Arantxa MANTEROLA
BAIONA

Critican el carácter «economicista y elitista» del nuevo modelo de liceo

Todo cambio genera habitualmente controversia y, más si cabe, los que se dan en el ámbito de la enseñanza. La reforma del liceo en el Estado francés que inicia su andadura ahora es reflejo de ello. El Gobierno ensalza la «personalización» de la trayectoria hacia los estudios superiores. Los críticos la ven como una reforma economicista.

La reforma del segundo ciclo de la enseñanza secundaria conocida más allá de la denominación del establecimiento escolar como «liceo» y que fue una de las promesas del programa electoral del presidente Macron empieza a dar sus primeros pasos en un clima no exento de críticas. Por el momento, estas se centran principalmente en la comunidad docente y en los sindicatos del sector de la enseñanza. Sin embargo, a medida que su aplicación práctica para el nuevo curso 2019-2020 se va acercando, la preocupación sobre lo que deparará el nuevo modelo está extendiéndose también entre los padres de alumnos y, cómo no, entre los propios alumnos afectados.

Y es que los cambios previstos por la reforma en los tres cursos del liceo que desembocan en el denominado Bac (Selectividad) son de calado ya que supondrán una transformación profunda en los programas y asignaturas impartidas, en los modos de evaluación de los alumnos y en la organización de la oferta de los liceos. De hecho, es la reforma más importante desde la realizada en los años 80 que conllevó un incremento notable (+40%) en el número de alumnos que se adentraron en la vía que da acceso a los Estudios superiores, en especial, por la puesta en marcha del Bac profesional.

En la actualidad existen tres vías (General, Tecnológica y Profesional) que, a su vez, se subdividen en diferentes disciplinas o series. La reforma aprobada en julio pasado, afectará, sobre todo, al liceo General y en menor medida al Profesional. El Tecnológico no sufrirá grandes cambios.

Los argumentos esgrimidos por el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer encargado de preparar la reforma se centran en la necesidad de agilizar el actual sistema, de orientar más tempranamente que ahora al alumno, y de poner a su disposición diferentes asignaturas que le permitan personalizar su itinerario hacia los estudios superiores que desee realizar.

Desaparecen las series

Para ello, desaparecerán las tres series principales –Literaria, Económica y Social y Científica– del liceo General (la rama más elegida para llegar al Bac general. En adelante, los alumnos tendrán un tronco de asignaturas obligatorias comunes –«un amplio cimiento de cultura común, humanista y científica» según el Ministerio de Educación– en el que destaca la pérdida de peso progresiva de las dos asignaturas estrella de la enseñanza francesa, a saber, las matemáticas y el francés.

Estas asignaturas troncales variarán según los cursos del ciclo (Segundo, Primero y Terminal, por ese orden ya que en el Estado francés los cursos se designan de forma descendente en secundaria) y se complementarán a partir del Primero con tres asignaturas de especialidades elegidas por el alumno (dos en Terminal) de entre doce posibles y algunas opcionales.

Obviamente, la transformación será progresiva. Así, en el curso escolar en marcha los alumnos de Segundo (15 años) tendrán que decidir antes de junio las asignaturas especiales y opcionales que deseen estudiar el próximo curso 2019-2020 en Primero (16 años), curso en el que empezará a aplicarse en la práctica la reforma que seguirá su implantación gradual con el Terminal (17 años) en el curso siguiente y culminará con la prueba del Bac en junio de 2021.

Otro cambio significativo será la manera de evaluar a los alumnos. En lugar de concentrar la nota en los cuatro días de exámenes finales del Bac, con el nuevo sistema, una parte de la nota (40%) se conseguirá a través de un control continuado en Primero y Terminal. El resto mediante exámenes finales que tendrán lugar durante el curso Terminal y en junio.

