Mikel ZUBIMENDI

Noam Chomsky: un pensador ilustrado, activista y libertario

Uno de los pensadores del siglo XX más respetados y relevantes, si no el que más, Avram Noam Chomsky, ha cumplido 90 años. Y sigue al pie del cañón, dando conferencias de una punta a otra del planeta, respondiendo a miles de correos electrónicos, escribiendo textos, tan claro y punzante como siempre.

Humilde y poco dado a hablar de su vida privada, su vasta obra resulta casi inabarcable. No obstante, la huella que ha dejado su trabajo es reconocida por todos, en todo el mundo, a todos los niveles. Contrario a los intelectuales pretenciosos, a esos «nuevos mandarines» que sirven a intereses de los poderosos, el objetivo de Chomsky siempre ha sido el de explicar, no el de describir, ir al fondo de las cosas, al corazón de lo complejo. Como filósofo, respeta la tradición de la Ilustración –la razón, el análisis crítico, la libertad de expresión e investigación…–, ampliándola y adaptándola al mundo contemporáneo.

Racionalista, materialista, empapado de la tradición marxista, siempre se ha alejado de cierto posmodernismo masturbador que antepone lo personal a las personas, más preocupado en deconstruir, problematizar y negar que en sintetizar y en crear con confianza.

Revolucionario de la lingüística, con teorías rompedoras que plantean el lenguaje como algo innato a la naturaleza humana, defensor de una estructura universal en todas las lenguas, sus trabajos científicos al respecto abrieron nuevas líneas de investigación de otros ámbitos científicos. Llegó de chiripa a la lingüística, convencido de que una investigación significativa del lenguaje puede dar respuesta y plantear nuevas preguntas sobre la conducta humana.

Disciplinado y devoto de las evidencias, personifica al intelectual comprometido con una función crítica, que busca ampliar el espectro de la razón y busca racionalmente la verdad, quitando las capas que a menudo la esconden, pasando los límites y filtros que la ideología del poder impone a la verdad.

Se define a sí mismo como un «socialista libertario» que respeta las aportaciones más nobles del liberalismo clásico; es decir, la libertad y la dignidad, las oportunidades individuales para sentirse realizado mediante el trabajo. Contrario a que el Estado sea el centro de la sociedad, tanto en el capitalismo como en el socialismo, defensor del ideal cooperativo, puede decirse que su ideario político está empapado del sentido común marxista.

Si en algo ha sido experto Chomsky es en mostrar las verdades del poder y de sus técnicas de dominación. En explicar científicamente cómo se construyen la verdad oficial, los consensos, la interpretación de los intereses particulares de la clase dominante como el interés general. Para él, es algo fabricado a nivel industrial, como cualquier otra mercancía.

Crítico furibundo del imperialismo de EEUU y de su política exterior, es reconocido como el portavoz más grande de los principios de paz y justicia social de su país.

De la lectura de alguna de sus obras puede deducirse claramente que, a los ojos de su visión lógica, la radicalidad de izquierda, ser de izquierdas o incluso de extrema izquierda no es algo ideológico y sectario. Al contrario, es algo racional y científico, si defiendes los valores de la libertad humana, la democracia real y el bienestar.

En ese sentido, Chomsky nos deja su ejemplo personal, su extraordinaria capacidad de trabajo y dedicación al servicio de principios emancipatorios. Un académico poderoso, un libertario ilustrado, siempre comprometido con el mundo real, con las gentes y los pueblos que sufren, dispuesto siempre a tomar partido y a participar, con confianza, desde el activismo y el pensamiento.