominaban vecinos y vecinas que por su edad sí vivieron directamente todas estas décadas de violencia).
El informe es exhaustivo (casi 300 páginas). Incluye no solo casos y cronologías, sino además testimonios que dan fe del sufrimiento y del enfrentamiento, pero también de las ansias de convivencia. Hay un importante impulso participativo detrás, ya que se han llevado a cabo 29 entrevistas y se ha recabado apoyo y contraste de 21 personas más. Como colofón se aportan una serie de sugerencias que abordan en la necesidad de esclarecer los casos pendientes (varias recomendaciones aluden al caso de la Foz de Irunberri), reconocerse mutuamente, buscar consensos o hacer autocrítica. Se plantea a la Mesa de Convivencia del Ayuntamiento que abra «un proceso de escucha con todas las víctimas», que se fomente la empatía y que en los sitios o eventos de memoria se eviten «tanto nuevas fricciones como agravios».También se asume que esta memoria compartida debe seguir completándose.