La mutación al nuevo sistema está generando no pocas críticas. En primer lugar por la escasa concertación con la comunidad docente, sobre todo en lo referente al liceo profesional, pero también por la escasa información ofrecida. De hecho, el mapa de las especialidades que ofrecerán los diferentes liceos acaba de darse a conocer con lo que los establecimientos escolares están apresurándose para organizar y encajar su oferta e informar a los alumnos y a sus familias.

Doce opciones especiales

Una de las críticas más presentes es la de la dificultad para ofertar las especialidades, doce en total, a las que pueden optar los alumnos. Según el ministro, «la mayoría de los liceos podrán ofrecer mínimamente siete y para el resto podrán organizarse con otros liceos del entorno». Algo que resulta muy teórico y «poco realista» para los principales sindicatos de directores de los establecimientos. «Decir a un alumno que tiene que trasladarse a otro liceo para seguir las 6 horas semanales de una especialidad que no existe en el suyo lo va a desanimar para optar por esa asignatura» subraya Frédérique Rolet, secretaria general de SNES-FSU, principal sindicato en la enseñanza secundaria.

Además, esos «arreglos» entre diferentes liceos quizás tengan posibilidades de materializarse en núcleos urbanos pero serán casi inviables en las zonas rurales donde existen menos centros y más distantes entre ellos, sin hablar de aquellas especialidades menos demandadas que supondrían un desplazamiento no ya a otro establecimiento sino, incluso, a otro territorio o región con todo lo que ello implica como gasto y tiempo. Por ello, el argumento de personalizar el itinerario pierde consistencia para Rodrigo Arenas, copresidente de la FCPE, principal federación de padres de alumnos: «La libertad de elección tan cacareada por el ministro no es más que una engañifa».

Los críticos con la reforma aducen que con esa nueva organización del programa, las desigualdades van a aumentar y se va a reproducir el esquema de jerarquías entre buenos y malos liceos y, por ende, la tendencia elitista no desaparecerá.

Calidad a la baja

Otro de los aspectos en el que inciden los opositores al nuevo modelo es que el objetivo que persigue no es una mejora pedagógica como pretende el Gobierno sino «ahorrar medios» con clases de 35 alumnos, con la obligación para los profesores de aceptar más horas extras (el doble que en la actualidad) aunque estén exentas de impuestos, y a concentrar la docencia de varias temáticas especiales en menos tiempo y con el mismo profesor para «optimizar» los recursos. «Eso conlleva, inevitablemente, una pérdida de la calidad de la enseñanza y es el preludio de pérdidas de puestos docentes» manifiesta Pettan Aizager, profesor de Ciencias Naturales en el liceo zuberotarra de Sohüta y miembro de LAB.

«Además, se establecen pautas sin los consiguientes medios como el de las 54 horas de orientación para el Segundo. ¿Quién va a encargarse de ello si acaban de cerrar los centros de orientación que existían? «¿También los profesores?» prosigue Aizager que no esconde su desacuerdo con la forma y el fondo de esta reforma. «En realidad no se trata para nada de una reforma pedagógica sino de una reforma economicista preparada por tecnócratas y cuyo objetivo es preparar a los jóvenes únicamente con una visión neoliberal de inserción en el mercado laboral».

En la misma línea de contestación se alzan voces en el campo de la formación profesional, una vía elegida por casi un tercio de los alumnos de liceo y que en la última década ha conocido un éxito notable duplicando casi el número de alumnos que han optado al Bac por dicha vía para acceder a estudios superiores, lo que es considerado como una democratización del bachillerato y un impulso para muchos jóvenes provenientes de las clases más populares.

Reprochan que se eliminen horas de asignaturas generales para acceder al Bac profesional, que se impulse tanto el aprendizaje en centros de trabajo «porque la escolarización no puede estar condicionada a un contrato con un patrón» o que se haga la distinción entre los denominados campus de excelencia y los liceos profesionales. «La educación no puede ser una prioridad justo para una élite y el Bac profesional tampoco puede ser un bac de segunda» afirman.

