El nombre de Rozalén nos llega estos días unido a la convocatoria de la huelga feminista. Esta semana conocíamos ‘La calle es nuestra otra vez’ canción y videoclip con el que el movimiento feminista llama a la huelga el próximo 8 de marzo. Las protagonistas de este trabajo son las mujeres del colectivo Arte Muhé, colectivo al que pertenece la cantautora Rozalén.
María de los Ángeles Rozalén Ortuño, nacida en 1986 en un pueblecito de Albacete, y conocida artísticamente como Rozalén estuvo el pasado año nominada a los Latin Grammy en dos de las categorías principales, ‘Álbum del año’ y ’Canción del año’.
Esta cantautora de Albacete y activista social, que defiende con su música y sus letras los derechos de las minorías y comunidades más desfavorecidas, tiene un fuerte vínculo con Euskal Herria; «casi como si tuviéramos familia», destaca en más de una entrevista.
La canción ‘El hijo de la abuela’ es muestra de este parentesco. Esta melodía, recogida en el tercer álbum de estudio ‘Cuando el río suena…’, cuenta la peripecia de Miguel Elola, un deportado vasco que acabó en Letur, concretamente en casa de la abuela de Rozalén. «Lo presentaron como un etarra, yo ni sabía lo que era la ETA, pero no era así. Le vi la cara y no lo pude decir que no», detalla la propia abuela en este vídeo en el que relatan la historia que esconde la canción.
Elola, vecino de Alegia, fue confinado en Letur, Albacete, cuando tan sólo contaba con 20 años. Corría agosto de 1968 cuando Melitón Manzanas, jefe de la Brigada Político-Social de Gipuzkoa, moría en atentado de ETA. Tras su muerte, tal y como canta la misma Rozalén, «decidieron que todo aquel fichado sería detenido, encarcelado, torturado deportado lejos, a pueblecitos perdidos». Ese fue el caso de Miguel que fue a parar a casa de la abuela de Rozalén.
«No sé de dónde vienes ni lo que hiciste ayer.
Aquí tienes un techo, un plato en la mesa
Esta será tu casa, Miguel.
No sé de dónde vienes ni lo que hiciste ayer.
Aquí tienes tu cama, una madre, una hermana
Esta será tu casa, Miguel»
Así reza la canción, y así fue como lo acogió esta familia de Albacete: con los brazos abiertos. La abuela guarda un bonito recuerdo de la estancia de Miguel; «hizo amistades muy buenas, fue a las fiestas de los pueblos...», asegura en el vídeo que graba junto a su nieta.
«Al fin todo el pueblo se encariña de Miguel,
Poco le preguntan o quieren saber.
Hasta el médico le deja un traje
Para acompañar a la dama de fiestas en el baile.
Él era un hombre bueno; sus armas, no violentas.
El único crimen: pensamiento libre.
Del árbol del dolor nació un amor invencible »
El exilio de Miguel duró tres meses, la relación entre ambas familias algunos meses más, pero con el paso del tiempo el lazo se fue rompiendo, hasta desaparecer.
Décadas después de aquel exilio, gracias a la canción de Rozalén las dos familias han retomado el contacto y han vuelto a encontrarse.