De esta manera responde a los comentarios realizados por la presidenta Barkos y varios de sus consejeros en el Legislativo navarro en sus comparecencias en comisión parlamentaria el pasado 18 de diciembre.
En relación a que el proceso de diálogo previo al desalojo del 17 de agosto no había llegado a buen puerto, señala que «no será por todas las propuestas que reiteradamente fuimos haciendo reunión tras reunión, propuestas todas ellas desechadas bajo el único argumento de que solo hablarían si abandonábamos el edificio y pagábamos los desperfectos ocasionados durante los meses de vida que tenía el gaztetxe».
Al respecto niega que acondicionar el edificio «para el uso popular fuera causar desperfectos» y que consensuar un acuerdo «bajo amenaza de represión y violencia por parte del Estado fuera posible. Aun así, lo intentamos hasta que el Gobierno dio carpetazo al diálogo».
En relación a que el desalojo fuera «pacífico, ordenado y tranquilo», recuerda que durante el mismo hubo «una detención irregular» y que se registraron «decenas de heridos en las cargas policiales». Además, «las dos personas hospitalizadas y los momentos de terror y pánico que protagonizaron las fuerzas represivas, dicen todo lo contrario. Y prueba de ello son los centenares de fotos, varios partes médicos, así como numerosos vídeos registrados ese día que atestiguan y desmienten la versión del Gobierno».
Y en relación al proyecto, se queja de que el mismo sea «caricaturizado» y pone el acento en «las más de 500 actividades de toda índole» realizadas en el gaztetxe. Finalmente anuncia que «resistirá»