El Congreso de los Diputados ha pasado su rodillo por encima de la propuesta del PNV de estudiar la tortura. Ninguno de los matices puestos por el diputado Mikel Legarda para facilitarla, como insistir en que no se trata de señalar a los torturadores («una ínfima minoría de funcionarios públicos») sino de reconocer a las víctimas, ha sido atendido.
PP, PSOE y C’s se han escudado en que ya hay tribunales capaces de depurar responsabilidades si las hubiera. Para Mari Carmen Hernández (PP), lo contrario sería «cargarse la presunción de inocencia».
Lo que venía a plantear Legarda remitía obviamente al informe encargado por el Gobierno de Lakua y realizado por el equipo de Paco Etxeberria, aunque el diputado del PNV ni siquiera lo ha citado en su intervención. Sí lo ha hecho desde EH Bildu Marian Beitialarrangoitia para recordar que recogió 4.113 casos, por lo que en ningún caso cabe citar esta práctica como esporádica, que es lo que han hecho los grupos mayoritarios.
Hoy @gabrielrufian narra en el Congreso el testimonio de Unai Romano, víctima de torturas y de la violencia policial, la impunidad de un Estado Torturador ¿cuántos como él hay mientras muchos mirábamos hacia otro lado? pic.twitter.com/ZcSAQvKrg4
— Bernat Castro #AltsasukoakAske (@Bernat_) 2018(e)ko abenduaren 18(a)
Ha destacado la intervención de Gabriel Rufián (ERC), que se ha limitado a leer un testimonio de torturas de 2001 para destapar al final la fotografía de su protagonista: Unai Romano, con el rostro deformado. En la Cámara se ha hecho un silencio incómodo, pero los intervinientes posteriores de C’s y PP le han replicado eludiendo este caso y citando las vulneraciones de derechos realizadas por ETA.
Desde Unidos Podemos, Alicia Ramos ha calificado la tortura de «fallo multiorgánico de la democracia» citando varios casos del Estado, ninguno de ellos vasco. Beitialarrangoitia, por su parte, ha apuntado que hay más de un centenar de torturadores que han sido condecorados.
Y EH Bildu se ha abstenido finalmente (su petición de votar por puntos no ha sido atendida) porque «esta moción puede ofrecer verdad, pero hay una insoportable renuncia a imponer justicia. Se mantiene la categorización entre víctimas: con ella habrá torturados pero no torturadores».
En la votación, la propuesta ha recabado 89 votos a favor, 246 en contra y tres abstenciones.