Iñaki IRIONDO

Amenazar con perder unas elecciones

«Nunca el pinchazo de una movilización había alcanzado mayor éxito, teniendo en cuenta que incluso antes de celebrarse, el viernes, el Gobierno ya había anunciado que rompía las negociaciones con el independentismo catalán».

Los comentaristas más descriptivos que evangelizadores de la derecha estaban todavía reconociendo que el domingo se concentraron en Colón menos manifestantes de lo esperado, cuando desde la Moncloa filtraron que Pedro Sánchez estaba pensándose lo de regalarles la aceptación de su reivindicación de «elecciones ya». Nunca el pinchazo de una movilización había alcanzado mayor éxito, teniendo en cuenta que incluso antes de celebrarse, el viernes, el Gobierno ya había anunciado que rompía las negociaciones con el independentismo catalán.

El aviso de que podría haber elecciones el 14 de abril ha sido comúnmente entendido como una forma de presión a los grupos catalanes para que apoyen los PGE y permitan así seguir a este Ejecutivo. La premisa de esta maniobra es la amenaza latente de acelerar la vuelta de la derecha al gobierno. Sánchez vendría a decir: «o me apoyáis las cuentas o convoco elecciones y las pierdo». Pretende que su continuidad en la Moncloa les importe más a los catalanes que a él mismo. Raro.

Por lo que anuncia la media de las encuestas, no es el independentismo catalán ni el soberanismo vasco quien puede ver mermada su representación en las Cortes si se adelantan las elecciones. Así que si se vota y después Pedro Sánchez no puede volver a la Moncloa, será por culpa de los resultados del propio PSOE y de sus actuales socios presupuestarios de Podemos. El peligro no es lo que haga el soberanismo catalán, sino lo que no hace la llamada izquierda española.