El propio Consejo Superior de la Educación rechazaba el pasado octubre la reforma entre otras razones porque la transformación del Segundo curso en una enseñanza agrupada por «familias de oficios» reduce la preparación del Bac profesional a dos años en lugar de tres.

Puntos positivos

A pesar del aluvión de críticas y reproches también se le reconocen algunas bondades a la polémica reforma. Una de las más mencionadas es la de la forma de evaluar los años de este ciclo que ya no se limitarán a superar los sucesivos cursos y conseguir el preciado título del Bac en unos maratonianos días de exámenes a final de ciclo.

El control continuado y la toma en consideración de las notas del boletín escolar pesarán mucho en la nota final para lograr el pasaporte indispensable hacia los estudios superiores y el reparto de exámenes y pruebas a superar a lo largo de los cursos aligerarán los temidos días de exámenes de junio.

 

Euskararentzat hobekuntza batzuk baina, oro har, okerrera

Lizeoetan egingo den erreformak hizkuntza gutxituei ere eragingo die. Orokorrean, murgiltze sisteman dauden ikasleentzat (Seaskako Etxepare lizeoa da bakarra Euskal Herrian) onerako izan daiteke. Batetik, kontrol jarraitua ikastetxean bertan egiteak bukaerako notan eragin positiboa izango du, orain arte baxoaren probetan ikasgai askotan etsaminak frantsesez soilik egitera behartuak baitziren.

Bestetik, ikasgai berezien artean lekuko hizkuntzak ere bigarren hizkuntza bizi bezala hautatzeko aukerak zabaltzen dira; hau da, euskara bigarren hizkuntza bezala hauta daiteke. Baina aukera hori ez da apenas egikaritu ahalko hezkuntza elebidunean ari ez diren lizeotan, eta ari direnen artean ere, ikasleek egingo duten hautuaren menpeko izango diren heinean, oso litekeena da azkenean eskaintza murriztea.

Hautazko ikasgai bezala (eta ez nahitaez aukeratu behar dituzten hiru ikasgai berezien artean bezala) hartzea ere ez da erakargarria izango. Izan ere, Euskara Geroan kolektiboak salatu duenez, erreformarekin orain arte zuena baino balio eskasagoa emango diote lekuko hizkuntzari, zehazki 0,6 puntuko koefizientea. «Latinak edo grekoak, hizkuntza hilak izan arren, 2 edo 3 puntuko koefizientea izanen dute. Nork aukeratuko du notan balio kaskarragoa izanen duen euskara?», galdetu du kolektiboko kide Aintzina Mazustak.

Euskarak gutxienez hizkuntza hilen estatus bera izatea exijitzen dute, baita bitarteko gehigarriak ere, eredu honek euskarari eraginen dion ahultasuna konpentsatzeko. Ildo beretik, Flarep-ek desadostasuna azaldu zien Ministerioko ordezkariei otsailaren 7ko bilkuran. Eskola publikoan hizkuntza gutxituen irakaskuntzaren alde ari den federazioaren ustez, koefizienteak ez badira antzinako hizkuntzen mailara igotzen ikasleek ez dituzte hizkuntza gutxituak hautatuko. Halaber, kezka agertu zien ikastetxeetan ikasgaien eskaintza finkatzeko lehia sortzen delako eta «errentagarri» ez direnak beti galtzaile izaten direlako.A.M.

 

Cambia el programa de los cursos pero no la titulación obtenida

La culminación de los tres cursos del segundo ciclo de la enseñanza secundaria permite obtener el Baccalauréat (Bac), equivalente a la evaluación del acceso a la universidad en Hego Euskal Herria, tanto en el bac general como en el tecnológico o el profesional.

En esta última vía, se pueden obtener otros diplomas intermedios, como el CAP (certificado de aptitud profesional) que demuestra el nivel de obrero o empleado cualificado en las 200 especialidades que existen en los sectores industriales, comerciales o de servicios.

También se puede obtener el BEP (título de estudios profesionales) aunque optar al mismo no es obligatorio para pasar al curso Terminal.A.M.